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El blog de Angel Arias

Dibujo comentado: La lectora impenitente

Dibujo comentado: La lectora impenitente

Hoy, día del libro, 23 de abril de 2008, lo propio sería glosar la figura de Cervantes, Shakespeare, o de algún otro de los miles de autores literarios que han alcanzado la fama universal. Lo lógico hubiera sido, en todo caso, hablar del libro, de la lectura. O publicar un relato, apuntándose a un homenaje a uno mismo, como si fuera el portavoz de todos los autores.

Yo he seleccionado un dibujo. Uno de mis muchos dibujos. De acuerdo con el título, debería tratarse de alguien leyendo. Aún más concretamente, una lectora empedernida, una lectora impenitente.

Tengo ya en este espacio publicado un dibujo que encaja mejor con la fiesta del día, bajo el título: "El libro de poemas". También dispongo, amigo lector, de un apunte que, representando a una joven leyendo en un aeropuerto, fue titulado por mí de aquella manera.

Pero, buscando hoy esa pintura, encontré esta otra que, de forma alegórica, me parece que representa también la misma idea. Es un "Arbol florido",. Fue dibujado en Ibiza, en 1995. Mi lectora impenitente de hoy es, pues, un "árbol florido".

¿Por qué?. Sin duda, para los escritores varones, conseguir captar la atención de una hembra a la que deseamos seducir representa un atractivo insoslayable. Así hemos empezado todos en nuestra adoleslcencia: escribiendo para seducir.

Cuando uno es un escritor profesional, se escribe para mucha gente, pero es posible que se piense en una sola persona. ¿Qué pensará ella/el de lo que hemos escrito? ¿Le gustará?. Es decir, ¿conseguiré seducirlo?.

El dibujo representa a una joven de espaldas, desnuda, que parece llevar atado a sus antebrazos un árbol frondoso. Pero el título sugiere que la interpretación debe ser contraria: un árbol que tiene por tronco una mujer sensual -lleva ligas, incluso-, a la que está unido por raíces aéreas, por venturosas lianas que entrelazan a ambos. El cabello rojizo de la joven se descompone en nuevas figuras, sugiere otras escenas dentro del cuadro...

La joven es, hoy, la imaginación, y la copa del árbol que ella alimenta con su sangre es la creatividad.

El dibujo está hecho a lápiz, en pequeño formato, aunque lo he ampliado -fotocopiándolo- muchas veces, y lo he regalado a muchos amigos y amigas. Alguno sé que lo tiene, enmarcado, en su cuarto de leer, que es el cuarto de estar -aunque ahora quien reina en esos espacios suele ser la televisión.

Desde el punto de vista pictórico, no hay mucho que reseñar: se busca la simbología, y, como boceto extraído de la imaginación, los contornos son algo imprecisos, la figura, esquematizada e idealizada con aires de cómic. En mis apuntes, ya tengo escrito, tiendo al affiche, al dibujo-póster, resaltando con colores fuertes, brillantes, el mensaje, en el que tanto tienen que decir las figuras.

Una amiga me preguntó qué quería decir con el rectángulo amarillo al que se sobrepone la figura femenina. No supe qué contestar. No ofrece luz al cuadro (la iluminación parece provenir del espectador y no de ese foco luminoso). Tampoco se trata de una ventana (aunque en muchos cuadros en los que he representando parejas, él o ella, se escapan por una ventana abierta); pero está demasiado baja, para ser una ventana. El rectángulo enmarca los pechos y el vientre de la joven,que no se ven, sin embargo.

Lo miré atentamente, desde la distancia temporal, y me pareció las manos extendidas ofrecían un soporte real, físico, al árbol. El rectángulo amarillo representaba. por tanto, la tierra, su misión era hacer creíble lo que no era sino un engaño visual. La joven desnuda, en verdad, no estaba atada a ningún árbol; se había plantado ante él y el espectador. El encanto inicial se rompía, así, considerado desde lo factible, descendidos desde la escalera de la fantasía...

Teatro, en suma. Esa forma de literatura que no pretende engañar, porque se construye desde el mismo engaño de la representación, a base del esfuerzo de los actores por acercarnos a una realidad falsificada.

 

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