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El blog de Angel Arias

Poesias de Angel Arias

Algunos Haukis

Tengo una amplia colección de Haukis (o Haukus - del japonés, Hau-ku "paisajes del alma", que en maorí significa "rocío"). Incorporo a continuación algunos de los que he escrito:

Para amar, siento,

me sobran las palabras,

y faltan tiempos.

 

En los aeropuertos,

muchas esperas nacen

por tantas prisas.

 

Siendo hermosa,

lucirás espléndida

en tu silencio.

 

Todo imbécil

creerá argumentar mejor

vociferando.

 

Al desgobierno

favorece, cómplice,

la desmemoria.

 

El tiempo también

menguará de tamaño

las impaciencias.

 

Mujeres bellas

y poco escrupulosas,

¿conseguidoras?.

 

Saliendo solos

se evitarán, por cierto,

malas compañías.

 

Lo más pequeño

se encontró muy grande

en su agujero.

 

Hambres de lobo

y corderos confiados,

inseparables.

 

Quien nada tiene

presumirá sin dudar

de lo que perdió.

 

Vigila tu era

cuando ya esté cerca

de su cosecha.

 

Para negociar,

olvida tu orgullo

y usa del suyo.

 

Del perro viejo,

aún más que los consejos,

valen pellejos.

 

Siendo invitado,

la buena educación,

al primer plato.

 

Felicidades, Elvira y David

(El 12 de septiembre de 2009, se casaron -por fin- Elvira y David; durante la celebración, les leí el poema que figura a continuación.

Está escrito para ellos, pero algunos de los asistentes me pidieron que lo publicara en este blog para poder releerlo, ya que la megafonía no era buena.

Lo que resultó espléndida, por original y divertida, fue la película que Miguel realizó para la ocasión, montando una historieta sobre la pareja con películas y fotografías de su niñez y adolescencia. )

Querido David, hace ya tiempo

que metiste a Elvira en la familia

y, por tanto, puedo decir con fundamento,

que acertaste al ver en ella

la mujer de tu vida.

 

Qué te voy a contar a estas alturas,

que no sepas, qué consejos

te podría dar sobre cuanto no comprendas,

qué recuerdos ponerte en las manos

para  hacernos reír y llorar

que no hayamos juntos, cientos de veces,

desbrozado.

 

Aquí está la mejor constatación de tu pericia,

el  éxito de tu capacidad para desplegar la seducción

empleando las  armas seguras

de  la sinceridad y la confianza:

el amor de Elvira, -no un trofeo, un trueque con el tuyo-,

y al que habéis ido añadiendo con los años,

complicidades, más amor, secretos privilegios

y  otras intensas cualidades que adornan con sus créditos

 el saber decidir de los intrépidos.

 

Querida Elvira, hace ya el mismo tiempo

que te esforzaste en hacerte querer de nuestra parte,

con detalles, con trazos, con intensos afectos,

pero, sobre todo, te agradezco

el habernos sabido transmitir lo mucho que quieres a David,

con la madurez de quien aprecia lo que vale aquel a quien amamos,

sin perder tu razón, para así ayudarle a mejorar,

y sabiendo resaltar a tiempo, cuando tercia, otras virtudes,

para ocultar esos defectos que nos hacen humanos.

 

Qué puedo  revelarte hoy que no veas,  

no hay sorpresa si te transmito que conseguiste sin fisuras,

que te queramos desde esta tu otra familia como si fueras nuestra hija,

que estamos encantados.

 

Porque, desde luego, tienes innumerables cualidades

para justificar que tus padres se sientan orgullosos

y así, de rebote,  nos vemos también nosotros, los padres de David,

orgullosos porque nuestro hijo ha sabido elegir.

 

Enhorabuena a ambos. Sois valientes

para los tiempos que corren. Estáis seguros

para el viento que sopla. Nos habéis hecho testigos

-algunos representando a Dios, ni más ni menos-

de vuestra promesa oficial de compartirlo todo,

de mantener el proyecto, de confirmar vuestro amor,

de la esperanza abierta de que ha llegado la hora

de que a vuestros padres pensaréis en hacernos,

ya, por fin, abuelos.

