Al pairo: Nostalgia de las milicias universitarias
Para un no-militarista, como me siento y así me he presentado en público en algunas ocasiones, escribir para elogiar a las milicias universitarias puede parecer a alguno un síntoma de que algo no me empieza ya a funcionar bien en la cabeza.
Ante todo, y para quienes me conozcan menos, pido que no se confunda esta posición con la ser contrario al Ejército, y mucho menos se interprete como que voy a contrapelo de los ministerios de Defensa. Apoyo la necesidad de estar a la protección de los intereses legítimos de nuestra sociedad, y si los que los contrarían utilizan la violencia, hay que responderles a tono. Por otra parte, soy pragmático en abordar la necesidad del Ejército, aunque discrepo en la concepción de un Ejército exclusivamente profesional. En coherencia, si lo que hay que proteger es acervo común, todos somos sus garantes.
En estas notas, más que defender la vuelta a la mili, que es un invento pre-moderno poco útil y bastante costoso, quiero reclamar el atractivo de una actividad colectiva, de cierta duración, especialmente en la etapa juvenil del ser humano, y que se consagre a colaborar, sin remuneración (solo a cambio de alimento y morada) a los objetivos que le fije la sociedad.
El pretexto por el que se organice esta actividad oficial es lo de menos: podría ser cuidar ancianos, manejar armamento convencional, conducir camiones, hacer gimnasia sincopada, arreglar motores, plantar árboles en un bosque quemado o recoger galipote. Lo importante es desarrollar en los jóvenes, en su adolescencia, el espíritu de disciplina, la comprensión de la necesidad de colaborar con los demás, de ser solidario. Y, ya apurando, del interés de hacer algo aunque no le encuentres sentido, porque te lo mandan.
Se trataría de algo parecido a una ceremonia iniciática, con la que se produciría la despedida de la adolescencia y se daría comienzo de la edad adulta, etapa sin retorno.
La culpa de la aparición de ese deseo atípico de querer comentar algo sobre las milicias me viene como consecuencia de hojear un periódico de Asturias, y toparme con la foto de un sonriente y algo más ajado José María Pérez Rodríguez, abogado y jefe de área de los servicios catastrales de Asturias, al que hacen una entrevista como presidente de la Unión Nacional de las Milicias Universitarias de la región. Presentaba la conferencia que dió sobre el tema Joaquín Arce, catedrático de derecho civil, otro amigo de la época.
Como ya no sabrán los jóvenes, las milicias universitarias fueron creadas en 1941, con el objetivo de permitir que los estudiantes universitarios pudieran compaginar los estudios con las instrucción militar. Duraron hasta el 2001, ya con el nombre cambiado de IPS a IMEC.
En mi caso, realicé las milicias en Montelareina, en la unidad de zapadores, por los años 69-70, así que ya llovió. El período de instrucción se completaba con unas prácticas de alférez o sargento de complemento, realizado en cualquiera de los cuarteles de España, en dura competición entre aspirantes, ya que las plazas se otorgaban según el número obtenido de cada promoción, y su antigüedad.
Termino mi propia historia refiriendo que mis prácticas de alférez las realicé en un batallón de Palma de Mallorca, ya casado e investigador metalúrgico en la ENSIDESA, sabiamente aconsejado en la decisión por mi predecesor el compañero y amigo Enrique Casero, salvador de la Suzuki en Asturias, hoy prematuramente desaparecido de este valle de insostenibilidad.
Las milicias eran un fastidio. Algunos mandos profesionales –en especial, los más jóvenes tenientes- se complacían en tocar las narices a los universitarios; a veces, los mandos que menos mandaban -en especial, el cabo primero o el sargento de semana-nos hacían realizar ejercicios que, en buena parte, variaban entre lo estúpido y lo inútil; la instrucción física –desfilar sobre la explanada una y otra vezbajo un sol abrasador-, como la intelectual -aprender simplezas sobre el planteamiento de la guerra en la edad de piedra- era, por momentos agotadora y con abrumadora consistencia, sin mayor sentido.
