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El blog de Angel Arias

Articulos de actualidad

A barlovento: Obama somos todos

He vuelto a leer el discurso de Barak Obama, cuando comunicaba en Chicago que había ganado las elecciones para Presidente de los Estados Unidos. Me gustó, me gusta mucho. No se si había una gran pantalla oculta desde la que leía lo que estaba diciendo, pero,aunque fuera así, revela muchas cosas. La primera, que es un gran comunicador, capaz de despertar emoción con lo que dice.

Como no hablaba para un círculo de amigos, ni siquiera para todos los norteamericanos, sino que era plenamente consciente de la importancia de sus palabras para todos los demás ciudadanos de este mundo convulso, hay que agradecer su espíritu, su talante, y lo que indica.

Indica, línea a línea, la transmisión de un sentimiento y una voluntad con la que es prácticamente imposible estar en desacuerdo. Refleja la historia, aún muy reciente, de una marginación y una opresión injustas que, de pronto, y por mayoría abrumadora, han quedado superadas, arrumbadas, vencidas. Es muy difícil no sustraerse a la emoción que provoca esa victoria que es -lo reconoció también el presidente Bush, atinadamente en este caso- la victoria de los afroamericanos, de los que se vieron desplazados por ser negros, esclavizados y vejados, incluso hasta hace muy poco y, porqué ocultarlo, lo son todavía hoy, por el color de su piel.

Ningún pueblo está libre para pretender tirar su primera piedra o poner su pica en Flandes alardeando de que la marginación del semejante no le afecta.Nuestra sociedad está llena de marginados que aún esperan su redención, que aguardan el triunfo de uno de los suyos, para demostrarse y demostrar que están ahí, que tienen el mismo derecho a su sitio que los otros. Se pueden llamar gitanos, sudamericanos, musulmanes, judíos, tusis, armenios, palestinos, agnósticos, pobres de solemnidad, inmigrantes, minusválidos, mujeres con o sin burka (mucho más si se les obliga a llevarla, desde luego), prostitutas, oprimidos, perseguidos por sus ideas, color de la piel, creencias, inteligencia, ... Cada pueblo tiene sus marginados, espera a su Obama.

No sé cómo va a conseguirlo, cómo logrará mover tantas resistencias, vencer todas las inercias. Puede que ni siquiera pretenda, porque la labor es de Hércules, cambiar más que unas pocas cosas. Pero lo que trasluce con ese discurso es el talante de un visionario, un héroe, un convencido.

Me ha gustado incluso que apelara a Dios al final de su discurso. Suena a arcaico, aunque también resulta valiente y tranquilizador, porque refleja una ética, una postura moral.

Hay que felicitar al pueblo norteamericano, y felicitarnos porque al país más rico y más influyente de la Tierra haya llegado a su cumbre un hombre con esa determinación. No me puedo olvidar, sin embargo, de que Obama es negro, no rojo, como muy atinadamente se ha recordado. Pertenece a la élite norteamericana, sus apoyos en la economía real han de ser financieros para que el sistema al que defiende no se desplome, y tanta ilusión incontralada implica un gravísimo riesgo.

Sigamos atentos cómo evoluciona para aproximarse a la realidad. Son tantos los peligros de que toda esa ilusión se desbarate, que no basta protegerlo con admiración, devoción y cariño.

Mas, pero, empero, sino, sin embargo, Gracias, Norteamérica. No esperábamos que se nos pudiera hacer un regalo de esta magnitud, en este momento en que nos estaba invadiendo la tristeza. Bonjour, la joie de vivre.

 Por cierto, en España, en unas elecciones presidenciales, no creo que Obama hubiera sacado muchos votos con su Programa: lo que preconiza y propone, ya lo tenemos aquí desde hace décadas. Su ideología está incluso a la derecha del Partido Popular, lo cual demuestra que el liderazgo sociológico no está precisamente por aquel lado del Atlántico, aunque por estos sitios hayamos aplaudido a rabiar el aire fresco de su talante y el atisbo de apertura para su estrategia internacional.

A sotavento: Un regalo de cumpleaños envenenado

La periodista Pilar Urbano, personaje de la farándula mediática, con la capacidad de convicción que se atribuye a las serpientes y otras formas del maligno, ha hecho un regalo de cumpleaños a SM La Reina Sofía que no será tan fácil de olvidar.

