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El blog de Angel Arias

Articulos Medio Ambiente

Al socaire: El día de la Tierra, por si acaso

Desde 1970, se celebra  dos veces el Dia de la Tierra: cada 21 de marzo el día de la Tierra, en coincidencia con el equinoccio de primavera en el hemisferio norte, y cada 22 de abril, porque los estudiantes americanos estaban de vacaciones y así lo quiso un representante cualificado del Presidente Kennedy.

La Unión Interprofesional de la Comunidad de Madrid ha organizado, para señalar la importancia de esta conmemoración, un par de días más tarde, el 28 de abril, un acto en el que participarán representantes de varios de los Colegios Técnicos de Madrid.

Actúa como coorganizador el Colegio de Ingenieros de Minas de Centro, y la sesión tendrá lugar en el Salón de Actos de la Fundación Gómez Pardo (Alenza, 1, metro Ríos Rosas), a partir de las 18 h.

Los organizadores me han dispensado el honor de ser el moderador del debate, que girará en torno al tema: "La Tierra: víctima y agente".

A sotavento: Gea manda aquí

Estamos de celebraciones y hoy toca festejar del Día del Ambiente. Algunos siguen diciendo "medio ambiente", como cuando creíamos que, por su discreción, era un dios menor. Lo festejamos, por cierto, porque se nos muere.

Hemos sido muy felices con él. Nuestros mejores momentos estuvieron ligados a su disfrute incontrolado. ¡Qué bellos días a la orilla de aquel río lleno de truchas, en el que nos bañamos tantas veces, buceando entre los mirlos!. ¡Inolvidable el estuario en el que anidaban las chochas de agua, hoy ganado por una siderúrgica! ¿Y qué decir de aquel monte de hayas que tanto nos gustaba, hoy desaparecido por un incendio que se comentó fue provocado por un vecino?

Hoy, los signos de que este hartazgo ambiental toca a su fin, se pueden detectar tanto a nivel general como personal. Hay índices muy concretos, por más que no falte quien los discuta. Los términos "cambio climático", "huracanes devastadores" o "sequía acuciante" son manejados con soltura y, obviamente, con preocupación.

Gea sobrevivirá. Los que lo tenemos más difícil somos nosotros, los seres humanos, y con nosotros, la mayoría de los seres vivos, a los que hemos conducido a una situación que aparece cercana a lo irreversible.

Mientras nos concienciamos un poco más, el recreo se nos va acabando. En algunos países, los últimos llegados a la fiesta, aún hablan de que hay que seguir quemando para ser felices.

Jueves de Pasión, Día Mundial del Agua

La Asamblea General de las Naciones Unidas ("la ONU") decidió en 1992 que cada 22 de marzo se celebrase el Día Mundial del Agua, para recordar que hay una parte muy importante de la humanidad (entre mil y mil quinientos millones de personas) que no dispone de cantidades suficientes de ese líquido que asociamos con la vida.

Como las reglas aportan excepciones, este año se ha trasladado la celebración al día 20, Jueves de Pasión, y se ha centrado el énfasis global del año sobre el saneamiento de las aguas, es decir, la recuperación de la calidad de las aguas usadas, depurándolas. 2008 es el "Año del Saneamiento".

La preocupación por el saneamiento de las aguas, que supone su recolección mediante los adecuados sistemas de alcantarillado, y llevarlas a las instalaciones de depuración en las que sean sometidos a los tratamientos adecuados a los contaminantes incorporados a ellas, es relativamente nueva en los países desarrollados. En España, las cifras más recientes -siempre con ese margen de inexactitud que parece consustancial a los datos oficiales- hablan de un 30% de aguas procedentes de usos domésticos que aún no se depuran.

En los países en desarrollo, las cifras de depuración son mínimas. Se habla más bien de "alcantarillado" que de depuración, indicando así que, por el momento, lo que preocupa es recoger las aguas contaminadas y llevarlas lejos de las poblaciones, generalmente a un cauce público (ríos, arroyos, lagos).

