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El blog de Angel Arias

Jugando en corto: No todas las empanadas llevan tomate

Este es un cuento real como la vida misma. Lo cuenta el Daily Telegraph en su edición de hoy.

Dos hermanos, en la por lo demás pacífica pacífica Britania, han llevado sus discrepancias ante los Tribunales, incapaces de ponerse de acuerdo sobre la forma de cocinar la empanada de cordero.

Después de pasarse varias horas bebiendo,  Michael llevó a su hermano John a casa para invitarle a cenar su especialidad culinaria, la empanada. Para su sorpresa, su invitado escupió el primer bocado y le dijo más o menos que la receta era un desastre, y que había mancillado la memoria de mamá, porque una empanada que se precie debería estar cubierta con varias lonchas de tomate raf, como siempre había hecho ella, para darle más jugosidad y facilitar la digestión del cordero.

La propuesta enfadó terriblemente al anfitrión, porque es chéf en un restaurante y la receta de mamá sería buena, pero la suya era la perfección hecha bocato de cardinali. Así que, lleno de furia profesional, golpeó a su hermano con una pala en la cabeza, que era lo que tenía más a mano.

En correspondencia, fuera de sí, el invitado trató de prender fuego a la casa con una lata de gasolina, lo que llevó al bueno de Michael a avisar a la policía, que arrestó al incendiario. Había antecedentes. No era la primera vez que John desarrollaba inquietudes pirómanas, pues ya había pretendido prender fuego a su propio piso hacía unos años, se supone que para hacer costillas a la brasa como mandan los cánones.

Después de pasar la noche en el calabozo, John, que, por cierto, vive en el piso de al lado, denunció a su hermano, alegando que las cosas no podían continuar así, y ya que la paz familiar se había roto junto con su cabeza, pidió ser resarcido con 200 libras, que le servirían para comer en adelante hamburguesas en el McDonalds de la esquina. Además, solicitó que se le impusiera al cocinero infiel una orden de alejamiento por 12 meses.

Los procuradores de ambos defendieron, con argumentos del rigor que el caso merecía, los respectivos puntos de vista, alegando los elementos de hecho y de derecho que convenían a la posición de sus representados. Tomatoes or not tomatoes, that´s the question.

Sin poder contenerse, y después de escuchar lo que le pareció una sarta de sandeces, el juez Ward intervino para emitir su inequívoca y experta opinión: no era necesario poner tomates en la empanada de cordero.  

Se desconoce si Michael, obviamente discrepante con el fallo, recurrió nuevamente a la contundencia de la pala para dar con ella en la togada cabeza, o se avino a la decisión judicial, persuadido al fin y al cabo de que in judicatum solvi habitat veritas.

Que tampoco se sabe muy bien porqué no han de hacerse en un hogar bien avenido, dos empanadas de carne de cordero, diferentes solo en llevar o no el tomate, como vienen resolviendo las familias españolas con la tortilla de patata, que le ponen o quitan la cebolla, según gustos.

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