No cabe atribuir inocencia a ninguna de las partes. Ni una avezada profesional, especialista en intentar desentrañar misterios, para dejarlos aún más ocultos -Con la venia de Garzón y el amanecer del 23-F-, puede ser calificada de ingenua, ni la Reina, modelo de prudencia hasta este momento -y para seguir-, puede entenderse que haya caído en una trampa teñida de artificios, haciendo unas declaraciones cuyo propósito fuera generar polémica, con el pretexto de acercar su figura al pueblo llano.

Me inclino, pues, a afirmar, que la Reina ha dicho lo que piensa que se puede y debe decir -o lo ha mandado transmitir por intermediarios de confianza cualificada- y que la periodista ha seleccionado de lo que le han traslucido como pensamiento de la Reina, aquello que le pareció con más enjundia periodística, para perfilar aquellas características del personaje que le interesaba resaltar.

Es decir, se trataba de presentar a Doña Sofía como alguien sensible a los problemas actuales, inteligente y serena.

Las opiniones particulares de un personaje que representa al Estado, y de una forma tan firmemente tasada por la Constitución que, prácticamente, la convierten en un elemento de ficción, tienen el atractivo de desvelar que, por debajo de los oropeles y ropajes, se mueve un ser humano.

El retrato conseguido por Pilar Urbano cumple, pues, el objetivo de dejar entrever un poco de piel bajo la coraza del protocolo. Aparece o se adivina un ser humano culto, un tanto antañón, obviamente clasista pero preocupado por los temas sociales, el ambiente, la familia (en especial, las cosas que atañen a la propia)...

No se ha pretendido ser original, pero tampoco simple. La diferencia de la Reina con los demás humanos no está en su forma de sentir dolor, placer, sangrar o hacer sonrisas, sino en la repercusión que sus actos tienen para la inmensa mayoría, que los tomará como referencia.

Nada de lo que dice o se le hace decir en el libro causa sorpresa en relación con el perfil que se debe atribuir a un personaje de tal alcurnia´y tradición. Es lógico que no le guste el matrimonio gay, aunque tenga tolerancia hacia las posiciones homosexuales, que no esté a favor del aborto, y que la muerte asistida -aunque la llamen eutanasia, dice- le parezca una justificación para el homicidio.

No es sorpresa que tenga en algunas cuestiones discrepancias con su esposo el Rey y que le dé náuseas ver a un tipo -democráticamente elegido, sí, matiza- sentado en un despacho del palacio del país que fue de su padre.

Son tamañas las obviedades, que solo habrán de sorprender y generar polémica a los que quieran sacarle punta en provecho propio a una situación constitucional: tenemos Reyes como Jefes de Estado, y no los elegimos por votación, sino porque hemos decidido creer que nos va mejor tener una abeja reina para las monedas de euro que andar cambiando cada cuatro o seis años en ellas la efigie de un tipo del bigote.

A mí -y a muchos- la Reina me cae bien. Si no fuera por la diferencia de escalones, me gustaría poder contarla entre mis amigos. Soy de ligera tendencia republicana, pero me atrae polemizar con monárquicos convencidos y quién podrá ser más monárquico que un Rey o una Reina.

Pero, si tuviera oportunidad de hacerle un regalo, no le haría el presente de un libro con sus opiniones y una edición de varios miles de ejemplares, con la seguridad de que la voy a meter en una polémica tribal.

Le regalaría algo que le hiciera ilusión. Un rosario de plata, la reproducción facsímil de un libro griego antiguo, una copia autenticada de una diadema de un antepasado, un reclinatorio con los signos reales, o, mejor, una novela de aventuras que le permitiera un par de días de libertad. Nunca el regalo envenenado de una manzana-libro para fastidiarle su cumpleaños.

Feliz cumpleaños, Majestad. Ya se habrá dado cuenta de que en España somos así, Señora.

Jugando en corto: Manual para despistados

Tiempos de mudanza, luego gran templanza. Gentes que no se ponen al teléfono, ergo desconfianza. Rostros preocupados, por consiguiente, fiesta al canto. Donde otros lágrimas, apreciemos las sonrisas. Si corren muchos, mejor estarse quietos. Son horas de vender, pues vale más comprar. Bendita situación llevar el paso cambiado, haber sabido esperar, tener liquidez, no haber hecho caso arriesgando cuando todos lo veían tan claro.

