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El blog de Angel Arias

Al socaire: Lecciones de repaso (1)

Al socaire: Lecciones de repaso (1)

Mi hijo Miguel me dice que escribo demasiado en este Cuaderno, y que, por tanto, los temas de actualidad quedan inmediatamente sepultados por las nuevas noticias y comentarios que incorporo. Así que me animo a subrayar con lápiz rojo algunas de las cuestiones que me parece merece la pena resaltar.

Pero, ante todo, que me permitan los lectores de este blog una referencia rápida a la vida animal que salvé esta mañana. Fue la de un abejorro, cuyas patas y alas se habían quedado prácticamente congeladas en la nieve helada. Remontaba apenas el vuelo en un par de aleteos dubitabundos (tampoco quiero con esto significar que los abejorros en perfectas condiciones sean maestros en el manejo de apéndices alares) y se volvía a caer, a veces patas arriba, sobre el hielo. Le hice un par de fotos, y ayudándole con un palo, lo alejé del peligroso elemento. Prueba superada. No ganaré el Pulitzer, pero esa vida no caerá sobre mis espaldas.

Esta semana se ha inaugurado la segunda Feria virtual de Universia, para Formación y Empleo Universitario, que va acumulando visitas a ritmo de las diez mil diarias, y que es una fórmula novedosa de conocer el mundo empresarial y postularse para conseguir empleo.

Como a final de esta semana estuve en Asturias, además de encontrarme con algunos amigos -gracias, Mari Luz Naredo- , pude comprobar otra virtualidad: la del Centro Niemeyer, una alternativa avilesina y con aspecto de ser el alter socialista al ovetense y gabinoso Palacio Calatrava, proyecto aquél que, con encomiable brillantez, presentó en Madrid, su director, Natalio Grueso.

Allí siguen en Avilés, a la espera de la pasta para organizar el nuevo Belén niemeyero, las vías férreas por soterrar, las viejas, ferruginosas, estridentes y humeantes, instalaciones de la Ensidesa. No quiero parecer melindroso, pero hasta la presumible impoluta ría me pareció aún bastante contaminada por restos de mineral, actividad siderúrgica anterior y el crecimiento desmesurado de los sargazos.

Pero Avilés tiene un encanto peculiar, y entiendo que el precio medio de los inmuebles haya crecido un 40% en los últimos años. Atesora uno de los centros históricos mejor conservados de Asturias. Me gustó pasear por el Parque Ferrera, que le da un par de vueltas al Campo San Francisco de Oviedo, y es un verdadero pulmón para la vílla del Adelantado. Y luego está ese ambiente vital, juvenil y reposado a un tiempo, que impregna ese pueblo que fue de pescadores, y que, según sople el viento, aún huele a mar algunas tardes.

El camino hacia Gijón, sin embargo, por la carretera vieja, sigue pareciéndome un escenario de los horrores ambientales provocados por la industrialización a machamartillo, con sus naves industriales añejas y mal mantenidas, sus chimeneas que no ahorran humos pestilentes y la chatarra de los desgüaces amontonada en cualquier sitio, llámese Fertiberia, Central de Aboño, Mittal y tantos otros talleres más pequeños...

Volviendo a Madrid, como ya escribí, no hay que perderse la exposición de ese gran poeta multifacético que fue el mexicano Alfonso Reyes, y que mi amigo Héctor Perea nos ha organizado para acercar más a estos mundos tan lejanos de la política y la poesía. Tampoco sería perdonable no acudir a echar un garbeo por la Exposición de Arte Naïf en la Galería Eboli, en donde incluso hay un cuadro de Amalia Fernández de Córdoba, la propietaria. Las obras son muy variadas, y tienen buenos precios.

Finalmente, si Vd.  está interesado por la política municipal, y tiene mano en ella, y, si no teniéndola, le parece que la capital de España necesita más ideas que agujeros, le aconsejo que apoye la recuperación del centro de Madrid. Se están recogiendo firmas. Hay muchos modelos que se podrían imitar, pero lo último que se puede hacer es abandonar a su suerte el centro urbano. Que es como está ahora. Leo que los vecinos de Lavapiés también están organizando sus protestas. No serán los únicos.

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