El problema central de estos países no es el desconocimiento de lo que debería hacer, sino la falta de medios económicos. El coste de la aducción, potabilización, distribución, recogida en redes de alcantarillado y depuración de las aguas no cuesta mucho menos en un país pobre que en uno rico. Fluctúa entre 70 céntimos y 1,5 euros el metro cúbico, debido a que lo que más pesan son la financiación de las inversiones y los productos químicos, ocupando la mano de obra una importancia relativa (además de que hay que tener en cuenta que los servicios públicos de agua son creadores de empleo nada despreciable, sobreabundante pero real y necesaria para la colectividad, en todos los ineficientemente gestionados).

Como consecuencia de que la mayor parte de las familias en países pobres no pueden pagarse servicios de agua que supondrían más del 10% de su renta, los impagados provocan intensos desequilibrios en la prestación de los mismos, conduciendo a una espiral de ineficiencias, y a subidas de las tarifas sobre los que quieren y pueden cumplir con los reglamentos de agua, que se convierten en claramente injustos y confiscatorios.

Cualquier día es buena para meditar, pero el Jueves de Pasión, Día Mundial del Agua, parece especialmente adecuado.

A barlovento: Impresiones de un viaje a Monfragüe

A barlovento: Impresiones de un viaje a Monfragüe

Los fines de semana pueden transcurrir de muy diversas maneras, y cada uno los ordena como le pete. Un grupo de colegas del CIDES, -el Comité de Ingeniería y Desarrollo Sostenible del Instituto de Ingeniería de España - hicimos una excursión por tierras de Cáceres los días 22 a 24 de febrero de 2008.

Supongo que para cada uno de los asistentes a esa escapada de las tareas cotidianas, -o tal vez, para algunos, ya de los primeros fríos de la jubilación-, las motivaciones fueron varias. En mi caso, tenía la referencia ya lejana de los viajes que organizábamos un grupo de estudiantes universitarios en torno a las propuestas del catedrático de Historia del Derecho de la Facultad de Oviedo, Ignacio de la Concha, con el objetivo de conocer mejor España.

No voy a hacer en este Cuaderno la reseña del viaje, que recogeré para los asistentes en intranet, porque la visita tuvo un carácter privado y un objetivo, dado el tiempo disponible y el que para muchos resultaba el primer contacto con la zona, limitado.

Unicamente quiero recoger aquí, de todas las impresiones recibidas en estos escasos dos días de cambio radical de mis preocupaciones,  cuatro pinceladas sobre uno de los objetivos del intenso viaje, Monfragüe.

El recién declarado (2007) Parque Nacional de Monfragüe es una manifestación de acomodación de la explotación de la naturaleza a las actividades del hombre. A lo largo de siglos, sobre una tierra pobre en manto vegetal, los pobladores humanos han sabido combinar la producción de pastos y bellotas para alimentar a sus ganados y rebaños (vacas, ovejas, cabras y cerdos) con el respeto a ese bien ajeno del que somos fideicomisarios, la naturaleza.

Como nos explicó con su sabia dicción el ingeniero polifacético Santiago Hernández, hoy Presidente de la Fundación que cuida el Parque, la curiosa trayectoria del Tajo, obligado a cambiar su flujo al mar por un murallón de roca durísima, y la contribución de las aguas del Tiétar, abriéndose camino igualmente entre jaras y cantuesos con amplios menandros, ha labrado un escenario singular, que ha servido de lugar de residencia para animales que en otros lugares fueron expulsados por la actividad humana.

Más de 400.000 visitantes tiene detectados la dirección del Parque, que cruza una carretera provincial, la Ex-208, y que tiene su centro de atención a visitantes en Villareal de San Carlos. Cientos de buitres leonados planean sobre el viajero, ya la mayoría de las parejas incubando en estos días de final del invierno. Se entromete entre los que vuelan más bajo, ágil, alguna cigüeña negra, a la búsqueda, aún de compañera. 