Si cogemos un periódico al azar, ¿qué vemos?. La economía en las primeras páginas, la palabra crisis repetida en casi todos los titulares y comentarios de fondo. Las emisiones de radio, los espacio televisivos, todos los debates tertulianos se concentran en torno a las preocupaciones por el poderoso caballero: el dinero como gran protagonista.

Vientos de cambio, que soplan desde diestra y siniestra y animan decisiones y actuaciones insólitas. Valga de sorpresas: el Canal de Isabel II, la inajenable (rectius: inalienable) joya de la corona de la Comunidad de Madrid, tras de la cual anduvieron babeando todos los que en algún momento llevaron/llevamos la gestión de las actividades del agua de las grandes constructoras o empresas de servicios privadas, se va a privatizar. Objetivo: insuflar dinero a las arcas caudinas.  Resultado seguro: más presión sobre los precios del agua en Madrid.

(No me equivoco, no: "Horcas caudinas": desfiladero cercano a Caudio por donde las tropas romanas, allá en el siglo III a.d.C., hostigados por los samnitas, fueron obligados a pasar; "Arcas caudinas": término inventado por mí para expresar aquello a lo que un político -en este caso, Esperanza Aguirre- se siente obligado para conseguir más recursos/más madera, a falta de otras opciones, vendiendo los mejores enseres, para alimentar la singladura de su gestión, a pesar de haber defendido hasta entonces que esa opción era absolutamente impensable)

Es el momento adecuado para tomarse unas vacaciones. O, al menos, ya que las tenemos disfrutadas, para apagar las luces por solo diez minutos. Me lo sugiere, transmitiéndome un mensaje que llega de otros, una buena amiga; lo hace en inglés y en otros idiomas, incluso el chino-coreano-japonés-

The idea is to SWITCH OFF ALL ELECTRICITY - FOR ONLY 10 MINUTES - TODAY, from 21:50 - 22:00 local time (let’s face it, whoever cannot
live without their favourite TV programme for 10 minutes has got problems anyway).

黑暗的世界:對2008年9月17日從21時50分至22:00 。
這是建議關掉所有電燈及可能的話,所有電器,使我們的星球可以’呼吸’ 。
如果答案是大規模,節能,可殘酷的。
只有10分鐘,並看看會發生什麼情況。
如果我們10分鐘,在黑暗中,成衣蠟燭和簡單的外觀和我們將呼吸和我們的星球。
記得當時的聯盟是實力和在互聯網上可以有很大的權力和,甚至可以更大一些。
通過新聞.

El complemento de la propuesta es dedicarse a no pensar en nada en todo ese tiempo. Es decir, tratar de encontrar lo que haya dentro de nosotros mismos. ¿No merece la pena de vez en cuando?. Es tan barato... y puede ser tan útil...

A sotavento: El accidente del JK-5022. Un minuto de alboroto

El accidente de un avión de la compañía Spanair, -perteneciente al grupo escandinavo SAS, que es socio de Lufthansa, y que había presentado en julio de 2008 un expediente de regulación de empleo, con la extinción de más de 1.000 puestos de trabajo, -ha reabierto la cuestión de la seguridad aérea de las compañías que ofrecen vuelos de bajo coste.

En este momento, en prácticamente todos los escenarios, se trabaja desde la consternación y la presión del tiempo. También se están produciendo los gestos, las manifestaciones y la presentación de los rostros y actitudes estudiadas de quienes quieren aparecer al margen de toda crítica y responsabilidad. En sucesos dramáticos como éste preferiríamos que fuera la mala suerte, el azar, el único culpable.

Acabo de ver a los políticos de este país guardando un minuto de silencio en las calles -cada uno, con su grupo de adeptos, en general-. Muchos han interrumpido sus vacaciones y todos han hecho declaraciones -ya se puede comprender que triviales, cuidadas, neutras- sobre las razones del accidente expresando su solidaridad con el dolor con las víctimas. "Se aclarará todo hasta sus últimas consecuencias", es la frase más oída, mientras desde los centros de información, especialmente los privados, se van añadiendo preguntas, dudas, leñas al fuego de la incertidumbre.

