Poema (del libro No tenemos a nadie, 1996)
Magnicidio presagiado
La Reina Madre me miró
a través del ojo sano que tenía,
acarició con mano firme mis cabellos
y despertando en mi sueño
ardores de doncella, dijo:
Hijo, estoy orgullosa
de tí, por lo que has hecho,
pero me sale mucha más emoción
de las entrañas
por lo que no has hecho,
querido mío.
No has movido un solo dedo
para protagonizar hechos singulares;
convencido de lo inútil de la Historia,
has nacido para rey de los pacíficos,
y asentado en tu venerable torpeza
te hiciste, sin saberlo, capitán de las huestes
que vuelven de vacío.
No tienes rival en la desgana, amado mío,
haces profundamente feliz a esta madre,
cuando recapacito y veo
que, a diferencia de los demás,
que luchan para conseguir arrebatando
tú para llegar hasta aquí, hasta ningún sitio,
sólo has tenido que sacar la corona del armario
y enfundártela;
y lo bien que bien te sienta.
Gran diferencia haces con tus antepasados:
no has decapitado a leales compañeros,
ni mancillado honores de doncella;
eres inocente de haber causado ultrajes
a tirios a troyanos; no te siguen falsarios.
En tu estado de muermo eres tan perfecto
que no tengo que darte
más que un único consejo:
Cúidate de la depresión, querido hijo;
porque ser Rey con tanto talento tiene
por desgracia
desventaja,
y es que tu esperanza vital es más baja
que la media de tu pueblo.
La Reina Madre me miró
a través del ojo sano que tenía,
acarició con mano firme mis cabellos
y despertando en mi sueño
ardores de doncella, dijo:
Hijo, estoy orgullosa
de tí, por lo que has hecho,
pero me sale mucha más emoción
de las entrañas
por lo que no has hecho,
querido mío.
No has movido un solo dedo
para protagonizar hechos singulares;
convencido de lo inútil de la Historia,
has nacido para rey de los pacíficos,
y asentado en tu venerable torpeza
te hiciste, sin saberlo, capitán de las huestes
que vuelven de vacío.
No tienes rival en la desgana, amado mío,
haces profundamente feliz a esta madre,
cuando recapacito y veo
que, a diferencia de los demás,
que luchan para conseguir arrebatando
tú para llegar hasta aquí, hasta ningún sitio,
sólo has tenido que sacar la corona del armario
y enfundártela;
y lo bien que bien te sienta.
Gran diferencia haces con tus antepasados:
no has decapitado a leales compañeros,
ni mancillado honores de doncella;
eres inocente de haber causado ultrajes
a tirios a troyanos; no te siguen falsarios.
En tu estado de muermo eres tan perfecto
que no tengo que darte
más que un único consejo:
Cúidate de la depresión, querido hijo;
porque ser Rey con tanto talento tiene
por desgracia
desventaja,
y es que tu esperanza vital es más baja
que la media de tu pueblo.
Considera seriamente
la posibilidad de un atentado.Los que apoyaron a tu padre,
los descendientes de quienes tanto quisieron
a tu bisabuelo, apodado el tirano,
se consideran traicionados
y esperan encontrarte sin la guardia
para matarte.
2 comentarios
Administrador del blog -
En cuanto a la foto del "arbol apoyado", la hice yo, en efecto. El árbol está en el Parque de San Francisco, en Oviedo.
RAFA CEBALLOS -
¿La has hecho tu?. ¿Dónde está ese árbol?.
Me apetece mucho verlo "in situ"
Un abrazo de este "tu seguidor".