Los ojos más avezados descubren en el Tajo  una nutria, allá a lo lejos, en una oquedad de los sinclinales, cerca del puente del cardenal . Hay cormoranes buscando percas, varias anátidas gregariasa las que el viajero no acierta a poner apellidos; se atisban coleópteros de pecho duro entre los cantos rodados y los restos de erosionadas lajas; zumban laboriosas abejas libando las flores de los romeros. Creo ver conejos; alguien grita, un ciervo, un ciervo; y, al lado de una encina robusta percibimos el resultado del hozar de un jabalí. Fotografío, casi oculto entre abulagos y brezos, un narcissus triandrius palidulus, mi miniatura preferida.

De este paseo por la periferia del Parque, la cuestión pretendida no ha sido ver mucha fauna, y mucho menos, detectar las especies escasas. Habría que contar con otro espíritu, disfrutar de más permiso.

En el Centro de recepción, nos han proyectado una película (con el guión de Casto, uno de esos ingenieros a los que la naturaleza hace poetas), cuya locutora ficticia es una águila imperial, en la que se nos cuenta sobre la presión del hombre contra la naturaleza y hemos visto imágenes muy bellas de linces, venados en berrea, somormujos, alimoches, aguilas perdiceras, etc. Nos turbó algún disparo, ladridos de galgos, y nuestros guías nos tranquilizan hablándonos de descartes necesarios.

Lo que fue especialmente reconfortante, mientras el viajero subía hasta el castillo y ermita de Monfragüe, desde la fuente del Francés, entre almeces, durillos, jaras melíferas, espinos y chaparros, fue recibir el suave roce de la existencia compartida, el hálito incomparable que nos permite reconocernos, entre tantos esfuerzos por perdurar, frágiles, pasajeros, huéspedes en precario de estas tierras.



 

Al socaire: Algunas reflexiones sobre desarrollo local en América Latina

No será una novedad para quienes están trabajando en los sectores de agua y residuos en relación con los países en desarrollo, expresar que el esquema que venía favoreciendo la incorporación de las empresas privadas a la gestión de los servicios públicos presenta grietas por varios costados.

En primer lugar, la pretensión de trasplantar, sin adaptarlo suficientemente, el "saber hacer" europeo en la administración pública de las utilities a la idiosincrasia política de las economías emergentes, se ha encontrado con la debilidad de sus estructuras administrativas, la ausencia o deficiencia de los marcos legales, la escasa preparación funcionarial y, por supuesto, la escasez de recursos.

En segundo lugar, el modelo simplemente mercantilista de las empresas de gestión con las mejores tecnologías, convertidas en multinacionales necesitadas de avanzar en la facturación y mantener los márgenes económicos como fuera, ha chocado con las necesidades sociales, la escasa capacidad de pago por los servicios, la ausencia de regímenes tarifarios y, en fin, la falta de una planificación urbana que marcara las guías de preferencia para las inversiones necesarias.

Aunque la presentación del problema que hago aquí es, conscientemente, simplista, la confrontación de la realidad con la petulancia ha llevado a la desconfianza recíproca, y al fracaso sonado de muchos de los modelos adoptados como plataforma de salvación para mejorar rápidamente las características de los servicios públicos en las poblaciones ubicadas en los países menos desarrollados. Hoy día, pocos creen, éspecialmente en Latinoamérica, en las ventajas de la gestión privada de los servicios públicos. Sin que sea necesario citar casos concretos, se habla de escandalosas subidas de tarifas que motivaron respuestas sociales airadas, inversiones comprometidas y no efectuadas, quiebras del modelo de gestión por falta de cualificación en los envíos de personal desde las empresas matrices.

Ni qué decir tiene que abogo por encontrar un modelo intermedio, en el que se utilice la cualificación tecnológica de las empresas especializadas en gestión de agua o residuos -que resultaría imposible obtener desde los municipios, especialmente los de tamaño menor a 100.000 habitantes- y se garantice suficiente control de la administración pública y de sus representantes democráticos, para evitar el enriquecimiento injustificado de los actores o la venta como nuevos de viejos burros ya inservibles. 