Siguiendo ya la tónica que se va convirtiendo en costumbre -no del todo comprensible-, como en otras ocasiones en que se ha producido un accidente o una muerte que ha causado alguna conmoción pública, se han decretado varios días de luto oficial en diferentes lugares: Comunidades de Madrid y Canarias, ciudad de Zamora -en donde vivían algunos viajeros- ...

Otros lugares han suspendido fiestas. Los atletas españoles en China han sido entrevistados para conocer su impresión -ellos, que estaban de moda por otras causas-, y se ha solicitado del Comité de los Juegos que nuestros representantes lleven un brazalete negro en sus comparecencias deportivas, y que la bandera española ondee a media asta -peticiones que fueron denegada, con un argumento contundente: en otros casos, a otros países, en circunstancias incluso más graves, ya les fueron rechazadas-.

153 muertos de golpe -hasta hoy-, personas sanas que se empezaban sus vacaciones o volvían de ellas, son un estímulo dramático para mover a muchas reflexiones. Se especula en unos sectores, fundamentalmente periodísticos, alimentando la necesidad de saber más, forzando el morbo, sobre las causas del siniestro. ¿Fallo humano? ¿Negligencia de la compañía? ¿Riesgo innecesario?

Con más intención que oportunidad, el sindicato de pilotos, -el Sepla-, en su sección de Spanair (segunda compañía española)  emitió una nota contra los planes viabilidad de Spanair, que en su opinión, no garantizan el futuro de la compañía, sino que prolongan su agonía.

Permítaseme, pues, desde este Comentario, aportar mi minuto de alboroto. La mejor solidaridad con las familias de las víctimas consiste en aclarar, con todo detalle, qué sucede, si es que está sucediendo algo, con las compañías de bajo coste, y, desde luego, con Spanair. Necesitamos saber si están reduciendo la seguridad del pasaje para ajustar a la baja, en la dura competencia, los precios de los billetes. Queremos viajar barato, pero seguro. Por supuesto.

No tiene sentido que los viajeros soportemos largas colas ante los puestos de control, seamos identificados varias veces, tengamos prácticamente que desnudarnos para garantizar que no llevamos objetos metálicos, líquidos sospechosos, si los aviones que han de transportarnos no están sometidos a estrictas condiciones de seguridad. Se estaría haciendo una farsa a costa de nuestra buena voluntad y credulidad.

Particularmente, yo creo que la declaración de la compañía Spanair, y la posterior nota oficial respecto a las inspecciones que se están haciendo regularmente en los aviones, expresando el cumplimiento de los estándares y la seriedad de las inspecciones, forman un contexto oportuno, de apariencia seria y contundente, y que no admite alimentar especulaciones infundadas.

Quien tenga alguna información en contrario, debería aportarla, en lugar de criticar a ciegas, a tontas y a locas. Los que teorizan desde el desconocimiento, la falsa profesionalidad o la búsqueda del desconcierto, deberían abstenerse de jugar con el dolor de los afectados, su comprensible rabia, desazón, desconcierto..

Pero, desde la calma, sí expresamos un deseo firme. Queremos saber con absoluta contundencia si hay compañías de primera o de segunda en materia de seguridad, porque eso equivaldría a distinguir también entre categorías de viajeros, y no ya en cuestión de su poder adquisitivo.

Quizá hemos asistido con sentimiento de lejanía a esas noticias que, de vez en cuando, en un lugar perdido de Asia o Africa, hablan de graves accidentes de transporte, porque admitimos, en nuestro interior, que sus medidas de seguridad no están a la altura de nuestra tecnología occidental. La investigación de lo ocurrido debe ser libre, seria, técnica, transparente y contundente en sus resultados.

Bien está que guardemos minutos de silencio, cuando no tenemos otra cosa que aclarar o decir, porque, desde el afecto y la cautela, es, por supuesto, una forma óptima de manifestar nuestra sintonía con los que sufren.

Pero son muchos más los minutos, las horas, que llevamos de alboroto y que debemos dedicar al alboroto. Y yo, que he guardado en silencio varios minutos en la soledad de mi casa por los fallecidos, los heridos y sus familiares, contribuyo ahora con mi minuto de alboroto.  

