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El blog de Angel Arias

Al socaire: La sostenibilidad económica de los planes energéticos

El Consejo Superior de Ingenieros de Minas, y la Asociación de Ex-Senadores y Diputados han llevado a cabo, bajo el título de "Planificación energética sostenible" unas muy interesantes sesiones en el Salón de Columnas del Palacio de Congresos, los días 13 y 14 de noviembre de 2008.

Las ponencias estuvieron, todas, a gran altura, y no es posible resumirlas aquí. Se pasó revista a la problemática actual de la producción y uso de las distintas fuentes energéticas, dedicando, eso sí, mayor énfasis al petróleo, gas natural y carbón, porque no en vano todos los ponentes eran ingenieros de minas. La energía solar y la biomasa recibieron poca atención relativa -José Luis del Valle habló sobre "El papel de las energías renovables", aportando la visión de Iberdrola-, y la energía nuclear gozó de un enardecido a la par que interesado defensor en Antonio González, director técnico del Foro Nuclear Español.

Quisiera, pues, anunciar en este Comentario, y de antemano, el sesgo del mismo, pues no voy a hablar ni de mercados, tendencias de precios y tensiones en el suministro, pues, como muy bien dijo -en mi opinión- José Sierra (Consejero de la CNE), hay que dejar de hablar de vulnerabilidades y más bien de disponibilidad, y oportunidades de suministro. Con otras palabras, la elección de las energías primarias más adecuada está sometida a estrategias coyunturales, en relación con los precios y la estabilidad de los lugares productores, pudiendo afirmarse sin reticencias que la energía no nos ha de faltar en el corto plazo.

En consecuencia, las variables a considerar son otras diferentes a si el barril de petróleo sube o baja de precio -muy interesante la relación entre el precio del barril y la balanza de pagos de cada país productor- o si el gas natural ha de venir con preferencia de los países de la antigua URSS o del Norte de Africa, según la apreciación de la confianza que nos merezcan los proveeedores. Ni siquiera la cuestión central puede desplalzarse hacia la valoración de la seguridad nuclear, entendida también como garantía de que los residuos de alta radioactividad estarán a buen recuado durante miles de años.

La cuestión central la expuso muy oportunamente, tanto en su ponencia como en una pregunta a los parlamentarios presentes, Eloy Ignacio Alvarez-Pelegry (Director de Unión Fenosa) : la necesidad de introducir, sistemáticamente, el coste en el mix energético, para cada una de las propuestas que se estén valorando, y analizar cómo se realiza su distribución o absorción entre los consumidores, para que no queden remanentes de déficit con los que penalizar el futuro.

Pueden adoptarse precios únicos para la electricidad, la gasolina o el gas natural o puede beneficiarse una fuente energética sobre otra, pero sabiendo siempre cuánto penaliza o favorece a la factura energética esa decisión, y, por supuesto, quién habrá de pagarlo. La necesidad de compensar aún los 12.000 o 16.000 millones de euros de déficit tarifario existente es un ejemplo de patata caliente aún en nuestras manos, una muestra indeseable de la constumbre de los políticos de dejar para otros los problemas que no se atreven a resolver en su legislatura.

Desde mi posición de técnico y jurista, añado una segunda variable: la importancia de analizar las consecuencias de cada marco regulatorio que se adopte. Tenemos, en este aspecto, la obligación de mantener dos niveles de atención: el internacional, por el que España está obligada a cumplir los Tratados y Convenios que haya suscrito y a seguir las pautas marcadas por la Unión Europea, y el nacional, que, dentro de este marco jurídico, le permite la incorporación de leyes y reglamentos que permitan favorecer a ciertas formas de producción de energía o estimular a los sectores más eficientes, sin descuidar la solvencia de los destinatarios de tarifas y costes y el efecto sobre su competitividad, en el caso de las industrias.

Los marcos jurídicos creados recientemente en España han favorecido la generación de mercados atípicos, extemporáneos o inestables, en torno a algunas nuevas formas de generación de energía. Otras formas eficientes no han sido analizadas en profundidad, porque se ha temido la reacción pública. Ya he dicho que se puede ser ecologista y defensor de la energía nuclear. Se debe, incluso. Máxime cuando hay casi 500 centrales nucleares desparramadas por el mundo y los técnicos españoles están (¿estaban?) al más alto nivel en esta tecnología.

No deseo, en fin, destacar en particular a ninguno de los ponentes, todos excelentes profesionales y entrañables compañeros de profesión, pero me voy a permitir dedicar las líneas finales a felicitar a dos ingenieros singulares. Pedro Martínez Arévalo, decano Presidente de los ingenieros de minas, motor de las jornadas, imparable en su dinamismo, y a José Luis Díaz Fernández -hoy Presidente de la Asociación para la Economía Energética-, relator de excepción de las Jornadas, que hizo un resumen acertadísimo de todas las ponencias, confeccionado casi sobre la marcha, que evidenció a un tiempo su capacidad de síntesis y el  conocimiento completo del temario energético.

Y termino con un apunte: me sorprendió que ninguno de los ponentes ni intervinientes expresara la mínima duda respecto a las previsiones de evolución de clima del Panel Intergubernamental, y aceptaran como un axioma la necesidad de reducir drásticamente las emisiones de CO2 equivalente. Aunque esta cuestión será motivo de otro comentario.

2 comentarios

m -

Hola,
interes en un intercambio de enlace con mi blog de noticias y actualidad?

saludos
mario - economia24

miguel -

Hey, no te se guardo el comentario!!