En mi próximo comentario precisaré estos aspectos.

Al socaire. La Participación ciudadana en la Sostenibilidad Ambiental.

 Hoy, el Ministerio de Medio Ambiente celebró una llamada"CONFERENCIA NACIONAL DE EVALUACION AMBIENTAL", relacionada con la aprobación de la Ley 9/2006, que obliga a que “la evaluación ambiental estratégica se integre en el procedimiento administrativo de aprobación de un plan o programa” y  exige, entre otras actuaciones, “la elaboración de un informe de sostenibilidad ambiental" .

La ley pretende dar un impulso a la
PARTICIPACIÓN CIUDADANA, elemento en el que, por otra parte, los Colectivos Ecologistas y las Plataformas ciudadanas empiezan a ser especialmente activas. El argumento central que esgrimen estas Organizaciones en sus ya muy variadas actuaciones contra los macroproyectos industriales, y, en particular, contra las instalaciones energéticas que, amparadas por el impulso que se quiere dar a los medios de producción menos contaminantes, están proliferando en el panorama energético español. Mi colega Teresa Villarino, Dr. Ingeniero de Montes, y una mentalidad ecologista de las técnicamente bien fundamentadas, me escribe que “ha vuelto de la reunión con dos frustraciones y una alegría. Una frustración se refiere a que “el programa de vigilancia ambiental sigue siendo una asignatura pendiente, tanto en las EIA como ahora en la EAE.” el representante de la UE, David Aspinwal, abundó en su intervención en ese aspecto, pues sin seguimiento y control todo análisis , diagnóstico y valoración no sirven para nada.”

La otra frustración que refleja Teresa en su nota (y en la intervención que realizó en la reunión) es en cuanto al cumplimiento de los plazos. “Los plazos que estableció la administración para sus tareas, para las respuestas a los promotores, y que nunca se han cumplido. la administración matiene un expediente sin respuesta a veces varios años”
 La alegría de Teresa es “el proyecto de ley Aarthus, que recoge un convenio del mismo nombre y otras directivas comunitarias, sobre acceso a la información y participación pública, que  dice explicitamente" se haga la participación pública de manera real.” 

Es aconsejable consultar la web del Ministerio: www.mma.es, así como la del representante europeowww.ec.europa.eu/ environment/ eia/ 030923_sea_guidance_es/ pdf  

Editorial: Sobre el consumo de recursos y la generación de residuos

Editorial: Sobre el consumo de recursos y la generación de residuos

En septiembre de 2003,  la revista Tecnoambiente publicó el siguiente Editorial del administrador de este Log

 

Puede que los cálculos no estén bien hechos. Parece exagerado afirmar que la producción media de desechos domésticos por habitante y día se acercará a los 0,5 kg. Así que seguramente no se alcanzará en los próximos años la escalofriante cifra de  3 Mill de toneladas de basura/día y, por lo tanto, estará equivocada la estimación de que todos los días habrá que hacer algo con 7 Mill de m3 de basura que, sin otro tratamiento, y si se dispusieran en capas de espesor de 0,4 m, cubrirían en un año la superficie de España. 

Por lo demás, hacer la traslación de que la basura doméstica representa únicamente el 5% de los residuos generados en el total de las actividades humanas (como sucede en España, por ejemplo), tiene el cariz de una especulación alarmista. No hay suficiente información para dar plena credibilidad a la hipótesis de que tal vez estamos produciendo 60 Mill de t de desechos diariamente en nuestra aldea global, sin tener en cuenta que las economías nacionales son muy desiguales.  