 

A sotavento: ¿Miseria heterosexual?

Hace un año escribí en este Cuaderno algo que, supongo, sigue siendo válido. Este fin de semana, una vez más, miles de orgullosos homosexuales saldrán a las calles, disfrazados de sus peculiares maneras, como demostración exultante -al parecer- de su determinado comportamiento sexual, elevado a categoría definitoria de la persona en esta época en la que, en efecto, o te distingues por pertenecer a un grupo, o no existes.

Me sigue trayendo al pairo la orientación sexual de cada quisque: me da lo mismo que se dirija al sol que más calienta o al frío de la soledad más gélida. Pero no me da lo mismo que, ante mis narices, se haga ostentación o se alardee de lo que uno hace con su cuerpo entre las sábanas.

Será cosa de la educación o del pudor. Igual me pasa con esos tipos graciosetes que, a poco que nos descuidemos, nos ilustran con sus performances sexuales, o nos cuentan chistes para imberbes en donde se baten todos los récords de lascivia.

Por estas tierras, hemos olvidado esa expresión tan sabia por la que antes se cerraba la boca a todo impertinente: dime de lo que hablas, y te diré de lo que careces.

Me siento normal, un tipo medio, sin ninguna opción a la estridencia ni dotado de característica por la que sentirme especialmente orgulloso.

Es más, como quiero suponer que habría de sucederles a los demás congéneres que estén dispuestos a presentarse sin coturnos ante los demás, mi trayectoria como heterosexual pertinaz es más bien misérrima.

No es que me haya mantenido encerrado en el armario, pero es que me enseñaron ya desde la cuna a no hacer ostentación de lo evidente, y a no presumir de lo que no se haya conseguido, con el correspondiente esfuerzo, en Salamanca. De las cosas que da natura, tararura.

Al socaire: El riesgo de instrumentalizar al inmigrante

El interés del tema me va a permitir hoy enlazar los dos blogs que alimento con regularidad, haciendo comentarios en buena medida complementarios.

El origen de la reflexión con la que titulo mi entrada en este Cuaderno, no es reciente, ya que la preocupación por la inmigración -habiendo sido emigrante yo mismo y una buena parte de mis ancestros próximos- me viene de antiguo.

Pero la detección del riesgo de convertir a los inmigrantes en instrumentos de la política socio-laboral de los respectivos países, donante y receptor, se concretó el día 24 de junio de 2008, en el transcurso de un desayuno en el que el Foro Intereconomía nos invitó a varios profesionales a compartir experiencias con representantes de embajadas y consulados de los países hispanoamericanos que aportan los mayores contingentes para la inmigración en España. El título de la Jornada era definitorio:"Claves para la contratación de trabajadores en el extranjero".

Intervinieros también como ponentes, dos representantes empresariales cualificados (El Corte Inglés y la Caixa, nada menos). Pero el mayor protagonismo lo asumió Belén Roel de Lara, funcionaria del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, que estuvo verdaderamente brillante a la hora de exponer los criterios de su Gobierno e, incluso, contestando sobre la marcha a algunas preocupaciones de la cónsul boliviana.

Cerró el acto, María Consuelo Rumí, Secretaria de Estado de Emigración y Políticas Inmigratorias, que estuvo clara y terminante en la exposición de las líneas oficiales, redundando en lo dicho por la colaboradora de su Organismo, poniendo su énfasis a algunos aspectos.

Para el Gobierno de Rodríguez Zapatero, superada la fase de "creación de las bases constituyentes", la clave de la incorporación de los extranjeros al mundo laboral español es la contratación en origen. Del orden de 150.000 personas (si se excluyen los 50.000 temporales) vienen anualmente a nuestro país con contrato de trabajo, respondiendo a las necesidades expresadas por las empresas y a la situación de los sectores.

Rumí subráyó que el mercado laboral seguirá necesitando de mano de obra procedente de la inmigración, independientemente de la coyuntura. "No habrá cambio, sino inflexión, concediendo prioridad a algunas de sus dimensiones".

La prioridad actual es regular el mercado interno laboral, presionado por la crisis económica -nacional y mundial-, generadora de desempleo y pérdida de viabilidad empresarial. También hay que contar con el alto número de extranjeros que viven actualmente en España, de los que una cuarta parte, quizá, está de forma irregular.

