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El blog de Angel Arias

Jueves de Pasión, Día Mundial del Agua

La Asamblea General de las Naciones Unidas ("la ONU") decidió en 1992 que cada 22 de marzo se celebrase el Día Mundial del Agua, para recordar que hay una parte muy importante de la humanidad (entre mil y mil quinientos millones de personas) que no dispone de cantidades suficientes de ese líquido que asociamos con la vida.

Como las reglas aportan excepciones, este año se ha trasladado la celebración al día 20, Jueves de Pasión, y se ha centrado el énfasis global del año sobre el saneamiento de las aguas, es decir, la recuperación de la calidad de las aguas usadas, depurándolas. 2008 es el "Año del Saneamiento".

La preocupación por el saneamiento de las aguas, que supone su recolección mediante los adecuados sistemas de alcantarillado, y llevarlas a las instalaciones de depuración en las que sean sometidos a los tratamientos adecuados a los contaminantes incorporados a ellas, es relativamente nueva en los países desarrollados. En España, las cifras más recientes -siempre con ese margen de inexactitud que parece consustancial a los datos oficiales- hablan de un 30% de aguas procedentes de usos domésticos que aún no se depuran.

En los países en desarrollo, las cifras de depuración son mínimas. Se habla más bien de "alcantarillado" que de depuración, indicando así que, por el momento, lo que preocupa es recoger las aguas contaminadas y llevarlas lejos de las poblaciones, generalmente a un cauce público (ríos, arroyos, lagos).

El problema central de estos países no es el desconocimiento de lo que debería hacer, sino la falta de medios económicos. El coste de la aducción, potabilización, distribución, recogida en redes de alcantarillado y depuración de las aguas no cuesta mucho menos en un país pobre que en uno rico. Fluctúa entre 70 céntimos y 1,5 euros el metro cúbico, debido a que lo que más pesan son la financiación de las inversiones y los productos químicos, ocupando la mano de obra una importancia relativa (además de que hay que tener en cuenta que los servicios públicos de agua son creadores de empleo nada despreciable, sobreabundante pero real y necesaria para la colectividad, en todos los ineficientemente gestionados).

Como consecuencia de que la mayor parte de las familias en países pobres no pueden pagarse servicios de agua que supondrían más del 10% de su renta, los impagados provocan intensos desequilibrios en la prestación de los mismos, conduciendo a una espiral de ineficiencias, y a subidas de las tarifas sobre los que quieren y pueden cumplir con los reglamentos de agua, que se convierten en claramente injustos y confiscatorios.

Cualquier día es buena para meditar, pero el Jueves de Pasión, Día Mundial del Agua, parece especialmente adecuado.

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