Pero, aunque el color de la lupa siga siendo dramático, convendría no ignorar que el consumo de recursos naturales en las economías altamente industrializadas fluctúa entre 45 a 85 t/persona-año con tendencia creciente (Adriaanse et al.). Diversas investigaciones han demostrado que alimentar anualmente a un europeo o norteamericano con buena salud y las naturales exigencias gastronómicas de su paladar educado, provoca una erosión del suelo de unas 15 t. Otras estimaciones ratifican que  la energía utilizada en un año por un ciudadano alemán –por ejemplo- supone la producción simultánea de casi 30 t de estériles (en algún lugar del planeta), además de originar la correspondiente contaminación por consumo de combustible.
 

Con la incorporación al mundo industrializado del pelotón mejor situado de los países que, con innegable derecho, se afanan por mejorar su nivel de vida, el consumo de recursos en los próximos 50 años puede incrementarse en 4 o 5 veces.  Todas estas reflexiones no dejan de ser especulaciones apoyadas en muestreos. Por fortuna,  para tranquilizar nuestra exigencia de exactitud antes de ser convencidos, existen pocas estadísticas fiables. Los datos disponibles son escasos, heterogéneos, no comparables, contradictorios. Además, los hábitos de consumo cambian, el desarrollo económico fuerza nuevas exigencias pero produce también avances tecnológicos, y se acrecienta el control de quienes contaminan.

Lo que no resulta convincente es admitir –ni por resignación ni por petulancia- que el desarrollo tiene estas servidumbres. No se debe considerar como efecto secundario inevitable del progreso aumentar la producción de sustancias cada vez más contaminantes, ni tolerar que se oculten sus efectos durante años. No cabe apoyar una legislación permisiva, ni aplaudir que concentre su actuación en los elementos punitivos, en lugar de enfocarse a la prevención del daño.
 

Aunque una parte sustancial de este deterioro se produzca lejos de nuestras narices, y no afecte negativamente a nuestro producto interior bruto nacional, no podemos esconder la cabeza. A nivel mundial, el impacto ambiental de esta producción de residuos, representa –por vía directa e indirecta- una destrucción masiva de recursos no renovables, y va atenazando los grados de libertad con los que se mueve nuestro despilfarro.

Tampoco es posible considerar el problema de los residuos de forma independiente a los demás agentes contaminantes. Consciente de ella, el legislador de la Ley 16/2002 (De prevención y control integrados de la Contaminación), transponiendo tardíamente la directiva 96/61/CE, aplica como uno de sus principios rectores la percepción integrada del medio ambiente. Agua, atmósfera, suelo, forman un todo ambiental cuyo cuidado no puede segmentarse sin fatales consecuencias.

Ahora bien, las llamadas tecnologías ambientales varían desde el verde oscuro al verde claro. Entre las primeras, hay que considerar las que se ocupan de prevenir y evitar la contaminación, y de mejorar las condiciones ambientales. Las últimas se ocupan del ambiente como objetivo secundario: lo principal sería producir, aunque con la menor contaminación posible. Parece que los países más ricos se inclinan por las tecnologías verde claro, y pretenden simultáneamente convencer a los menos industrializados de las ventajas del verde oscuro.

Sin abundar en una polémica sustancial, los países más desarrollados tienen mucho que hacer para evitar la contaminación. Hay que impulsar la realización sistemática de auditorías internas para revisar la estructura de costes de la producción de residuos e internalizar los verdaderos costes de su tratamiento. Se calcula que aunque la retirada física de los residuos representa apenas el 1% del coste total de producción,  el coste real de los residuos es entre 10 y 30 veces superior. Es decir, considerar el coste total de los residuos supone penalizar hasta con  un 30% el margen actual de las empresas.


Por su parte, el naciente mercado de bonos ambientales abre una magnífica puerta a la solidaridad ambiental internacional (y la Unión Europea puede reclamar el orgullo de ser pionera), si bien es significativo que algunos de los países más desarrollados no estén por la labor de ser solidarios.
 