 

Así que, puesto que apenas pasaron unos días

desde que celebrábamos con Elena y Miguel y otra familia,

el  acierto que, con ellos de protagonistas

tenía reflejos de los mismos cariños,

músicas de iguales tonos, emociones de similares vibrantes sinfonías,

esta fiesta vuestra viene, para mí, a cerrar el capítulo de la vida

que nos acaban los hijos cuando, con todo su petate,

crean un nido propio y toman un vuelo ya del todo libre,

haciendo suyo el centro.

 

Volad, pues. Hacedlo alto.

 

Desde mi visión de padre, pero sobre todo,

con  la experiencia de hombre cauto

y la sensación de amanecer a diario algo más viejo,

os deseo con la razón que sigáis así de unidos,

que no os asustéis ante nada,

ni  se os arrugue el empeño ni las ganas

como no sea para saltar con más brío sobre el obstáculo interpuesto;

que sigáis madurando, porque el camino por hacer es inagotable,

y vuestra fuerza mucha, pero siempre habrá ocasiones

de advertir que os tenéis aún más confianza,

que sois aún más del otro,

que estáis compartiendo todo en uno, sin recelos, sin trabas,

sin que nadie lo pida.

 

Lleváis entre los dos las andas de una garantía: querer ser felices,

y para este viaje en el que no se necesita dinero ni la suerte,

os basta solo con lo que ya tenéis:  la voluntad de compartir,

el goce de estar juntos, la certeza de disfrutar con lo puesto

cuando se ve reflejado en los ojos del otro.

 

Vendrán días mejores y peores

(ya  sé que es una simpleza recordarlo):

habrá que superar tristezas cuyo atisbo tal vez nos sobrecoge,

discutiréis por tonterías y por cosas importantes,

surgirán distancias que parecerán insalvables

y reconciliaciones que os harán derramar lágrimas de felicidad.

 

Nada que no sepáis. Nada que no pueda imaginar

quien ha demostrado ya sobrada inteligencia.

Tampoco, ay, nada que no se pueda mejorar

si hubiera una segunda vuelta.

No os miréis en el ejemplo de nadie,

no caben imitaciones

porque solo la voluntad del que persiste con razón es infalible.

 

Vuestra vida seguirá siendo, entre dos, mucho más intensa,

cuando  en esa fortaleza habiten nuevos brotes.

Ojalá un día podáis agradecer a nuestros nietos

 emociones  como las que nos habéis dado a nosotros.

 

Felicidades, hijos.

Felicidades, Noelia y Antonio

(Antonio y Noelia se casaron hoy, en ceremonia civil, en el Ayuntamiento de La Orotava (Tenerife). Yo les envié hace un par de días el Poema que figura a continuación. Antonio me telefoneó ayer para pedirme que se lo leyera por teléfono, para lo que me llamarían, si encontraban la ocasión, bien durante la ceremonia o antes de acudir al restaurante.

Estuve esperando esa llamada, y como el tiempo ha pasado, entendiendo que esa oportunidad no se presentó,  lo incluyo en este Comentario, con mis deseos de Felicidad para estos amigos)

A Noelia y Antonio

 

Puedo imaginarlo.

 

Habréis subido como tantas otras veces

por las empinadas cuestas,

hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento.

 

Puedo imaginar

un día soleado e intenso

y aventurar que la noche se abrirá de par en par

para que salga a espuertas vuestra generosidad

sin competencia.

 

Puedo imaginar que ya hace un rato

que estarán dispuestos,

como si lo hubieran ensayado a hurtadillas,

luciendo sus mejores galas, con sonrisas de ala ancha

y corazón de mieles,

ese montón de vuestros  familiares y amigos

que podrán acompañaros en la ceremonia.

 

Será un día de fiesta en La Orotava.

 

Puedo imaginarlo.

 

Os lo he dicho antes en prosa,

con y sin palabras, Noelia  y Antonio,

mi secreto a voces: que os  quiero.

