A barlovento: Técnicas para hacer amigos
Pertenezco a ese grupo de prinvilegiados que nunca ha tenido que pedir nada a los amigos, y en cambio, ha tenido ocasiones de ayudar a algunos de ellos. El privilegio consiste en que no hace falta pedir cuando el otro percibe que puede dar. Por eso, no voy a hacer una relación ahora de los que se han visto beneficiados, más que por mi prodigalidad, porque las circunstancias permitieron conjugar la oportunidad de mis facultades con sus necesidades. Además, soy olvidadizo de esas historias del corazón que nunca aparecerán en los media.
Escribo esto porque he pasado casi diez horas -desde las ocho y media de la mañana- en un sitio en donde se estaban (nos estábamos) haciendo amigos. Tenía la sensación de que las amistades nacían en aquel lugar a borbotones, quizá incluso a raudales, al mismo tiempo que se consolidaban y perfeccionaban otras, más o menos recientes.
El motor de aquella actividad que tendría interés incluso sociológico, quien había sabido generar la magia y crear un ambiente contagioso, era un joven de no muy alta estatura física, y singular en múltiples aspectos, a quien hace apenas un año no conocía. Me refiero a la capacidad instigadora que posee Emilio Márquez, ágil con el cerebro y brillante con el micrófono, para organizar un show de motivaciones, utilizando su conocimiento del mercado de las comunicaciones, en especial de las que se realizan por internet, y abusando cordialmente de su empatía con las personas.
Ayer tuvo lugar la VII Comida de Negocios Marqueeze, una reunión de emprendedores conducidos por la batuta de este informático peculiar, que se está haciendo rico (así lo parece) promoviendo y utilizando la curiosidad (incluso la sexual) de sus semejantes. Nada faltó en ese espectáculo de motivación, o sea, de dinámica de grupos a la última: hubo tres pausas para networking (hacer contactos), soportadas gastronómicamente con bocatas de chorizo y café; disfrutamos comida en el propio hotel del evento con los comensales bien repartidos en mesas de quienes tenían potenciales intereses comunes, con presentación de todos los asistentes. Y para seguir...
Fue un espectáculo multimedia, en donde se combinaron sabios del ejercicio de la palabra útil, cuyos nombres pueden ser (son) los Julio, Ismael, Luis, Rosaura, Antonio, Angel María, o Rubén -de entre decenas-; reencuentros con blogeros y webmasters de pro como Luis, Enrique, Fernando o Willy -de entre decenas-; mensajes de trabajo serios que protagonizaron desde actrices pornoo meseros, hasta guardias civileso abogados, mezclados con otros flashes en donde aparecían hostings, logs, nets, searchers, restaurant-keepers, despistados, al loro, impuestos, aprendices, webmakers, bellas, raudos, ... Más de doscientos protagonistas de historias de empresa que merecían ser contadas, conocidas, y me atrevo a decir que, prácticamente todas, apoyadas.
En esa reunión multitudinaria pero ordenada, con una edad media que no debería superar, bien calculada, los 33 o 35 años, el deseo de hacer negocio me parecía quedar subordinado a la curiosidad de hacer amigos, de conocer en donde se movía el otro, a qué dedicaba su tiempo, escucharle y hacerle oir sobre la percepción del mercado de las comunicaciones en la era digital.
Magníficamente organizada por el equipo de Marqueeze, yo no escribo esto para hacer propaganda de la actividad del promotor, aunque le estoy agradecido por la invitación de presenciar un show sociológico de ese carácter. Quiero reflejar simplemente el interés objetivo que tiene la ocupación de buscar ocasiones, o de saber crearlas, para hacer amigos. A esta hora, cuando esto escribo, (doce de la noche del 23 de noviembre de 2006) según el programa, los más resistentes deben estar aún en pleno trabajo de relaciones, aunque yo claudiqué bastante antes, vencido por la necesidad de terminar otros trabajos urgentes, pero con la curiosidad intacta de haber conocido de primera mano cómo avanzaba el proceso.
