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El blog de Angel Arias

Jugando en corto: El reto es saber con qué prioridades actuar

Se ha inaugurado hoy por la mañana, día 1 de diciembre de 2008, bajo la presidencia de Elena Espinosa, Ministra del Ambiente y de los medios rural y marino, el IX Congreso Nacional de Medio Ambiente (Conama). El salón de actos del palacio de Congresos de Madrid, en el Recinto Ferial, presentaba una considerable presencia de público variopinto a una hora difícil -las 10 de la mañana-, todos reunidos por el poder de convocatoria de ese mago del ambiente, físico de profesión, que es Gonzalo Echagüe, creador del invento.

Este año, el lema del Conama es "El reto es actuar". En la ceremonia inaugural, todos los intervinientes -fueron nueve, en alocuciones algo plúmbeas, pero es díficil ser original en un tema tan manido- alabaron la pertinencia de este eslógan. Lo importante es, dijeron por activa y pasiva, dejar los análisis y obrar: el ambiente no admite espera; su deterioro es tan evidente que no cabe polémica; etc. Fueron escuchados mientras las primeras filas de butacas leían sus correos y mandaban sms desde sus móviles.

(Por cierto, ¿no sería mejor referirse, simplemente, al medio o a los medios que al medio ambiente?)

Ya. Pero, además, es que hay que saber con qué prioridades. Los ecologistas de sartén y tentetieso dirán, complacidos, que hemos avanzado mucho en la implementación de la energía eólica, que la producción fotovoltaica ha alcanzado antes de lo previsto sus metas o que la concienciación ambiental está ahora más extendida.

Por supuesto, para los ecólogos, esos pesimistas crónicos, preocupados por la falta de sintonía entre los países para adoptar medidas drásticas para contención de ese despilfarro ilícito de la naturaleza, nunca serán suficientes las medidas y, para todos, subsistirá el temor, que persistirá ya durante varias de las próximas generaciones de humanos, de si no habremos llegado demasiado tarde a diagnosticar el problema.

Seamos sin embargo, optimistas aunque cueste. Conscientes de que sigue habiendo dos velocidades en la valoración, dos tendencias que pueden ir en la misma dirección pero cuya distancia relativa es cada vez mayor. Disgustados porque la crisis económica haya puesto al desnudo que, para los que mandan, salvar los dineros está antes que las preocupaciones ambientales.

Optimistas por más que los países menos desarrollados -¿emergentes aún o hundidos todavía?- no parecen estar dispuestos, así como así, a renunciar a su evolución económica si para ello tienen que dejar en desuso su ambiente, que es donde están los recursos. Reclaman su derecho a cortar árboles, contaminar aires y ríos, mantener industrias competitivas aunque para ello tengan que ser menos restrictivos en el control de gases, terrenos y efluentes.

Porque necesitan consumir ambiente para subir algo el poder adquisitivo de los míseros salarios de sus ciudadanos, disminuir la incultura en que están sumidos, y hasta para poner un mínimo de orden en sus administraciones públicas, en donde la corrupción ha hecho brechas que se miraron y se siguen mirando con mucha indulgencia desde el pedestal del desarrollo.

Seamos optimistas y fijemos prioridades. ¿Con qué prioridades, pues, actuar?. Sin duda, la primera prioridad para los países más desarrollados está, hoy por hoy,  en detener su propio dispilfarro, cambiar la metodología, dedicarse más a la investigación que al consumo. Hay que ser mucho más espléndidos con los países pobres. Es necesario, incluso, utilizar la humildad, para sentarse a su lado, no para enseñar dogmáticamente "lo que es correcto", sino también para aprender de ellos, de su cultura, de su pobreza, de sus silencios y gritos de justicia.

La primera prioridad para los países en desarrollo es abandonar la idea de que la felicidad está en el uso individual de la tecnología: menos equipos electrónicos en cada casa, menos aislamiento, y más salir a la calle, comunicar en grupo, disfrutar de la naturaleza sin tocarla, viajar más con la imaginación, amar más al otro. Reexplicar las religiones, desde el agnosticismo, incluso.

Tal vez este Conama nos ayude a comprender cuál es el reto y de qué lado está la verdad. Porque, queridos amigos intervinientes en la mesa -técnicos, políticos de acá y de allá, representantes de las ongs, público en general- es cierto que con la estrategia ambiental se han generado algunos empleos (se habló de 170.000 personas trabajando en esta encomienda, solo en España, solo en agua y depuración...). (1)

Pero no nos engañemos ni nos quieras engañar, apreciada ministra, la preservación y mejora de la naturaleza, genera ingentes costes, que alguien tiene que pagar, y los estamos pagando con más impuestos, cierre de empresas, más paro al hacerles perder competitividad por la internalización de esos costes.

Si queremos naturaleza, y creo que aunque no la queramos más que para disfrutarla individualmente, necesitamos conservarla para generar una sostenibilidad efectiva, colectiva, total, tenemos que asumir que hay que cambiar de paradigma. No es solo una frase hecha, es la realidad de que, por el camino en que hemos llegado aquí, ni vamos todos juntos, ni el final previsible es lo agradable e idílico que se nos había pronosticado.

Va a ser que el cambio climático era solo una excusa imprescindible para cambiar de metodología.

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(1) Teniendo en cuenta que en el sector de gestión de agua limpia, se puede calcular 1 empleado cada 500 habitantes, es posible que este subsector emplele en España a unas 90.000 personas, en cometidos directos.

1 comentario

Rubén -

Hola Angel, antes de nada gracias por el comentario en mi blog de expansion.com, interesante post, la verdad es que en cierto modo hay que aprender mucho, muchísimo de estos países, realmente su forma de vivir, en general es mucho mejor que la de muchos países occidentalizados, pero a su vez creo que, quizás, el coletazo de la crisis también les obligue a no tener en cuenta tanto sus propios recursos para hacer crecer sus países, si no a empezar a echar un vistazo a lo que va a pasar en unos años. Todos los imperios caen, el Romano, el de los dinosaurios ;) y curiosamente sólo sobreviven los pequeños de todos los sitios (a día de hoy aún hay lagartijas, que se supone que han durado desde el pleistoceno ;). El tiempo manda.