Jugando en corto: Educación para la ciudadanía, también obligatoria en los Seminarios (y madrasas e ikastolas)
Seguramente, para los españoles de mi generación, uno de los valores más apreciables de la iglesia católica, es el haber sabido adaptarse velozmente a las exigencias de una sociedad que se había hecho en muy pocos años mucho más igualitaria y tolerante.
No debió ser fácil, ya que los antecedentes estaban llenos de ominosos desprecios hacia los avances científicos, la libertad de pensamiento y acción, y jalonados con persecuciones implacables de disidentes, infieles, agnósticos y apóstatas, sin perjuicio para alinearse con el sol que más calentaba en el momento.
En España, la estrecha relación de la Iglesia católica con la cúpula económico-política de la pre- y post-guerra civil, la arrastró a la represión de los movimientos sociales, y le supuso un lastre gravísimo. Por no hablar de otros casos en Europa y el mundo, como el apoyo al régimen nazi que le dispensó el Papado de entonces.
A mí me ha atraído desde niño la constatación de la existencia de dos iglesias -por lo menos- entre las huestes católicas y, en especial, entre los conductores de la grey creyente. He conocido y conozco, a sacerdotes y monjes católicos que son un ejemplo de comportamiento ético, de entrega y de compromiso por la fe. No será por casualidad que, al menos tal como yo los aprecio, son también modelo entre los suyos de comprensión hacia quienes, no habiendo sido distinguidos con la caída del caballo, son marginados por la iglesia ortodoxa: por ejemplo, homosexuales, rojos, infieles, abortistas, agnósticos; por poner solo ejemplos de ciertos colectivos.
El revuelo que se ha organizado en la cúpula episcopal española por la obligatoriedad en las escuelas de la asignatura Educacíón para la Ciudadanía, cuyo objetivo es "construir una conciencia moral y cívica acorde con las sociedades democráticas, plurales, complejas y cambiantes que vivimos", no tiene ni explicación ni justificación en estos tiempos, al menos, para quienes defendemos la necesidad de que se eduque a todos en una ética universal, que incluya la tolerancia hacia las posiciones de los demás, cuando han sido construídas desde la honradez del posicionamiento personal, y no implican daño para terceros.
Una educación que debería ser obligatoria, en mi opinión, en los Seminarios, en las madrasas, en las ikastolas, en cualquier sitio en donde alguien pretenda formar a niños y jóvenes para asumir su compromiso de futuro con la sociedad en la que ya viven y de la que, pónganse como se pongan los obispos, solo podrán salir con los pies por delante y, sería de desear, con la satisfacción de haber cumplido.
2 comentarios
Administrador del blog -
La Educación para la Ciudadanía ha de ser otra: enseñar a comprender al otro y a trabajar con él, ilustrar sobre una ética común, abrir las mentes a la curiosidad y no cerrar perspectivas desde la ignorancia culpable.
creditos -
Estamos de acuerdo en que es inconstitucional que un Régimen, cualquiera que sea, adoctrine en las escuelas. Pero ¿qué ha pasado en la comunidad autónoma Vasca? (y eso que ho había Educación para la Ciudadanía) o en Cataluña... hay muchas formas de adoctrinamiento en las escuelas, e incluso más peligrosas que la la asignatura en cuestión.
¿De dónde salen los cachorros terroristas? ¿Quién y dónde los ha adoctrinado? La respuesta es sencilla: las ikastolas. (sin necesidad de Educación para la Ciudadanía).
Y NADIE dice ni hace nada.
Carlos Menéndez