 

Y quiero que sigáis siendo así, con la pacífica ironía

que lucen  a diario los inteligentes y los tímidos,

seres capaces de vencer  sin luchar,

que saben llenar con afectos,

complicidades, silencios y confianzas

los momentos que se pongan a su alcance.

 

Por eso puedo presumir ante otros amigos

que sé mucho de vosotros,

porque se cree saber siempre casi todo

de aquellos que queremos.

 

Por ejemplo, sé de ti, Noelia, que no eres

de las que vuelven así como así la vista atrás,

porque,  intrépida amazona de las prisas,

 te interesa seguir indemne hacia delante.

 

Pero hoy os habrá sido imposible no mirar atrás

para subir hasta aquí,

y el premio fue poder disfrutar nuevamente las maneras

del mar intenso que orla Tenerife,

presentir las olas que lamen con suavidad arenas negras,

fuerzas mágicas que tocan con pudor los palmerales y cañizos,

inundando  cientos de lugares secretos,

y aportando, espléndido,  la calma que buscan

 los que crean ensueños de las brisas.

 

También sé, Noelia, que no te dejarás influir

por nada ni por nadie que no te convenza,

porque tienes claro que en tu vida pintan los azules

y que si Antonio se empeñara en decorar el espacio

con colores más duros o más agrios,

le tendrás preparado un plato de delicias

con los mejores detalles del futuro,

en el que habrás siempre dejado algunos huecos

para que él ponga su improvisación y tú la cercanía.

 

Sé de ti, Antonio, que de nada servirán

los consejos y advertencias que no hayas pedido,

pero que recibirás siempre atentamente

 los que te regalen sinceramente los amigos y los sabios,

y, en especial, estarás permanentemente abierto

a los que Noelia te ponga,  entre sonrisas,

entre los brazos.

 

Sé muy bien que a vosotros, Noelia y Antonio,

la torpeza no conseguirá  jamás  interrumpiros el camino

y que, al avanzar, saborearéis cada ventaja

de haber aprendido a fondo de las razones del pasado,

gozando  lo desconocido si  promete gustar,

y sin dejar de probar la fragilidad de una teoría.

 

Sé también que sabréis muchas cosas del otro,

porque os conozco culpables

de no haberos regateado los esfuerzos

para veros como sois, estupendos y sagaces,

y porque, gracias a ese juego de sana transparencia,

también todos cuantos os queremos

podemos presumir de la complicidad de conoceros.

 

Hay más: los que estamos con vosotros en este día especial,

tenemos en común la voluntad de competir

para considerarnos el mejor de todos vuestros amigos,

y donde no sois transparentes, sí que sois generosos,

por lo que estamos convencidos, de que nos veis tan perfectos

como hemos deseado ser.

 

Por el sitio elegido, hay aquí testigos de altura,

como el Teide, a una vez imponente y accesible,

perfecta referencia, símbolo impecable

para cuantos sueñan con metas alcanzables,

concretando utopías.

 

Estarán con él, los vientos, los misterios y las pausas.

Estarán los silencios que unen a los que se aman

con ese ímpetu de lo que a nadie,

salvo a ellos solos, pertenece,

desde el principio del amor

que fue en vosotros.

 

Y allí estaremos también, presentes o en las brumas,

vuestros compañeros.

 

Noelia y Antonio  se han propuesto que hoy

no sea un día cualquiera,

ni para ellos ni para nosotros,

y los veintinueve de agosto de los próximos años

tendremos, no importa si declarados agnósticos

para tantas otras cosas,

la sagrada obligación de recordarlo.

 

Presumo que lo vuestro durará

hasta extasiaros, seguro sin dudar

de que el sosiego inteligente de Noelia

traerá nuevos gérmenes

a la imaginación desbordante de Antonio,

y que vuestra creatividad conjunta producirá muchos frutos,

(algunos de carne y hueso, supongo).

 

Os deseo toda la felicidad

que quepa en vuestras calmas.

Para disfrute de vuestros amigos

y de cuantos os vayan a conocer en el futuro,

para que surjan muchos éxitos

 de vuestro trabajo y vuestros sueños,

concretando las innumerables certezas

que jalonarán, encantadas,

vuestra intensa existencia.

