A sotavento: El Colegio de Ingenieros Técnicos de Minas de Madrid y Gescartera
Algunos amigos me han preguntado cómo es posible que el Colegio de Ingenieros de Minas haya invertido 100 millones de pesetas en Gescartera, esa sociedad de fondos que ocupa desde el año 2001 de forma regular las páginas económicas y que ahora ha vuelto a primer plano de la actualidad por la publicación de las sentencias de condena a sus gestores.
No lo sé. Y no lo sé, sobre todo, porque se trata del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Minas de Madrid, según figura en los datos de que dispongo. A la Comisión de investigación del Parlamento que se creó en su día fue citado Enrique Mota Romera, Presidente de ese Colegio profesional hasta su fallecimiento, en julio de 2004.
Aunque la sociedad confunde las denominaciones de algunos titulados, la formación de ambos es diferente, y, como consecuencia, sus calificaciones profesionales. Los ingenieros técnicos son los antiguos peritos o facultativos, carrera de grado medio que se concibió como apoyo a los ingenieros superiores de sus especialidades.Sucede que, al amparo de la similitud de las denominaciones, la “t” de técnicos (en realidad, de grado medio) se ha ido reduciendo de tamaño, hasta desaparecer de algunos currícula. Es el caso, en particular, de aquellos a quienes una brillante carrera empresarial ha llevado a cotas altas de poder, y que no soportan el lastre de reconocer que su formación académica oficial es menor que la que otorgan los estudios universitarios plenos.
Pero, aunque no estoy colegiado en el COITMM, sino en el COISMM, me intriga saber cómo se tomó la decisión de poner los excedentes de las cuotas y visados colegiales en una sociedad de inversión con base tan especulativa.
Algunos Colegios profesionales, gracias a los visados, sobre todo, han engordado sus patrimonios y, por ello, la dirección de sus Juntas de Gobierno puede ser un bocado de poder apetecible para tomar decisiones económicas. Sacar rentabilidad a los excedentes de los ejercicios ordinarios con esos recursos propios es un reto. Lo que no se asimila fácilmente es que estas entidades mixtas de derecho público-privado que son, por Ley, los colegios profesionales, se pongan a especular financieramente con el dinero recaudado en el ejercicio de sus funciones.
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albert -