Al socaire: Le magicien y la joven ausente
"Le magicien y la joven ausente" es el título de un relato; o, para ser más precisos, de un cuento, una historia inventada. Narra la venganza de una ayudante de mago que, despechada por el ilusionista del que había estado enamorada y al que había entregado su vida y su arte, pasa a ser ella misma la urdidora de un juego de magia en el que hace caer, con estrépito, a la persona con la que convivió durante años.
Se me ocurrió la historia cuando visitaba Frómista un par de días antes de escribir el chisme, en uno de esos recorridos cómodos del Camino de Santiago que hacemos los falsos peregrinos que andamos a uña de caballo (léase, sobre cuatro ruedas) por la vida. Allí, en la reinventada iglesia de San Pedro, encontré un retablo que me atrajo por su ingenuo dramatismo, a pesar de pesares: faltaban viñetas, estaba en una esquina sin iluminación y se encontraba,parecía, en el sitio equivocado.
Se representaba al mago Hermógenes, convertido al cristianismo por Santiago apóstol, abominando de la magia, y arrojando sus libros de tal arte al mar, desde una barca, en presencia de su discípulo Fileto.
Nada dice la naración, por supuesto, inventada, (porque está archireconocido que Santiago apóstol nunca estuvo, físicamente, en España), sobre la conversión de Fileto. Por tanto, yo también me imaginé algo para completar el mito: que Fileto, una vez que se marcharon los de la escena principal, recogió los libros de su maestro del agua, y siguió ejerciendo, con gran éxito, la magia por su cuenta.
Con un cuento con esa base y dosis de fantasía obtuve el segundo premio del Concurso de Escritores ingenieros de Minas. El autor del que mereció esta vez el primer premio, "Dieciseís en semicírculo", fue Francisco Javier Llera Fueyo, tercer clasificado en el anterior certamen, en el que el mismo Jurado, con "Quince años de viaje sin parar" me dió entonces el primero
Está claro que los títulos con cifras atraen la suerte. Pero, para evitar malentendidos, reconozco, con inmediatez, que el relato del compañero Javier, con el que estuve haciendo algunas risas durante la velada en la que recogimos el diploma y un talón con la pasta por los premios, era bueno. Mejor que el mío, al menos, para el Jurado y para mí.
1 comentario
Javier -
Acabo de hacer el uso prometido de la tarjeta de invitación a la lectura de "Le magicien y la joven ausente". Y me he deleitado un montón. Un relato excelente por muchas razones.
En el prólogo del libro con los relatos del certamen - escrito en la modalidad de contrarreloj para que llegase impreso a la agradable velada del otro día - recomendaba, a ciegas, leer las historias contadas por mis compañeros. Utilicé para ello, como sabes, el argumento de que cualquier lector encontraría en ellas todo el embrujo de la literatura. En realidad, la penúltima versión del prólogo no ponía eso, sino "la magia de la literatura", y los ficheros informáticos son testigos. Pero un par de días antes de la fecha límite para entregarlo, me llegó por correo el acta del jurado con los títulos de todos los relatos premiados. Encajé como pude un párrafo previo presentándoos a los autores y los títulos, y no tuve más remedio que buscar una alternativa a la "magia". Quedó con un toque exótico, y como el editor ha elegido el párrafo en cuestión para la contraportada, ya ves, corre el riesgo de ser lo más leído del libro.
"Le magicien y la joven ausente" puedo recomendarlo ya con conocimiento de causa. Hay en el relato mucha y muy buena magia. De la taumatúrgica, porque como en los grandes trucos, incluso avisas a medio camino - basta reemplazar, en el párrafo sobre la importancia de las cadencias, magia y espectador por literatura y lector -. Y también de la literaria, porque como en las mejores ficciones, creas una ilusión con retazos de realidad, y sugieres así la pregunta de cuánto puede haber en nuestra realidad de ilusión. ¿O es que serán las dos la misma magia?
Un abrazo muy fuerte, Ángel.