 

Os quiero y os requiero

a declarar ante testigos que vuestra suerte

será estar decididos a no agotar jamás

la capacidad de asombro del otro,

a amaros siempre como hoy os amáis;

tal sea vuestra fuerza.

 

Este es mi regalo.

 

Felicidades, Elena y Miguel

La decisión más difícil, compartirlo todo;

los momentos más bellos, desear que el otro

forme parte de uno, y la inalcanzable utopía,

conseguirlo.

 

El beneficio intangible

de perseguir ese logro imposible

lleva implícito

convertir cada atisbo de su felicidad

en nuestros propios instantes de alegría,

forjándolos en la fragua misteriosa

que, sosteniéndola amor,  resistirá

vientos, furias y mareas.

 

Qué tarea irrenunciable para un amante:

querer.

Habrá quien, sin entender,

crea cursi  o estéril el empeño,

tiempo inútil entregarse a un oficio sin rentas

que se puedan poner en el mercado.

 

Ignorantes fatuos. Pobres lerdos atrevidos.

El éxito de los que se aman

está ya en la voluntad de tenerlo.

Qué importa que la incertidumbre sea alta,

que el riesgo de fracasar, exista,

que, con el tiempo, acaso crezca.

 

Quienes viven del amor 

no echarán a faltar otras cosas.

 

No hay consejos infalibles,

ni fórmulas mágicas, potingues,

adivinanzas o misivas bajo puerta.

Habrá que improvisar todos los días,

e incluso, -alguna vez, ay-,

que desandar lo andado.

 

La única referencia que no hay que perder

es la del otro, porque al fin y al cabo

el camino principal de una vida inteligente

está forjado entre dos que se aman,

y  esa distancia ha de recorrerse sin prisas,

tantas veces al día, percibiéndola

como una emoción

creadora, estimulante, inmensa,

y por eso, nada dócil, harto esquiva,

terca, terca, terca.

 

 (13 de junio de 2009; para mis hijos, Elena y Miguel)

 

Jugando en corto: Recital de Poesía en el Ateneo de Madrid

El día 12 de junio de 2009 tendré ocasión de recitar algunos de mis poemas en el Ateneo de Madrid. Será a partir de las 19h15 de la tarde. Lo haré como cierre de un ciclo en la sección "Ciencia y Tecnología". Enmarcaré los poemas dentro de una reflexión sobre "El ser humano ante lo desconocido. Investigación y Poesía".

Me propongo presentar mi propia producción poética (y la artística, en general, con dibujos y pinturas), como una búsqueda individual de posibles respuestas ante lo que nos afecta, como seres humanos: el amor, la muerte, la sociedad, los valores, las máximas morales y, en definitiva, sobre la cosmogonía, en la que lo metafísico juega, en mi opinión, un papel fundamental.

¿Demasiado abstracto?.

Puede ser. Pero para tratar de desmentir que la sensibilidad no está reñida con la inteligibilidad y que la poesía se mueve siempre en el terreno de los valores, lejanos o próximos, sirva uno de los poemas que recitaré en ese acto.

Mi mejor poema es un anónimo
escrito en un portal entre caricias,
volviendo de un concierto en los jazmines
en el que el azar ponía, como tantas veces, la batuta,
y yo, ciego de pasión, la sostenía.

Era muy joven aún, pero apuntaba
la barba cana de la posterior melancolía
y tú, que no habías tenido tiempo ni las ganas
para decirme tu nombre, me dejaste
improvisar unas palabras
que tuvieron un efecto especial:
rendir tu compostura.

Hubo más opciones, surgieron más poemas,
puse nombres a otra inspiración,
recorrí tramo a tramo con las mismas maneras
el trayecto preciso,
como quien busca una sortija en la pista de baile,
para resignarme a admitir que aquellas frases
que soy incapaz de recordar, el mágico conjuro
que doblegó tu voluntad de virgen asediada,
no eran mías, no llegué jamás a pronunciarlas,
formaban parte del aire,
del porqué de las cosas.