En conjunto, para un observador, podría parecer que estábamos ante un ejercicio calibrado con el simple propósito de lograr nuestra enajenación. Los madrugones eran injustificados en relación con el programa posterior. Seguramente nos daban bromuro con el líquido del desayuno. Los exámenes de preguntitas nemotécnicas para poder salir pitando de permiso a Asturias el corto fin de semana (normalmente, los menos pudientes y quienes no teníamos novia, nos acercábamos solo a Toro, Zamora o Salamanca) eran ridículas para estudiantes universitarios.
Pues bien. No solamente no nos enajenaron, sino que, ahora, desde la perspectiva histórica, encuentro que las milicias tenían bastante sentido positivo, y nos hicieron bien. Nos hicieron correr y sudar. Nos enseñaron a conocer el valor del tiempo, en especial, del que se pierde. Fueron, ante todo, un ejercicio de compañerismo, de contacto con los demás, intenso y abierto.
Sirvieron también de escuela-muestrario de caracteres. Allí se retrataban los perfiles mejor que en ningún otro escenario. Nos enseñaban cosas del otro, incluso para quienes llevábamos años haciendo juntos la carrera universitaria, y hasta proveníamos del mismo Instituto o Colegio- .
Las dificultades a vencer eran mínimas, desde luego. Nadie pensaba en la posibilidad de entrar en guerra con el enemigo –ni siquiera contra el moro, cuya amenaza sobre el Sahara se dejaba caer por los cuarteles de vez en cuando como una macutada recurrente-. Pero hacer las cosas juntos, despertaba un espíritu de camaradería, un sentimiento moral de compañerismo, de solidaridad cómplice que aún perdura. Lejos de la familia, la mayor parte con un par de asignaturas colgadas para septiembre, ese tiempo que de todas maneras se iba a tener que pasar estudiando, encerrado en casa o en salas de estudio atiborradas y sin aire acondicionado, lo disfrutábamos mejor al aire libre, con los otros.
Una sensación de privilegio, quizá sin ser conscientes de ello, nos invadía. Eramos espléndidos con nuestro tiempo, que de todas maneras tenía que pasar, y lo procurábamos hacer de la mejor manera posible.
Después, cuando como alféreces o sargentos, ya con la carrera terminada, muchos trabajando en nuestras profesiones, dedicábamos cuatro meses a los cuarteles, y el contacto con los soldados rasos, venidos de sus pueblos, con la instrucción mínima para malsaber leer y escribir, nos devolvía una relación con la España misteriosa, profunda, desde la posición privilegiada de mandos del Ejército. Eso nos permitía un baño final de compadreo con el pueblo llano, nos hacía conocer mejor a los militares profesionales, y, en algunos, nos perfeccionó el instinto anticlasista, el escepticismo, el respeto hacia las razones de los otros.
No quiero ponerme romántico, pero las milicias nos colocaban en el medio. No éramos militares de carrera, no éramos soldados. Veníamos del pueblo, pero estábamos preparados para mejorarlo. Viviáimos nuestro último sueño de juventud, antes de que la vorágine de la vida real nos sumergiera para siempre en las ocupaciones prosaicas por la subsistencia.
45 comentarios
Leonardo -
Ricardo Ron -
interesados ponerse en contacto con ron856@gmail.com
Ricardo Ron -
El acto promete ser muy bonito pues habrá "sábado legionario" y los milicios que puedan formaran en el Patio de Armas siendo muy probable una Jura de Bandera y al final desfilaremos ante la tribuna.
Os invito a todos a participar.
Uniforme pantalón gris medio y chaqueta azul marino.
FRANCISCO HERAS ARROYO -
Antonio -
PELAYO DEL RIEGO -
UN ABRAZO A LOS VIEJOS CAMARADAS. ENTONCES MALDECÍAMOS DE NUESTRA SUERTE VERANIEGA. AHORA NOSTALGIA.
carlos del pozo sarompas -
ingenieros transmisiones tienda 393
! Que tiempos !
Fernando Andrés Moreno -
Luis González -
Un saludo... ¡desde el Aire!.
(XIV IMEC-EA; Oct 1984-Ene 1986).
