Jugando en corto: Lo que nadie nos dice sobre las desaladoras
Tendré que empezar este comentario, indicando lo que resulta conocido: España tiene más de 1.500 km de costa y, como la mayor disponibilidad de agua en la Tierra existe en los mares y océanos (prácticamente el 97% del agua total), nuestro país está bien situado para aplicar las tecnologías de desalación.
A lo largo de los últimos 40 años, el consumo energético del proceso de desalación ha disminuído drásticamente: desde los 22 kwh/m3 de 1970 (tecnología MSF) a los 3,5 kwh/m3 (tecnología RO) en 2005. Desde la instalación de la primera desaladora en España en 1965, en Lanzarote, hasta las que se encuentran ahora en construcción, ha habido un importante cambio cualitativo.
El Programa AGUA prevé completar la instalación de 852 desaladoras en el período 2005-2010 (es decir, 105 nuevas construcciones). El parque español era de solo 140 instalaciones en 2005; es decir, el auge de esta tecnología es muy reciente, y tiene su abrigo en el cambio de estrategia respecto a los trasvases aplicado por el gobierno de Rodríguez Zapatero, cuya portavoz ambiental es la ministra del Medio Ambiente, -y hoy también responsable de la agrupación del PSOE en Madrid-, la polifacética Cristina Narbona.
El número actual de desaladoras en funcionamiento es de 700 unidades, de muy variados tamaños, totalizando la producción de 1,2 Hm3/día (esto es, unos 430 Hm3/año, equivalente a un promedio de 0,6 Hm3-año/depuradora), de los que un 65% trata agua marina (el resto, aguas salobres). La inversión estimada en las nuevas desaladoras es de 3.900 Mill. de euros (un promedio de unos 38 Millones de euros por planta), y supondrá la aportación adicional de 1.100 Hm3/año (10 Hm3-año/depuradora, aproximadamente veinta veces el tamaño de las ya instaladas).
¿Qué supone, pues, la aportación total de las desaladoras, respecto a la demanda total de agua en España?. ¿Qué perspectivas tiene esta tecnología en cuanto al futuro? ¿Justifica su empleo el cambio en las directrices de ordenación territorial de la costa?. Y finalmente, ¿quiénes son los beneficiarios?.
La demanda total de agua en España es de unos 35.000 Hm3/año, de los que el 65% se destina actualmente a la agricultura. El consumo aparente en nuestro país es, por tanto, inferior a los 1.000 m3/hb-año y, para tratarse de un país con base agrícola tan elevada, no me parece excesivo, aunque, por supuesto, se puede disminuir modificando el tipo de riego (pasando, donde sea posible, del riego a manta, por el riego por goteo). Habría que estudiar cómo afectan esos cambios a la recarga de los acuíferos.
Con agua desalada se pretende cubrir, en fin, el 4% de las necesidades globales de agua. Una cantidad muy reducida, referida al contexto global, y forzosamente concentrada en algunos lugares. El coste de adquisición e instalación de tuberías para aproximar el agua tratada a los centros de almacenaje próximos al consumo puede suponer los 600.000 euros/km (para transportar, siempre en grandes cifras, 1 a 2 m3/s), a lo que hay que añadir el coste de la distribución en baja.
Considerando la recuperación de las inversiones en períodos máximos de 10 años, el coste de m3 de agua producida por desalación, es, actualmente, superior todavía a 1 €/m3, acercándose, sin embargo, al precio medio del agua en España que, según datos de la AEAS fue de 1,17 €/m3 en 2005; no se incluyen los costes de gestión de las desaladoras, ni el beneficio y gastos generales. En otras ocasiones he cuestionado la utilización de los datos de AEAS como representativos de la media de precios en España (porque ha de ser bastante menor, pues hay muchos servicios, particularmente en poblaciones pequeñas, que no llevan aún el control de sus gastos correctamente), pero esta es la información más aceptada y difundida.
Solamente el abastecimiento urbano y las industrias pueden permitirse pagar estos precios. En el caso de las industrias, la recuperación del agua contaminada a niveles de admisión en la red pública puede suponer, sin embargo, multiplicar por 4 (y aún más) los costes de la depuración de aguas residuales urbanas típicos.
La tasa por el uso del agua para usos agrícolas que prevé el borrador de la ya atrasada "Nueva Ley del Agua" es de 0,002 €/m3 (que supondría un extracoste para el campo de unos 40 Mill €/año), y la representación de regantes a nivel nacional ya anunció que esa carga producirá desequilibrios. Qué decir si el campo tuviera que pagar el mismo precio, en competencia con el agua para otros usos.
Digámoslo claro: la desalación es un procedimiento técnicamente viable, muy interesante para solucionar problemas de abastecimiento en la costa o sus proximidades, pero su ubicación incontrolada favorecería una ordenación caprichosa del territorio, consolidando por otra parte las aberraciones urbanísticas que se han producido en la costa.
Urge un modelo de gestión integral, solidario, del agua, y la introducción y subsecuente control de unos pocos elementos básicos: el apoyo a la deslocalización territorial, la protección del medio ambiente a ultranza, la penalización por usos suntuarios, y el mantenimiento de la actividad agrícola como factor de asentamiento poblacional.
2 comentarios
Administrador del blog -
¿Cuánto tiempo tarda en regenerarse un bosque de hayas o castaños arrasado por la especulación?.
¿Dónde están las especies animales y vegetales que la Humanidad ha sacrificado por el afán de unos pocos en consumirlo todo, y rápidamente?
¿Tenemos alguna respuesta compartida a las preguntas básicas del hombre sabio: qué sentido tiene nuestra existencia, en qué consiste la felicidad, qué es lo que hace superiores a unos seres humanos respecto a otros?.
Se me ocurren más preguntas, pero creo que con éstas, tú y los demás sensatos, ya tienen idea de por dónde voy, por dónde vamos.
Luis -