La presencia en la mesa de comentarios con otras visiones del tema, permitió completar algo el panorama. Para los países americanos, el mercado español es una opción positiva que tiene su venta política interna. Los Convenios bilaterales permiten la intervención de los gobiernos para seleccionar los candidatos a la emigración y aparecer como tuteladores del proceso, garantizando su viabilidad.

Por supuesto, la preocupación por los irregulares que residen en España también fue puesta en evidencia, siendo la petición de los representantes de Bolivia y Ecuador -Sadotti Castañón y Carlos Larrea, respectivamente- muy clara al respecto: facilidades para la reagrupación y para el retorno de los que lo deseen.

Los representantes de las dos grandes corporaciones empresariales, a pesar de robjetar que las demandas de empleo deben ser específicas para cada empresa -es decir, para cada una de las empresas de los grupos- alabaron el procedimiento de contratación en origen y expusieron cifras que demostraban su uso regular por ellas.

Quedaba así marcada también la distancia de esta actuación de la realidad de las pequeñas empresas, que no pueden permitirse ni planificación a medio plazo de posibles vacantes, ni desplazarse al extranjero para seleccionarlos, ni saben, muy frecuentemente, a quién habrían de dirigirse para llenar con éxito un hueco  laboral surgido de hoy para mañana.

Mientras las embajadas se preocupan por mejorar sus Listas de sus desempleados nacionales ya residentes en España (loable iniciativa), esas pymes -de los sectores de hostelería y servicios, sobre todo- seguirán acudendo a las demandas de empleo de los periódicos de difusión gratuita, plagadas de oferentes irregulares, como cualquier observador puede constatar.

En fin: El tratamiento de la inmigración en épocas de crisis del país receptor implica resolver un grave problema, con pocas cosas que ofrecer y bastante que restar. La cooperación intergubernamental es imprescindible, y un foro como el que propició Intereconomía, un éxito. Lástima que no haya habido tiempo para el debate.

Como le comenté a Luis Usera, cuya excelente capacidad para activar un coloquio tengo comprobada, los desayunos del Foro deberían atender más al intercambio de opiniones que a la exposición magistral de los éxitos de los ponentes. Pero todo se andará, imagino.

Jugando en corto: Donantes y receptores, una clasificación arcaica e insolidaria

El primer miércoles de junio, -este año el 4-, será el día del donante. En otros países, auspiciado por otras organizaciones, se celebra en otras fechas. Qué mas da. Todos los demás, inclusive éste, serán los días de los receptores.

La donación de órganos de un cadáver exige, en la legislación española, el consentimiento de la familia o el previo del difunto. En caso de que el muerto no haya comunicado en vida su condición de donante a sus familiares o resulte inequívoca por propia declaración, a los pocos minutos del fallecimiento del ser querido, los deudos deberán tomar una decisión que puede parecerles inoportuna o inquietante, si son preguntados por los médicos que le han atendido los últimos momentos.  "¿Autorizan a extraer sus órganos aprovechables?".

La respuesta no siempre es positiva. Temores imprecisos, miedos religiosos, malentendidos, respeto póstumo hacia el difunto...se entremezclan para decir que "No, gracias". Parecidas reservas se advierten cuando se ordena judicialmente realizar una autopsia: "Pobre, no le dejan tranquilo ni en la muerte".

Pero, puestos en la posición contraria, si el que se niega a donar un órgano de quien ya no vive, lo necesitara para seguir viviendo, ¿no defenderá con uñas y dientes su derecho a disponer de un órgano que al otro ya no le sirve, porque está muerto?.

La sociedad ha evolucionado mucho en reclamar el derecho superior de los vivos sobre los difuntos: investigaciones de paternidad, disposiciones hereditarias nulas, caducidad de las concesiones funerarias, plazos para el ejercicio de los derechos de propiedad, etc.

La razón subyacente es, sin duda, el creciente excepticismo de los vivos sobre lo que les queda por sucederles a los muertos. Se prefiere atender al mayor disfrute posible durante esa combinación de reacciones químicas aún indescifrada que es la vida.

Sin embargo, mantenemos un respeto especial hacia los que acaban de morir.Como si aún estuvieran con nosotros. Como si fuera a importarles lo que hacemos con sus cuerpos yertos, ya camino de la descomposición absoluta.