Félix Talavera -
antonio martinez -
francisco Heras Arroyo -
patxi mendiburu belzunegui -
José Emilio Alvarez García -
abdon factor hernandez -
20 de junio fecha gloriosa en que llegamos al campamento,se oyen los gritos y algarabia del escuedron de caballeria...muchachos fuertes hombres de acero que van luchando con ilusion las inclemencias del campamento,para la gloria de su escuadron.
caballeria, caballeria,que te distingues por tu brabura,el trote largo de tus caballos y los avances por las llanuras.......etc.etc.
Miguel Bueno -
Manolo, te confirmo que yo estuve allí en los años 63-64, jurando Bandera el dia 14 de Julio de 1963. Me acordaba de todos los integrantes de mi batería, pero esta habilidad se me ha ido de la cabeza lo mismo que se me fue el pelo. De tedas formas, aquí va la tienda 1, en la que vivi 6 meses:
Agüero, Alberola, Alcolea, Alvarado, Balaguer, Balerdi,Barbero,Bardissa,Boix,Bueno(yo), Callejón y Calvillo. Conozco sus nombres completos, pero no tengo muchas ganas de escribir.
Cada uno con su carácter, pero nos llevábamos estupendamente y no hubo ni un roce en todo este tiempo.
No recuerdo tu nombre, por lo que creo que estuvimos en diferentes baterías, pero por tu apellido creo que estarías en la tienda 4-5.
El compañero Barbero tiene como segundo apellido Aranda, pero este no tenia esos vicios.
El número 1 de mi batería fue Rodriguez Magallón, un tio muy alto y simpático que por su planta era el cabo de la escuadra de gastadores. Estuvo formando al toque de diana, con el skijama y la gorra, hasta que un dia lo enganchó el capitán Palazón y lo vistió de soldao .
Bueno, hasta la próxima.
Un cordial saludo a todos.
Miguel
Angel Arias -
Fernando Martñinez Delgado -
Manuel González Caro -
Lamentablemente no recuerdo tu nombre, aunque creo recordar que en la 1 estaba un tal Aranda que se hizo popular porque no quería lavarse y se resistía a entrar en las duchas y también el que sacó el nº 1 de la promoción, un buen chico. Yo estaba en una tienda que lucia en la puerta el nombre de "LOS BERRAQUETES", no se si te suena. Tampoco me acuerdo del nombre del capitán de mi batería, ni del número. Ni siquiera me acuerdo de los nombres de todos mis compañeros de tienda. ¿Qué barbaridad! Mi memoria anda en peores condiciones que el alférez que citas. Y no creas que tengo Alzheimer. No. Lo que pasa es que han pasado casi cincuenta años y no hemos vuelto a vernos ni a pronunciar sus nombres nunca más
Yo diseñé un banderín que tenía un casco sobre un fondo de oro viejo ¿te acuerdas de él? y unas tarjetas que tenían chistes de milícios y los iba vendiendo en el tiempo de la siesta. Si no hubiera sido por eso yo no habría salido en los tres meses del campamento. Tal era el estado de mis finanzas entonces. Después no es que hayan mejorado mucho. De profesor ya se sabe.
Bueno voy a contar una anécdota:
Yo era jefe de tienda (naturalmente no por mis méritos, ya sabes como eran los nombramientos) y dormía con la cabeza en la mismísima puerta, la cual se cerraba por la noche por el frío. Como era muy dormilón, me trasponía nada más caer en el charnaque, pero algunos de mis compañeros encendían una vela y estaban despiertos hablando y más hasta bien tarde. Así que cuando pasaban los imaginaria daban golpes en la lona de la puerta y los instaban a callar y apagar la vela porque "VA A VENIR EL CAPITÁN DE CUARTEL Y OS VA A EMPURAR A VOSOTROS Y A NOSOTROS TAMBIÉN, ¡COÑO!". Pasaron dos o tres veces con la misma copla y yo me había despertado otras tantas. La última vez que golpearon la puerta lancé un grito fuerte ¡¡VETE A HACER PUÑETAS ACOJONAO!! y alguien de fuera dijo ¿QUIEN HA DICHO ACOJONAO? QUE SALGA INMEDIATAMENTE. Era el capitán de cuartel. Yo salí vestido con un eskijama de los de aquellos tiempos, ¡vaya pinta!, me echaron una bronca y me apuntaron en el parte. Una semana tuve que presentarme en el recreo de la tarde en la prevención, que como sabes estaba en la entrada del campamento y para nosotros, que estábamos en el camino de La Indiana, o sea al final, era como ir a donde Cristo perdió la última alpargata que le quedaba. Yo puedo decir que he llamado ACOJONAO al capitán ¿no es cierto?
