Asturias, en estado de elección permanente
El presidente del Principado de Asturias, Francisco Alvarez Cascos, a los siete meses de ser investido, ha decidido convocar por sorpresa nuevas elecciones autonómicas, que se celebrarán el próximo 25 de marzo, coincidiendo con las andaluzas. La razón esgrimida es que, al no habérsele aprobado los Presupuestos para 2012 en la Cámara regional, en la que gobierna en minoría, el Foro Asturias no puede cumplir el programa electoral.
He escrito en varias ocasiones que Asturias es banco de pruebas permanente de la situación general del país y que en no pocas ocasiones, lo que sucede en esa pequeña región es un adelanto de lo que sucederá -o se trata de evitar que suceda, probando los antídotos- a escala de Estado.
Alguna reacción del correoso y curtido Alvarez Cascos era de esperar, después del nombramiento como delegado del Gobierno del hasta entonces alcalde de Oviedo, el también ingeniero Gabino de Lorenzo -éste, de minas; el otro, de caminos, aunque de Lorenzo ha ejercido su carrera antes de ocupar la alcaldía, en tanto que Cascos siempre se ha dedicado a la política-.
El art. 154 de la CE asigna a la figura del representante del Gobierno del Estado funciones de coordinación con los responsables autonómicos y había expectación morbosa en conocer cómo se desarrollarían estos encuentros. (La foto del saludo del presidente del Principado y el nuevo delegado de Gobierno, el día de la toma de posesión del segundo, era enigmática: podría interpretarse tanto como un saludo militar o como un corte de manga; en cualquier caso, el desapego entre ambos quedaba puesto de manifiesto).
Se puede predecir lo que resultará de estas elecciones repetidas: una disminución de la participación electoral, un aumento de la desorientación entre las opciones políticas, incapaces de concretar programas ajustados a la realidad social y económica, un mayor endeudamiento regional y, sí, en mi modesta opinión, los mismos resultados electorales de hace siete meses.
0 comentarios