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El blog de Angel Arias

Al socaire: ¿Cómo te gustaría morir?

Al socaire: ¿Cómo te gustaría morir?

Vaya pregunta. Realizada en nuestra sociedad occidental, tan volcada hacia el hedonismo, la pretensión de hablar de la muerte, además de ser considerada siempre inoportuna y acusada injustamente de atraer mal fario, encuentra escasos interlocutores, salvo, quizá entre sacerdotes, sepultureros y médicos internistas.

A pesar de todo, los funerales son un acto social por excelencia. Después de las bodas, lo admito. Pero es que a una boda te invitan solo si eres de la familia o amigo de los padres de los novios, y a un funeral vas sin neces¡dad que te inviten, y, además, te lo agradecen siempre. "Cómo me alegra que hayas venido", te suele decir un desconocido o desconocida, cuya relación con el difunto has de suponer estrecha.

Generalmente, casi todos quienes van a un duelo, lo hacen para que los vean, pero no los miembros de la familia del finado, a quien no suelen conocer. Si se ha muerto alguien famoso o un capitoste de tu propia organización, el situarte cerca de aquellos a quienes quieres dar el mensaje de proximidad al difunto es muy importante para encontrar una proyección utilitaria del fallecimiento del otro. "Eramos prácticamente íntimos amigos", puedes decir. O, según el contexto: "Era un cabrón con pintas. Te odiaba, pero yo siempre te defendí." El muerto no te va a contradecir.

Cuando era adolescente, me gustaba decir que mi muerte ideal sería morir octogenario, en la cama, junto a una mujer joven, de un disparo certero en el corazón, realizado por su marido ultrajado. Me parece que se lo había oído decir a un republicano, o se lo habría leído a Bukovski.

A medida que me aproximo a la frontera indicada en el burdo chascarrillo, la pretensión, lejos de parecerme sublime, la juzgo como una solemne estupidez. En las circunstancias de esa edad provecta, lo más probable es que la mujer joven fuera una enfermera que te estuviera poniendo la sonda, y el hipotético marido ultrajado, resultara transmutado en el enajenado furibundo de la cama de al lado, que a saber con quién te habría confundido por culpa de la metadona.

Así que, si me dan a elegir, prefiero morirme de repente. Ya sé que se me objetará que no es una enfermedad, sino un síntoma, y que los que se mueren de repente o tienen un accidente de tráfico (especialmente aéreo) o se han visto vinculados a las arbitrariedades de un corazón hasta entonces sano como una malva.

Preciso, pues, ya en ajuste fino, que me gustaría que mi tránsito hacia el agujero fuera de repente y de inmediato, esto es, sin opciones de que utilizaran mi cuerpo para una exhibición de sus trabajos de reanimación o se esforzaran en la prolongación artificial de mi existencia. Doy por seguro de que los avances médicos podrían llevarme casi a la eternidad, convertido sin embargo en una mojama vegetativa artificialmente sostenida a una vida sin delicias, pero renuncio a que se haga en mí ese ejercicio de exhibición por parte de los dignos sucesores de Hipócrates. Si no pueden curarme, que me dejen pasar a la siguiente fase sin experimentar conmigo sus máquinas eléctricas.

Para el caso de que no entrara en las estadísticas el que yo pudiera morirme de repente, y dando por descartado que no van a enviar un carro de fuego a arrebatarme para los cielos -basta pensar en lo que costaría un transporte así, y para solo un pasajero, o sea, que ni Bill Gates-, (además, me falta el manto que dejarle a un Eliseo), pediría a los que manejan nuestros hilos desde arriba, que me dejen salir por la puerta de la locura.

Salirse de este mundo por la puerta de la locura es, sin duda, una forma muy airosa, elegante y barata, de dejar de hacer compañía a las últimas evoluciones del cambio climático.

Lo que me produce alarma, es que, cuando observo en rededor, tengo la impresión de que los que se quieren salir por esa misma puerta son cada vez más, y que, si no me doy prisa en encontrar la llave de esa puerta, solamente quedaremos unos pocos como referentes de cordura. Tenga Vd. una buena idea y resulta que no puede aplicarla.

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