Bueno, otro día más.
Saludos cordiales
Miguel Bueno -
Manolo, yo estuve en la tienda 1.Si coincidimos, me lo dices.
Un cordial saludo a todos.
Angel Arias -
Carlos Lozano Liarte -
Cordiales saludos.
Francisco Choclan -
En tu época tuvistes suerte de que ya había duchas decentes en el mismo campamento. En la mía teniamos que bajar al pantanillo cerca de la estación del tren, para refrescarnos en las fétidas aguas estancadas y volver al campamento mojados, pisando el polvazo del camino. Aquello era un suplico, pero a pesa de todo, lo recuerdo con verdadero cariño y nostalgia.
FELIZ AÑO NUEVO A TODOS LOS COMPAÑEROS.
Angel Arias -
Manuel González Caro -
Creo que los que tenemos anécdotas que contar deberíamos hacerlo. Yo tengo algunas muy graciosas que me costaron mis arrestos correspondientes, claro.
Saludos cordiales
Francisco Lopez -
Un abrazo a todos.
Angel Arias -
A.Muñoz -
Angel Arias -
Y a todos los que han escrito Comentarios en esta entrada les agradezco también sus contribuciones, que vienen a corroborar esa nostalgia a la que me refería en el título.
José Ángel Álvarez Canal -
José Ángel Álvarez Canal -
La canción la cantaban los Zapadores en Monte La Reina, en 1964. La música era la de "Olé torero", de Luis Mariano y la letre era algo así:
Llegó, un joven pálido triste y escuálido con su maleta, a la caseta, de la estación
Llenó de paja húmeda, pútrida y fétida su colchoneta, y a la retreeta, tarde llegó.
Y el teniente, muy chulo y cabrón le echó el ojo y me lo empapeló.
Oé,oé, oé
Olé Ingeniero, es el Arma del trabajo y del salero (aquí, los de Caballería decíamos: "Por los cojones")
Olé Ingeniero, más cachondo no lo hay en el mundo entero...
Y no sé más, lo siento
jose baltasar garcia blanco -
3ª de infantería año 69, soy de galicia. teníamos un capitán de salamanca ya no me acuerdo del nombre.
me acuerdo de los compañeros sobre todo de gamazo y de arrizabalaga, este de lequeitio.
un abrazo a todos
Francisco Choclan -
Se trata de la canción con la música de Ole torero y que empezaba así: Llegó, un joven pálido triste y escuálido con su maleta, a la estafeta, de la estación.Llenó de paja húmeda, pútrida y fétida su colchoneta, y a la estafeta, tarde llegó. Un sargento le quiso empurar, y el maldito se puso a llorar.Ole maldito .(a partir de aquí tengo la laguna hasta el final que dice así): Ole maldito, lleva con resignación el campamento, si no sales de sargento: volverás maldito, volverás.
Bueno, si alguien se acuerda de mi laguna, o forma de conseguir la letra de esta canción, se lo agradeceré de corazón.
Un saludo afectuoso.
José -
Os agradecería vuestras respuestas.
Saludos.
José -
Os lo agradezco.
Saludos.
Toni -
1era etapa como recluta wen el CIR14 de Palma de Mallorca, 2º fase en la EATA(escuela de Aplicación y Tiro de Artillería en Fuencarral(Madrid, allí nos pilló el asesinato de Carrero Blanco, no sabian que hacer con nosotros,hasta que nos dejaron ir a casa, las Prácticas fueron 3 meses en Hoya Fria(CIR15 en Tenerife).y allí me tocó vivir los preparativos para frenar a la Marcha Verde que Hassan II habia organizado en la provincia del SAHARA. en 1975.
fui confirmado en el empleo de alferez, y allí me planteé el reenganche, lástima no haberlo hecho ahora estaría retirado como comandante....
o tempora o mores.
aún canto el himno de artillería cuando me da la vena guerrera....
salud a todos los imequeros.
y a los de IPS también.