Todos deberíamos ser donantes una vez muertos. 
 
Otro día escribiré sobre las donaciones orgánicas entre vivos. Ahí ya hay que establecer muchos matices. No es lo mismo ser donante de sangre, o de médula, semen, tejidos epiteliales, óvulos... Y si la donación cuesta un riñón, ya ni digamos.

Jugando en corto: Feliz cumpleaños, Majestad

Respetado Rey D. Juan Carlos:

Se que llego con algo de retraso, pero es que hasta que no leí la reseña del homenaje que le ha tributado a su Serena Majestad una selecta representación de sus súbditos, no supe fijar exactamente el día de su Cumpleaños. Peor sería, sin embargo, por lo que tengo oído, felicitar antes de tiempo, así que ruego me disculpe por la tardanza, pero acepte este mensaje respetuoso desde mi ventana cibernética.

Setenta castañas son una cifra respetable. Me lleva Vd. muy poco más de diez años y, por eso, me puedo permitir indicar que nuestras vidas han ido paralelas. Los momentos más importantes de nuestras vidas han sido prácticamente simultáneos; las vivencias, similares. Hemos madurado juntos. Pasamos por los mismos tragos. Supongo que la misma sensación aflorará en otros coetáneos.

Le vimos primero como secuestrado, en las manos crecientemente trémulas de aquel Caudillo hoy denostado casi por unanimidad, que heredamos de una contienda que nos resultó siempre inexplicable, pero nos hizo caminar con pies de plomo entre los conceptos de pecado, libertad, democracia, iglesia, universidad, capital, obrero y cárcel.

Cuando SE asumió, en aquella España que hoy nos parece del cuaternario, la Jefatura del Estado, algunos le apodamos Juan Carlos Primero el Breve. Vd. Representaba la continuidad del Régimen, y estábamos convencidos de que su legitimidad no provenía de la Historia, sino de una guerra civil que habían ganado unos pocos, que se empeñaban en reducirnos las libertades y enriquecerse mientras nos querían convencer de que estaban reformando el país. 

Vd. tuvo la suerte de los elegidos y la visión de los arriesgados. No le importó perder poderes reales para adquirir otros intangibles, pero perfectamente sentidos por quienes le rodeaban. Seguimos a su lado, aún con recelos, cuando advertíamos que podíamos caminar por las libertades entre los que mantenían el gatillo puesto sobre las armas que les habían garantizado el control. Ya no pensábamos en la cortedad de su reinado, sino en el peligro que corría esta aventura aún sin rumbo claro, que era la transición.

Fue con ocasión de un intento de golpe de Estado, justo cuando empezábamos a respirar el aire fresco que venía de las puertas y ventanas abiertas al futuro, cuando nos dimos cuenta de que lo necesitábamos, que necesitábamos una Majestad capaz de controlar a los españoles, pero en especial, a los militares que tuvieran vocación de salvadores de la Patria. No nos importa si Vd. actuó en aquella ocasión guiado por su propio criterio o se lo sugirieron. Lo importante es que, con su actuación, se elevó al nivel de guardián del proceso en el que estábamos. Se hizo imprescindible.

No quiero recordarle más etapas de su vida y de la nuestra. La libertad política, que corrió paralela a la libertad sociológica, le hizo también conocer, como a muchos españoles, la caída de algunos complejos y tabúes. Nos hizo comprender que su familia es como la de todos, pero Vd. ha sido preparado para ser Abeja Reina y la fórmula de jalea real, funciona entre españoles.

Cuando ayer le veía rodeado de gentes de tan diversas facciones ideológicas, hombres y mujeres que son capaces de ponerse a caldo al contrastar sus ideas respecto a España, sus regiones, la forma de combatir el terrorismo o mejorar nuestro bienestar, he pensado que necesitamos que cumpla muchos años, Majestad. Y nos ha gustado ver a su hijo Felipe asumiendo ese papel de maduro Jefe de Estado en la retaguardia, entrenado para mantenerse discretamente por encima de lo que nos separa circunstancialmente.

Se lo dice, de corazón, un republicano convencido. Pero la experiencia y la edad nos han hecho tan pragmáticos...