Jugando en Corto: A leches en la Central Lechera asturiana
El detonante de la situación ha sido la dimisión -aplazada año tras año- del Presidente Jesús Saenz de Miera, que tiene ya 85 años, y que ha sido el gran creador e impulsor de uno de los mejores inventos para el futuro de Asturias que conozco. Su marcha ha abierto el interrogante de su sucesión y acelerado las luchas intestinas, porque la púrpura es apetitosa.
La situación, desde el punto de vista formal, implica que los socios pasivos de CLAS han elegido sus 16 representantes, mientras que los activos cubrieron las restantes 100 plazas de la Asamblea de compromisarios, por lo que éstos controlarán, por tanto, el 86,2 %. Esa Asamblea electoral elegirá la mitad de los 12 miembros de la Junta Rectora, entre ellos el Presidente, y 2 de los 4 miembros de la Comisión de Control. Entre el 23 de mayo y el 10 de junio se presentarán candidaturas oara vocal y Presidente de la Junta Rectora. Para optar a la Presidencia hay que contar con el 10% de los votos, si se es ya compromisario; porque en otro caso, necesitará 65 avales de socios si es activo y 325 si es pasivo, y necesita él mismo ser socio activo.
La historieta puede parecer nimia a muchos de lectores de este Cuaderno, pero no me parece trivial para el futuro del campo asturiano. Según las composiciones de poder que se formen, la cabeza que más peligra es la del consejero delegado Pedro Astals, imaginativo profesional que ha sabido llevarse suficientemente bien con Saenz de Miera para introducir variantes en el modelo de empresa tradicional, dotándola de más agilidad en un mercado tremendamente duro, en un tándem de compromiso que ha sabido impulsar la sociedad y salvar escollos en los que se han estrellado otros barcos.
Astals, incorporado en 1993 creó en 1997 la Corporación Alimentaria Peñasanta, CAPSA, con la fusión de CLAS, LARSA (que opera en Galicia) y ATO (grupo catalán). Pero en Asturias no todo el monte es orégano, y las ideas encuentran siempre sospechas y críticas. Astals es acusado por un sector de intentar vender la Central a “los catalanes”, perjudicando a los socios durmientes, puesto que –según dicen- se les pretende recomprar las acciones al precio que pusieron en su momento, con una revalorización simbólica.
La lucha por el poder está abierta, y se estima que una mayoría de los ganaderos antiguos apoyarán la candidatura de Bertino Velasco y Jesús Fernández, que proponen seguir en solitario. No es una posición simplemente sentimental, porque está en juego la valoración de las acciones, adquiridas hace años por 5.000 Ptas., y a las que se fueron añadiendo primas a la producción lechera. Si la valoración de esas acciones se hiciera con la simple actualización de esas aportaciones, el valor actual sería casi testimonial. Pero si se realiza de acuerdo con la valoración en libros de la Central, se manejan cifras de 18.000 a 24.000 euros para un socio durmiente medio, lo que no es moco de pavo.
CLAS y Astals están viviendo unos momentos, supongo, delicados, cada uno en su dimensión. Es de esperar que su capacidad de maniobra del consejero delegado sea alta, y utilice su poder de convicción entre pasillos y en las cuadras, que allí también anda el poder. Ha de convencer que le preocupa el campesino asturiano, que no va a vender la Central, que los socios durmientes van a tener una salida (si lo desean) económicamente ventajosa. Cajastur jugará un papel aún más importante. Algún ejecutivo de la joya de la corona de la financiación asturiana andará tras la pista, de hacerse con el sitio si a Astals le da por dar un portazo, cobrar la indemnización y pasarse a la competencia.
Que la cordura salve a la Central, porque Asturias necesita una Central lechera fuerte; ojalá que la propensión astur a andar a leches con los que tienen ideas, en especial si son de la región, no impida ver el bosque, digo, la cabaña ganadera. Teóricos hay muchos, gente que se remangue, pocos.
2 comentarios
Administrador del blog -
chus -
Es sobre las elecciones de Oviedo. Saludos!