Preparémonos, pues, para no pagar únicamente para que nos lleven lejos la basura. El RD 1481/2001 obliga, por ejemplo, a calcular también los costes «de la clausura y el mantenimiento posterior de la instalación y el emplazamiento durante el plazo que fije la autorización, que en ningún caso será inferior a treinta años».  Como consumidores concienciados, nos será también  dado decidir que el producto que utilizamos haya sido fabricado con tecnologías respetuosas con el ambiente, aunque tengamos que pagar algo más por ello.  

El mercado del ambiente, así considerado, aún es un mercado emergente. Las empresas especializadas deberían adaptarse a ese escenario, alejándose del modelo de recolector “de casa a vertedero o incineradora”, para profundizar en la dimensión de las nuevas exigencias, que obligan a reutilizar, valorar, y, sobre todo, ayudar a impedir la generación de residuos.

Como siempre, la disposición de información servirá para que los más avezados hagan más dinero, a costa de la ignorancia o la desidia de otros. Pero en un sector tan sensible, no olvidemos que, afectados directos, somos todos. La basura que depositamos hoy en el contenedor, incluso obedientemente clasificada, ha ido dejando un rastro de residuos que –más tarde o más temprano- acabará llamando también a la puerta de nuestra casa.
 

Recuperación de aceites de automóviles

Este es el comienzo del texto presentado en el

Foro de Ingeniería Sostenible de Andalucía el 13 de nov. 2003, Sevilla


1. Introducción.-

El presente trabajo pretende ofrecer una visión fundamentalmente divulgadora y sintética de la información accesible sobre el tema, abordando tanto los aspectos técnico-económicos como los propiamente jurídicos, aunque sin profundizar en los detalles. Se destacan también algunos puntos que en opinión del autor, merecerían especial atención futura.

2. Legislación de aplicación y sus aspectos más relevantes

La Directiva  75/439/CEE se refiere a la gestión de los aceites usados, y tiene por objetivo estimular la recogida y eliminación  de los aceites de automóvil  (y otros relacionados con ellos), creando un marco homogéneo en el seno de la Unión Europea. Fue modificada por las Directivas 87/101/CEE del Consejo y 91/692/CEE.

Su campo de aplicación son los aceites industriales o lubricantes con base mineral que hayan perdido sus propiedades por el uso. Por ello, resultan afectados por la normativa los aceites utilizados para lubricación de motores de automoción, turbinas, engranajes y motores diversos, aceites hidráulicos, etc. La  Directiva 87/101/CEE, (siguiendo a su antecedente la 75/439 y en coincidencia tanto con la transposición española que realiza la O.M. del 13 de junio 1990 como con la disposición de la Generalitat del 6 de septiembre de 1998) define el aceite usado como "cualquier aceite industrial de base mineral o lubricante que se haya vuelto inadecuado para el uso que en origen se le hubiera asignado” y, en particular, “los aceites usados de motores de combustión y de los sistemas de transmisión, los aceites para turbinas y sistemas hidráulicos y especialmente los aceites de motor de los talleres de automoción y embarcaciones” (art. 1)

Las  Directivas prevén desde el caso de la simple eliminación del circuito de  los aceites usados, bien con técnicas genéricas de tratamiento o destrucción, o su depósito en vertederos o almacenes controlados. Sin embargo, se da prioridad al tratamiento de regeneración, o refino, considerando como métodos subsidiarios los de combustión, destrucción,  y el almacenamiento o depósito. La intención de las autoridades comunitarias de reforzar esta preferencia, presentó un referente jurisprudencial cuando el Tribunal de Justicia de Estrasburgo dictó en 1999 una sentencia contra Alemania por incumplimiento de la Directiva 87/101, precisamente por no haber adoptado las medidas adecuadas para favorecer la regeneración frente a otras alternativas.

