Jugando en corto: La Universidad española, Bolonia y el fútbol
El Comisario de la Unión Europea Jan Figel fue telonero de lujo de la presentación del Cuarto Estudio sobre la Situación de la Universidad española, que cofinancian las Fundaciones CYD y Rafael del Pino. Por eso, el marco fue el Salón de Actos del Edificio Fortuny, que posee la Fundación que guarda memoria del creador de Ferrovial, y María del Pino hizo la introducción de los intervenientes, todos ellos perfectamente conocidos.
Como la nueva Ministra Cristina Garmendia se prodiga aún poco, el salón estuvo lleno de empresarios, catedráticos y funcionarios de pro, que iban, también a escuchar sus ideas. Por culpa de la apretada agenda de Garmendia tuvimos que esperar media hora a que empezara el acto, pero mereció la pena: no todos los días se tiene ocasión de compartir tiempo de trabajo -de 12 a 14h30- con tanta gente guapa.
La presentación del Libro la hizo Martí Parellada, que dibujó los claroscuros de la actual situación; por supuesto, con más claros que oscuros, porque no se trata de dar más palos que zanahorias desde una Fundación que se llama Conocimiento Y Desarrollo, y en la que Angel Gabilondo, sucesor en la CRUE de mi colega en Económicas de Oviedo, Juan Vázquez, es uno de los soportes intelectuales.
Todos cuantos hablaron lo hicieron bien. Me gusta siempre lo que dice Ana Patricia Botín- presidenta de CYD-, sensata e inteligente como pocas de nuestras mujeres en la élite. María del Pino, reciente la muerte de su padre -falleció el pasado 15 de junio-, estuvo, sobre todo, evocadora de su imagen; a veces a punto de saltársele las lágrimas desde el afecto.
Angel Gabilondo, habló de la "y" que da nombre a la Fundación auspiciadora del Libro, defendiendo una Europa universitaria diversa, homogénea, pero no uniforme. Gabilondo está a favor de los acuerdos de Bolonia, que propiciará la movilidad de los universitarios en el espacio europeo. (A los únicos que parece perjudicar este engendro bien intencionado es a los ingenieros superiores españoles, sucumbidos ahora en beneficio de los todavía llamados ingenieros técnicos y en perjuicio de la calidad global de nuestros futuros ingenieros "master"y de su capacidad para asimilar y conectar con una tecnología que se hará aún más sofisticada.)
Garmendia también se declaró partidaria de Bolonia, y de la necesidad de adaptar la educación universitaria a las necesidades sociales. Defendió la misnistra la urgencia de un Plan de modernización para la Universidad, que basó en los siguientes puntos:
-mejor financiación, eliminación de ineficiencias en los gastos y correlación entre financiación y consecución de objetivos; aumentar el nivel de competencia, facilitando la movilidad de profesores e investigadores (Nueva Ley de la Ciencia y la Tecnología);
-impulso a la proyección internacional, con nuevos incentivos (Fundación para la Proyección Internacional de las Universidades);
-incremento del valor del conocimiento generado en la Universidad, incentivando actitudes emprendedoras y la colaboración entre Universidad y la empresa;
-mayor compromiso de la Universidad con los retos sociales, económicos y ambientales.
Qué bien. Pues : A trabajar!. Como dijo Figel (además de la frase afortunada: "University puede ser el acróstico de Unity in diversity"): "España está en cualificación universitaria en el tercer grupo de las cuatro categorías europeas; en fútbol, está en la élite. ¿Por qué?", -se preguntó, para responderse-: "Porque a los españoles les gusta el fútbol, lo apoyan, y pagan muy bien a los jugadores".
Aunque el grueso de su discurso lo realizó en inglés, el Comisario europeo invitó, en un español leído con evidente esfuerzo, a "no dormirse en los laureles".
Cristina Garmendia no parece correr, desde luego, ese peligro. No perdió comba de ninguna de las intervenciones y tiene el rostro amable pero firme de quien está atent@ a lo que le sugieran, pero hará lo que le parezca mejor en cada caso.
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miguel -