(Del libro No tenemos a nadie, Angel Arias, rev.2007)

 

 

Jugando en corto: El erotismo de las palabras

Jugando en corto: El erotismo de las palabras

Completo hoy la reseña que hice hace unos días sobre la Exposición dedicada al Erotismo (Pintura, Fotografía, Escultura y... Poesía) que se está celebrando en la Galería Angulo de Oviedo.

Me dejaron leer, el 23 de abril de 2009, en la Sala Naranco, del Hotel de la Reconquista, uno de mis poemas.  Fue después de un calentamiento de motores mentales -no sé si de otra índole, opino que no- en el que fueron recitadas obras de contenido erótico-sensual de poetas más consagrados por la crítica o por la publicidad en el oscuro arte de concretar la imaginación con las palabras.

Yo había puesto a disposición de las organizadoras, Chusca y Arancha, casi una veintena de mis poesías, aunque, como el tiempo es escaso y la competencia de vates mucha, no hubo sitio para más desmostraciones de lo bien que creo que escribo. Recojo al final de este Comentario la seleccionada.

Me dieron incluso un premio, aunque yo -ignorante de las reglas, como de casi todo lo que da méritos a la carne- no sabía que estaba participando en un Concurso, y cuando me llamaron para recogerlo casi tengo que salir de los servicios, en donde estaba lavándome las manos.

Encontré a mucha gente que hacía tiempo que no veía, y otros con los que tengo más ocasión de encuentro. Estaban colegas de la ingeniería, como Quique y Paloma Uría o Jaime Ríos, otro Minero, que oficiaba hoy de consorte de la pintora naïf Marisa Norniella -tiene cuadros también en Madrid, en la Galería Eboli-; los Ríos son padres orgullosos de una arquitecta-pintora que ayer tenía el galardón de haber vendido el primero de los cuadros de la Exposición, de los muchos que se van a vender en esta muestra erótica.

Allí me topé con una de las personas que aprecié y admiré cuando era aprendiz de pintor y modelador, el arquitecto Fernando Alba.

Me dió una satisfacción magnífica: verlo, y mucho más que me dijera que le pareció espléndido mi poema. Fernando fue una referencia ética, como persona y como artista -el siempre esculpió, soldó y rascó a contracorrente- en aquellos otros tiempos en los que yo empezaba a hacerme invisible, artísticamente hablando, entre Lombardía, Pol, Angel Guache, Jaime Herrero, Carlos Sierra (el manda más de la Expo Erótica de Angulo, y que figura en la foto con la que ilustro este comentario, junto a Estrella y Marisa), Felipe Prieto (por un recital rojeras suyo siendo yo Presidente de la Asociación de Alumnos de la ETSIMO a finales de los sesenta casi me meten en la cárcel), Luis Fega, y  algunos (hoy parecerían muchos) otros.

Andaba por allí, por el Hotel Reconquista, en otra dependencia., el delegado del Principado en Asturias, Miguel Munárriz, que, en olor de multitud, celebraba la aparición de no se qué libro sobre la Cultura. En Oviedo hay gente de sobra para todo, porque, en otro acto, había un grupo numeroso discutiendo sobre calidad, al que acabé incorporándome con parte de los míos y guiado por José Luis Carús, que se me apareció por allí.

Otro viejo amigo, Carlos Rodríguez, había leído poemas de los otros, más mayores, muchos (¿todos?) muertos. Qué voz, qué empuje, cómo suena. Me hizo la primera entrevista para la radio, cuando yo tenía diecisiete años, y oficiaba de neófito de las letras porque me hicieron un hueco en el Ateneo de Oviedo  y de Luis F. Canteli. El,  con unos pocos años más, era ya locutor de fama en Radio Nacional. Tuvo que repetir parte de la entrevista, porque me atraganté con las palabras. Como ahora, a veces.

También leía/leyó una hija de Gerardo Turiel, abogada como yo ("Fuí alumno de tu padre"."Yo no, por fortuna. Con mi padre no hubiera pasado de primero en la Facultad"). Adecuada sensualidad imprimió a sus lecturas. Le recomendé mi blog, porque en él hablo un poco de mi relación con el que fue abogado de Trashorras, antes de que pasara a defender causas por las nubes.

