Al socaire: Un libro de Cuentos escrito por ingenieros
Hace un par de meses, comuniqué, muy orgulloso, que me habían dado el Primer Premio en el Concurso de Relatos convocado por el Colegio de Ingenieros de Minas del Noroeste. Mi relato se titula: "Quince años de viaje sin parar", y narra la aventura personal de un niño minusválido que, con su imaginación, rompe todas las barreras, incluso las que nos limitan la comprensión cabal del Universo.
Como los relatos se presentaban con seudónimo, y el Jurado no estaba compuesto por ingenieros de minas, sino por gentes de la literatura, puedo referirme ahora a las buenas relaciones de amistad, por encima del trivial compañerismo, que me unen con la Junta directiva de ese Colegio profesional, al que estuve vinculado durante mucho tiempo (y del que también fui vocal).
Sorteando lo que es habitual, para testimoniar también de ese forma el afecto que me tienen estos colegas, el Secretario General Técnico del Colegio, Vicente de la Pedraja, me pidió que escribiera el Prólogo del libro que hace unos días vió la luz. Una cuidadosa edición, y un buen ejemplo (salvando el escollo de la presunta petulancia) de que a algunos ingenieros nos gusta escribir.
Me permito copiar aquí los párrafos finales de mi Prólogo.
Si alguien, desde fuera, piensa que los ingenieros no aman la literatura (como muchas otras cosas que no se vinculan de forma natural a la ingeniería), se equivoca. Si alguien opina, todavía hoy, que no hace falta escribir bien para hacer informes técnicos, yerra.Aquellos jóvenes que se esforzaban por lanzar actividades culturales entre sus compañeros estudiantes de la ingeniería, esos novatos perdidos en el tiempo que se reunían para leer versos propios y ajenos en Casa Noriega o que organizaban en recitales en las Escuelas de Minas, no eran una excepción. Sigue habiendo muchos ingenieros de minas que, además de informes y artículos técnicos, escriben para hacer disfrutar y dsifrutan con ello.
No quiero echar la vista atrás, la vierto hacia adelante y pienso que no se puede hablar de que vivimos en un mundo materialista mientras haya ingenieros que escriban como si se tratara de su profesión principal, y que, al leerlos, consigan despertar en sus lectores (como mis colegas han hecho conmigo) los mismos resortes de la imaginación que promueven los buenos relatos. Porque para hacer interesante la literatura, como para hacer buenos cuadros, no solamente hay que saber escribir o pintar bien, hay que tener ideas que busquen ser expresadas.
3 comentarios
Angel Arias -
El libro ha sido publicado por el Colegio de Ingenieros de Minas del Noroeste, sito en calle Asturias, 2, en Oviedo, en donde supongo que tendrán ejemplares.
Yo te estoy enviando, con mucho gusto, una copia de mi cuento, al correo que me has proporcionado.
Un cordial saludo,
Fran Barrera -
Un abrazo
RAFA CEBALLOS -
Tener ideas significa conocer, pensar, reflexionar, investigar, ... lo cual no es patrimonio de todo el mundo.
Leí tu cuento con avidez y, una vez más, quedé admirado al comprobar que eres hombre de tu tiempo y que, como buen asturiano, sabes que para mantener el prado fuerte y sano hay que estar segando continuamente, con la guadaña bien afilada. Esa es la forma de alcanzar una buena producción.
¿Qué cabría hacer para que tus seguidores del blog puedan leer el cuento?