En España se regula la gestión de estos residuos por la O.M. de 28 de febrero de 1989 y la  O.M. de 13 de junio de 1990, que modifica  la primera. También hay que tener en cuenta la Ley Básica de Residuos Tóxicos y Peligrosos, Ley 20/1986 del 14 de mayo, que afecta a los aceites usados, considerados específicamente como residuos peligrosos y que prevé la sanción para las infracciones a su cumplimiento, desarrolladas en el reglamento R.D. 833/1988 que la desarrolla, aprobado el de 20 de julio, así como el R.D. 952/1997 que lo modifica. Por su parte, la ejecución de las inspecciones está regulada por la OM del 28 de febrero de 1989.  Según la Ley 10/1998, se impartirán multas de hasta 1.000.000 de pesetas (60.000 €) para las faltas leves, de 1.000.001 a 5.000.000 Pta. (60.000 a 300.000 €) para las graves y de 5.000.001 a 200.000.000 de Pta. (300.000 a 1,2 Mill. €) para las muy graves.

El cumplimiento de las Directivas obliga a los Estados miembros directamente, por lo que son ellos quienes deben garantizar la recogida y eliminación de los aceites usados, y organizar un sistema de control que permita vigilar y sancionar su cumplimiento por los particulares, así como recoger información para la confección de estadísticas.

El art. 8 de la OM del 28 de febrero de 1989, confirmado en el R.D. 2225/1993 del 17 de diciembre,  designa a las autoridades regionales autonómicas (nuts de nivel 2) como competentes para supervisar el cumplimiento de las obligaciones y adoptar las medidas previstas. Esta medida abre, en este campo como en otros, una importante diversidad de planteamientos jurídicos, que crea inseguridad al ciudadano y provoca desigualdad entre las Autonomías regionales.

Se hace imprescindible establecer un marco legal unificado, y perfectamente claro, para el tratamiento de cada uno de los residuos peligrosos, teniendo en cuenta que la falta de homogeneidad actual y la complejidad de supuestos, reglamentaciones, interferencias entre las leyes y sus sucesivas modificaciones, son origen de intranquilidad no justificable para directivos y comprometen la viabilidad de las empresas, además de dificultar el control del cumplimiento legislativo. Como ejemplo, la Ley autonómica Reguladora de Residuos 6/1993 de 15 de julio de la Generalitat concede el carácter de servicio público al tratamiento de los aceites usados, que se realiza bajo el control de la Junta de Residus del Departament de Medi Ambient. Esta situación singular ha justificado la adjudicación, mediante concurso público, a la empresa Cator, de la recogida y tratamiento de estos residuos, y es una de las causas del estímulo al comercio interior de aceites usados entre autonomías.

La Directiva impone también que la recogida y la eliminación sean efectuadas por empresas especialmente autorizadas, y que se lleve un registro y control adecuados para facilitar el seguimiento. Estos gestores serán el núcleo organizativo de los servicios de recogida en los puntos de acumulación de aceites contaminados (talleres de automoción, pequeñas industrias), evitando sus vertidos incontrolados.


También se insta a los Estados miembros a implantar campañas de información pública y de promoción que ayuden a crear la mentalización para garantizar una recogida, almacenamientos y tratamientos eficaces.

España ha fijado el umbral mínimo a partir del cual es obligatorio llevar un registro, en los 500 litros/año, para los productores de aceites usados, (que es, por lo demás, la tolerancia máxima de la Directiva) pero no existe ningún límite inferior para las empresas y entidades de recogida y tratamiento, que están obligados en cualquier caso a llevar registros de control. La situación en la Unión Europea no es homogénea. En Alemania, por ejemplo, el límite está establecido en 100 litros/año. Austria, Bélgica, Holanda, Finlandia, Francia y Suecia no tienen fijada cantidad mínima, y cualquiera que sea la cantidad producida, recogida o tratada es obligatorio mantener registros actualizados.

La Directiva prohíbe expresamente el vertido en aguas públicas de los aceites, el vertido incontrolado al suelo, y aquellos tratamientos que provoquen una contaminación de la atmósfera que supere los límites legalmente establecidos.  