Administrador -
Francisco Javier Escudero Alonso -
Estudie perito en Gijon.Muchas veces los fines de semana marcha en auto stop a Asturias (antes cogian a los militares y mas cuando ibamos de BONITO), y todos los policias nacionales me saludaban en Gijon. Yo estaba con el teniente PENA y era de infanteria
Carlos Lozano -
Quiero deciros que a finales del año 2010 en Madrid, posiblemente en el Museo de la Ciudad vamos a realizar una exposición sobre la MU ya que por mor de la vida "somos especie a extinguir" y..., queremos decirle al público que existimos y que entre 1940 y 1972 la juventud universitaria veraneó en Monte La Reina (yo en Infantería 1968-69), El Robledo, Cartillejos, Montekjaque, la Forestal o Los Rodeos. ¿ os puedo pedir vustra colaboración como Comisario de esa exposición...?. Buscar vuestra antiguas fotografías de los campamentos, cualquiera es buena, no solo las de "pose": en el Hogar, Comedor, Piscina, Instrucción, Pistra de Aplicación, Gimnasia, Clases bajo los arboles, tiro..., cualquiera, escanearmelas a 300/400 ppp (pàra ampliarlas en papel fotográfico a A4) y remitirmelas a exposicionmiliciauniversitaria@gmail.com y con ellas y las de otros compañeros poder hacer una selección que permitan hacer esa exposición fotográfica.
Si conoceis a otros "milicios" hacerles llegar esta petición y si conoceis a alguna persona que su padre fuera "aspirante" hacerle ¡¡ por favor...!! esa misma petición, encontrar imágenes de aquellas promociones de los años 40/50 no es nada fácil.
Cualquier pregunta al correo anterior y sereís como decía la canción de aquella cjica llamada Margarita, novia de todos los que "veranemos en orden de combate", "prontos en la contestación...". Un cordial saludo campamental de este "miliciano".
Carlos Lozano
JOSE A JUAN GARCIA -
José Rodriguez Alvarez -
Monte la Reina, Zapadores 1ª compañía. Años 67 y 68. Frente a la fuente de los 20 caños.
¿Os acordais de la Loma Jeroma,del puente que montabamos en el rio?
Chiribiqueras, bocadillo de tortilla... que tiempos. Me habeis hecho soltar la lágrima. Mi compañía era la "compñía de jesús" pues así se llamaba nuestro capitán.
Estudié Peritos en Gijón( soy de Coruña ) y pasé de ser un tuno con su "disciplina" a un Caballero Aspirante con su (de ellos )disciplina. No me dío un pasmo porque joven.
Ahora, recuerdo aquellas tiendas, aquella explanada, aquellos compañeros... nostalgia y lágrimas. Salí sargento por no olvidarme de la tuna, pero: ¡¡Viva Monte la Reina!!
Hakim Al-Djebeli -
En la siguiente pagina web www.unamu.org puede ver en el apartado correspondente al album fotografico muchas fotos tomadas en diversas epocas en el campamento de Montelarreina.
Antonio Castaño Sobrón -
Administrador del blog -
El capitán de la compañía de Zapadores en donde estuve destinado, era pequeño pero con voz potente. Se comentaba que no alcanzaba la talla mínima. Yo le estoy muy agradecido: Apenas a las dos semanas de incorporados, pidió voluntarios que supieran dibujar bien. Nos presentamos E.B. y yo. Mi rápida composición mental para presentarme voluntario es que nada me importaría pasarme los seis meses de la milicia dibujando.
Tuve mi premio: estuvimos varios meses copiando planos, mientras los demás hacían instrucción. Los veíamos pasar una y otra vez por delante de nuestra ventana, mientras nos afanábamos en alargar el trazado de cada línea.
Chiribiquero -
Explico lo de chiribiquero para los que no conozcan el termino. Los chiribiqueros nos acompañaban con sus burros y petates en las marchas para vendernos bocadillos y refrescos cuando nos parabamos a descansar. Yo estuve en Monte la Reina por los principios de los setenta. Igual coincidimos alli.