Me obsesiono celoso

de que nuestros sexos se hayan comprendido tan bien,

y me rompo la cabeza pensando si el amor

que hoy te compongo

no es un pretexto que me sirve para ocultar que lo mío

ha sido siempre lujuria,

por lo que ahora, renco y ciego

para todos los colores salvo el negro,

no tengo otro remedio

que aportar imaginaciones a tus gritos

y golpes de teatro

a mis traspiés en el escenario de tu cama.

 

Con las canas teñidas de rojo jena,

débil hasta para subirme hasta tus manos,

mantengo por orgullo los modales de un atlante

pidiendo por favor que te lo creas,

engañándome sólo a mí,

el único espectador que sobrevive

a esta función representada en tantas creces,

ocultando las arrugas bajo los afeites y el maquillaje al tuntún,

amagando que lucho con las fuerzas

de un Sansón de pelo recién cortado,

inseguro creyente que quiere demostrarte

que mi cariño es duro y firme como el año pasado.

 

Voy vagando de un lugar para otro

para no coincidir en el centro con tus buenos recuerdos,

intentando vivir de las rentas del pasado,

multiplicando mis empeños hasta la extenuación,

oculto entre las pajas y el humo,

preguntando qué fue de la fuerza que nos unió tantos años,

descendiendo gacho por haber consumido mi vez

en la cumbre de Venus, sabia, de tu sexo.

 

En el día Internacional de la Poesía, 2009

Hoy se celebra el Día Internacional de la Poesía. La poesía se lee, se escribe, se siente. Se presiente.

Rindo mi homenaje personal a los que escriben poesía y en especial, a los que la leen.

A todos los que saben buscar entre las fronteras de lo real y la imaginación, allí donde las palabras encuentran nuevos significados, tratando de sorprendernos.

Creo que sí, que claustro es la palabra

que buscaba; de gótico flamígero

y un pozo con brocal de piedras berroqueñas

y naranjos en flor y un aljibe con aguas irisadas;

las columnas, con gárgolas, cenefas y escenas de calvarios

entremezcladas con los goces más prohibidos.

 

Ese patio,

rendido al atardecer con las luces y sombras del estío precoz,

conducirá a través de puertas secretas,

provistas de aldabas y goznes de bronces percolados

a austeros refectorios donde ojos de núbiles gacelas

acechan con ardores juveniles, atisbando

entre los huecos de sus manos delicadas y hermosas

nuestros movimientos que solo en la imaginación cobran sentido.

 

En ese claustro ahora vacío, irrumpe en un antojo

un jolgorio de mirlos, estruendo de vencejos,

el escándalo soez de las grajillas, y, violando los rezos,

unas risas se oyen, contenidas, con aleteos de pasos que se esconden,

y una madre sin hijos reclama silencio

mientras cierra el pórtico de gloria

donde se recogen las siervas del altísimo

en busca de íntimo reposo.

 

(Poemas de encargo)

 

Poema para terminar el año

Llegará el día en que creerás

que toda tu vida ha desaparecido.

Por encanto,

no te encontrarás,

ni encontrarás a nadie.

 

Entre las ganas de vivir, un hueco.

Donde antes amor, ansias incontrolables

de morir.

Estás perdido en todo lugar.

No recuerdas el camino

por el que volver al refugio

del calor y de la madre.

Convertido en fantasma,

deambularás entre borrachos y gritos,

con los deseos de vomitar –por cierto-

también abandonados en la alfombra

de una casa que, de puro inhóspita,

no parece tuya.

Mirándote las manos, te asustarás al verte

agarrado a un regalo cruel de despedida:

Estiércol, huesos y carroñas,

risotadas de vieja, calma chicha.

Ahogado en sollozos,

dirás adiós por última vez a cuanto amaste,

irreconocible por el tedio,

y cruzarás la puerta.

Afuera,

la noche tal vez se vuelva compañía.

(Poemas de encargo, rev. 2007)