Las Directivas no autorizan, además, la mezcla de los aceites usados con policlorobifenilos ni policloroterfenilos (PCB y PCT), ni con otros residuos tóxicos peligrosos. Los aceites que contengan cantidades superiores a 50 ppm de PCB o PCT deben ser obligatoriamente destruídos, y su eliminación es regulada por la Directiva 96/59/EC del 16 de septiembre de 1996. La preocupación por la contaminación con PCB se debe al riesgo de que los aceites minerales regenerados -pero contaminados con PCB- en caso de cambios de aceite incontrolados alcancen el medio natural, o, en caso de vehículos antiguos, los aceites contaminados entren por las holguras del motor de combustión, se quemen a bajas temperaturas, generando gases de muy alta toxicidad. Un caso de actuación policial para evitar la contaminación por PCB sucedió en Alemania, en Emerich, donde un camión que transportaba aceite con PCB fue incautado. Actualmente, en la frontera entre Alemania y Suiza la policía verifica el contenido en PCB de los aceites transportados, y si supera los 50 ppm son confiscados y multada la empresa que autorizó el transporte. Se calcula que entre ambos países circulan anualmente unas 500.000 toneladas de aceite contaminado con PCB.

Cada tres años, los Estados miembros deben elaborar un Informe sobre la aplicación de las vigentes Directivas, que, a su vez, la Comisión resumirá en un Informe integrado, para su difusión pública. El último informe disponible es de fecha 11 de julio de 2003, y se titula: “Informe sobre la aplicación de la legislación comunitaria (directivas 75/442/CEE relativa a los residuos, 91/689/CEEC relativa a los residuos peligrosos, 75/439/CEE relativa a los aceites usados, 86/278/CEE relativa a lodos de depuradora y 94/62/CEE relativa a envases y residuos de envases)”, y afecta al período 1998-2000. Sus resultados y algunos comentarios se utilizan en este trabajo, puesto que –con todas sus deficiencias-  se trata de una de las mejores informaciones disponibles sobre el  tema.

Para completar esta reseña de legislación aplicable, hay que citar también la directiva 200/76/CEE del 4 de diciembre de 2000, sobre Incineración de residuos, que incide indirectamente sobre la gestión de los aceites usados, al dictar normas sobre emisiones admisibles en las instalaciones de co-incineración (por ejemplo, cementeras) que utilicen residuos, endureciendo los límites de emisión de NOx, y que deroga la 94/67/CEE, de 16 de Diciembre de 1994, relativa a la incineración de residuos peligrosos

Los plazos de incorporación o  aplicación de las Directivas anteriormente citadas (salvo la relativa a los PCTs y para las instalaciones de incineración existentes) hace tiempo que se han cumplido (puesto que se concedieron entre dos y tres años desde su promulgación en el Diario Oficial).

Sin embargo, la Comisión, en diferentes comunicados ha hecho constar que la Directiva 75/439/CEE sólo ha sido parcialmente aplicada en los Estados miembros y que éstos no han  concedido prioridad a la regeneración de aceites usados con respecto a su incineración. En la Comunicación COM(1999) 752 , correspondiente al Informe de la Comisión al Consejo y al Parlamento de 10 de enero de 2000, y con relación a la aplicación de la legislación comunitaria en materia de residuos durante 1995 y 1997 (que incluye, también, las Directivas 75/442/CEE, 91/689/CEE, 75/439/CEE y  86/278/CEE), la Comisión ya había denunciado que no se estaba respetando la jerarquía de los principios de gestión de aceites usados (regeneración, combustión y destrucción/depósito en vertedero seguro) y que sólo Alemania, Luxemburgo y Francia cumplían con la indicación de conceder de dar preferencia a la regeneración.

La escasez de datos, su poca fiabilidad, la ocultación de informaciones relevantes para el control, son las razones principales de la falta de solidez de algunas conclusiones y juicios emitidos por la Comisión, que resultan muy afectados por la comprobación cruzada de las informaciones y los avances en el mejor conocimiento del estado de la técnica.