Al socaire: El Colegio de Ingenieros de Minas otorga sus premios literarios
El Colegio de Ingenieros de Minas del Noroeste de España viene convocando, desde hace años (creo que doce) el Certamen Nacional de Escritores ingenieros y estudiantes de esta especialidad. El primer Premio se concede a la memoria de José Emilio Durán, "Pin", y ha contado en el Jurado con la presencia casi continuada de Carmen Ruiz-Tilve, acompañada este año por Manuel Herrero Montoto, Miguel Rodríguez Muñoz y Ricardo Menéndez Salmón.
Tengo el orgullo de incorporar a este cuaderno la noticia de que en esta Convocatoria, el premio me lo han dado a mí, por mi relato "Quince años de viaje sin parar", presentado bajo la plica "Bensaitén". Ayer fue la entrega del Diploma y el galardón económico, en un acto al que no pude asistir porque tuve que cumplir en Madrid con obligaciones ineludibles surgidas de mi esquizofrenia profesional. Pero estuve muy bien representado por mi esposa, a quien se ve en la foto -tomada por mi hermano Juan Carlos- platicando con la viuda de Pín Durán, y bajo la observación atenta de Vicente de la Pedraja.
Yo le había preparado a María Jesús, para el caso en que tuviera que decir unas palabras, la nota que trascribo a continuación. No tuvo ocasión de leerla, pero refleja mis sentimientos hacia un colectivo al que dediqué una parte de mi tiempo libre y en el que, aunque a veces lamento tener que soportar un par de enemigos irreconciliables -surgidos, imagino, de ese nido de esperpentos que es la envidia-, puedo decir con inmensa satisfacción que ese dolor resulta con creces compensado porque ese mismo colectivo es soporte de cientos de amigos entrañables -con los que comparto inquietudes, saber haceres, ilusiones, esfuerzos, experiencias comunes.
Quiero hoy personificar esos amigos en Vicente de la Pedraja, secretario técnico del Colegio del Noroeste, al que conozco desde hace muchos años, lo que no impide que podamos sorprendernos uno al otro de vez en cuando con manifestaciones de sincero afecto, que son muy de agradecer en estos tiempos tan áridos.
Estas fueron las Notas no leídas -no había por qué, pero me gusta estar preparado- en la ceremonia de Otorgamiento de Premios V Certamen Nacional Escritores Ingenieros de Minas (Salón Covadonga, Hotel de la Reconquista, Oviedo). Un acto estupendamente organizado, por lo que me contaron, emotivo, y del que me han llegado multitud de mensajes de cariño y felicitación.
No se si darán oportunidad a los premiados de leer alguna cosa, o se dará por supuesto que estamos naturalmente agradecidos al Colegio del Noroeste y al Jurado por habernos otorgado este premio. Por si acaso, le voy a entregar a mi mujer, María Jesús, que me va a representar en la ceremonia, estas notas, para que si le ponen en la tesitura de decir algo ante un micrófono, las lea. No puedo estar presente, a pesar de que hasta última hora, creí que podría arreglar desplazarme a Oviedo, la ciudad en donde nací y en donde tengo tanto de mí, porque si alquien a escrito "voy dejando trozos de mí mismo en mil lugares", yo en Asturias tengo mucho de lo que fuí.
La concesión del premio José Emilio Durán Zaloña, Pin, que fue mi jefe durante muchos años en Investigación Operativa de Ensidesa, amigo sin vuelta de hoja, profesor ya no me acuerdo bien de qué, y colaborador eficacísimo en el invento de Entiba, que hoy sigue gozandode tan buena salud, es un orgullo para mí. Decir que conté con la amistad de Pin Durán puede no significar nada para quienes no le conocieron, pero fue una categoría especial para quienes gozamos de ella.
Vengo mirando con envidia a los premiados, certamen tras certamen, aunque solo me presenté al primero que se convocó, y a éste en el que se me premió. Vicente de la Pedraja, (el factotum del Colegio del Noroeste –con permiso del decano actual, José Angel Fernández Valcarce, y de los anteriores, entre los que figura el hoy Presidente del Consejo, Pedro Martínez Arévalo- y con la ayuda sempiterna del tesorero áulico Paco Martín Diego-), sabe que me hubiera gustado haber sido el primer premiado escritor ingeniero de minas -bueno, y a quién no-, y que me presenté a aquella primera edición con un Cuento de amor, que no fue tomado en consideración porque, tonto de mí, lo envié certificado con el remite visto, y, claro, anularon mi plica y la candidatura.
Ahora, sí, puedo decir con satisfacción que figuro oficialmente entre los ingenieros de minas que escriben bien, que es un galardón muy serio, porque casi todos los ingenieros de minas escriben muy bien. Contando con vuestro permiso, queridos compañeros del colegio del Noroeste de ingenieros de Minas, voy a añadir en uno de los apartados especiales de mi currículum, que, con un Cuento de ficción, -de los muchos cuentos que tuve que vivir, soportar y contar-, me habéis declarado oficialmente mejor escritor ingeniero de minas del año 2006, Premio José Emilio Durán Zaloña, con cuya amistad me honré durante muchos años, y a cuya viuda mando desde los parapetos de Madrid, un beso emocionado.
El cuento está escrito en primera persona por un niño de quince años que explica su concepto imaginario del Universo, a partir de sus experiencias, llevado de la mano de su imaginación y estimulado por su abuelo. Quiero decir que me esforcé en imitar el lenguaje de un niño inteligente y culto, y que el cuento es también un ejercicio de complicidad.
Así que, Pin, tés donde tés, tás avisáu: nun tiés que preocupáte. Si te fai falta un ayudante pa poner a limpiu les coses que vos pasen allá enriba, compañeru, apúntame na lista, pero dí-i a quien mande, que non se de priesa en llamáme, que aquí toi bien, y entoavía temos abondo por facer los d´aqui enbaixo.
6 comentarios
Marta -
Administrador del blog -
La comparación con Erasmo de Rotterdam no resiste la primera embestida, pero, como es una manifestación de afecto, la recojo con cuidado y la pongo junto al corazón; en el mío no encuentro la envidia, supongo que ha ido a vivir a otros lugares más inhóspitos, que es lo que tengo entendido le gusta a esa imitación aberrante de la inteligencia.
Luis -
Ana -
Administrador del blog -
chus -