Parecerá una simpleza, porque la reflexión es trivial, pero estamos descuidando las ocasiones de establecer enlaces duraderos con otras personas. Cuando proliferan buscadores del tipo de "recuerdo mi pasado", "amigos de la niñez", "compañeros del master" (o del equipo de futbito), y se organizan cenas de conmemoración de aniversarios de estudios, de milicias, de compañeros de cualquier viaje, con la intención aparente de recuperar tiempos perdidos, de reanclarse en el pasado, se está descuidando la importancia de hacer buenos nuevos amigos para crear con ellos el futuro.
Hoy, estoy seguro, que varias decenas de jóvenes emprendedores han encontrado el impulso que da la confianza recíproca para catapultarse más alto en hacer realidad sus ilusiones, o hacer más sólidas las realidades ya creadas.
7 comentarios
Administrador del blog -
Quienes no te conozcan como organizadora, y como persona cuidadosa y entregada a tu trabajo, podrán tener un pequeño reflejo en la bella nota que has tenido la gentileza de colocar en mi cuaderno. Son unas palabras bien escritas, redactadas en equilibrio entre el corazón y la cabeza, coherentes con el espíritu de vuestra empresa. Tan agradables para quien las recibe como elogio inmerecido (yo, como reveladoras de la gran calidad humana de la que desborda el equipo de Marqueeze.
Lo estáis haciendo bien, seguid siendo así.
Administrador del blog -
Me agrada que me hayas representado en tu cuaderno como un hombre de humor (no ando muy sobrado de esta cualidad, pero me gusta jugar a toques del ingenio, cuando hay quien me siga la corriente). También creo que la alegría la pone siempre en mayor medida el que percibe que el que ofrece. Los cómicos no hacen gracia por lo que nos cuentan, sino que despiertan las ganas de disfrutar que hay en nosotros. Por eso los niños ríen tanto... y los adultos lo pasamos mejor cuando nos quitamos las caretas a que obliga la representación de cada día.
Maria Ortegon -
Había oído hablar en muchas ocasiones sobre ti a Emilio en la oficina. Y en sus palabras siempre ha habido admiración, y siempre ha tenido buenas palabras sobre tu labor en AlNorte, especialmente en el trato recibido y respecto a las tertulias.
El hecho que una persona con tu experiencia y tu calidad personal haya escrito un post como este, no puede dar como resultado otra cosa que no sea ponernos emotivos.
Me alegra realmente que hayas disfrutado del evento; que hayas estudiado su naturaleza (como dices desde un aspecto sociológico), y que hayas sacado unas conclusiones como las que comentas.
Porque nuestro cometido no es hacer negocio con estas jornadas. Casi tampoco lo es que los asistentes lo hagan. Pero sí en todo momento, que se conozcan, que aprendan unos de otros, y que se creen sinergias. El que se hagan negocios o no dependerá de los mails que se manden, que se reciban, que se contesten, a posteriori del evento.
Quizás hemos hecho de celestinos de negocios. Pero el secreto, o la satisfacción queda ahí. Cuando yo me recojo al hotel a última hora, pero veo como dos asistentes que por la mañana no se conocían se van juntos a quemar Madrid.
Te mando un muy cordial saludo de parte de todo el equipo, Ángel.
Muchas gracias por dedicarnos tu post.
Keka -
Rafa Ceballos -
Me ha venido a la mekoria, amigo Ángel, cuando has presentado la reflexión que denominas trivial, pero que no lo es tanto, sobre el quedarnos en la añoranza de las amistades del pasado o potenciar la consecución de nuevos conocidos y amigos con los que seguir construyendo el futuro, soportado en los buenos cimientos que nos quedan del pasado.
Debió ser una reunión muy iteresante.
Administrador del blog -
En su propio comentario a la reunión de Marqueeze me define como excelente restaurador, lo que le agradezco mucho, pero él y yo sabemos que ambos somos difíciles de encasillar.
Suerte, tocayo.
Ángel María -