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El blog de Angel Arias

Al pairo: La tecnología siempre acude

La frase exacta con la que intitulo mi Comentario es de Hegel, y dice así: "Cuando el hombre convoca la técnica, la técnica siempre comparece". Representa el recurso multivalente al que confluyen, cuando la discusión sobre lo que habría que hacer para solventar las dificultades del presente se complica, gentes de variopinta formación académica. Allí se reúnen, dialécticamente,  tanto legos muy lerdos en cuestiones técnico-científicas como profesionales muy sabios en formación económica y técnica.

Juan Velarde Fuertes, catedrático de Economía y Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, recuerda la frase, una vez más, (le gusta citarla, sin duda) en el prólogo a la revista "Mitos y realidades del cambio climático", editada por el Instituto de Estudios Económicos y la Real Sociedad Geográfica de España.

Un resumen de ese prólogo ha visto acogida en el periódico La Nueva España del 26 de agosto de 2007, bajo el título: "Cambio climático, ¿un riesgo manejable?", y es un refrito actualizado y mejorado de otro anterior del mismo autor, publicado en el ABC hace algunos meses, "El clima como pánico", en el que, -menos cauto entonces-, apoyaba la energía nuclear.

El artículo-prólogo de Velarde hay que leérselo completo para juzgarlo con justicia. Está escrito con la erudición que caracteriza el trabajo de este economista ilustre, y no le falta un empeño velardiano por pasar revista a toda la Historia de la Humanidad para llevar el argumento a la conclusión que le apetece.

Conclusión que, en este caso, sería -asumo aquí mi responsabilidad- ésta: El pánico a la globalización, último logro del capitalismo, ha generado críticas que buscan refugios argumentales. El más extendido deriva del ecologismo y se concreta en el temor al calentamiento global. Pero la técnica ya está demostrando que tiene recursos para deshacer este pánico (el "sexto") moderno.

A mí la argumentación del respetable catedrático me recuerda el cuento del robusto caballo al que su amo cargaba cada vez con un saco más, viendo satisfecho cómo aguantaba el peso. Creía así que, a poquitos, el animal no se enteraría del fardo creciente que ponía sobre sus espaldas, pero el equino acabó desfondándose, reventado.

No quiero comparar la técnica con una acémila, y no seré yo quien tenga desconfianza en el poder de la técnica, y de la sabiduría humana concentrada en la investigación, en particular. Pero, para que las piezas encajen bien, quienes acuden a la técnica como quien llama a la necesidad, debieran tener presente que se necesitan tiempo y recursos para encontrar las soluciones.

El profesor Velarde lo sabe, por supuesto, y al hacer apología de las soluciones que hipotéticamente la técnica guarda en su chistera, sin subrayar las dificultades, está provocando dos efectos colaterales peligrosos: a) estimula la carrera por el beneficio a las empresas que se mueven en el sector energético, y b) anima a los insensatos a que sigan contaminando y haciendo más complejo el hallazgo de las soluciones.

A mí me hubiera gustado recordar a Martin Heidegger, al que cito libremente: "Es posible que un día, a través de lo técnico, descubramos la esencia de la verdad". Y ahora, sí, textualmente (con ligeras modificaciones a la traducción de E. Barjau): "Nosotros, con tanta técnica, aún no experimentamos lo esencial de la técnica; y, con tanta estética, ya no conservamos lo esencial del arte. Sin embargo, cuanto mayor sea la actitud interrogante con la que nos pongamos a pensar en la esencia de la técnica, tanto más misteriosa se nos convertirá la esencia del arte." (Versión en español de "La pregunta por la técnica", Heidegger, M., Conferencias y artículos, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1994).

3 comentarios

Administrador del blog -

A Chus:

Gracias por tu elogio, que no por desmesurado debo agradecer menos.

España se mueve en el umbral del 1% del PIB en inversión en investigación, lo que es relativamente poco en relación con los países desarrollados más activos. Además, las cifras se engordan ("peinan"), incorporando partidas que poco tienen que ver, para que el conjunto resulte más atractivo.

Algunas empresas españolas, sin embargo, concentrándose en la investigación aplicada de sectores concretos, y guiadas por la búsqueda de rentabilidad, son muy eficientes.

En mi opinión, la tesitura de los poderes públicos reside en definir con decisión los sectores estratégicos para la investigación pública. No es fácil, y por ello, los Programas Marco confunden los intereses públicos y privados, o copian los definidos por la estrategia de la UE, cuyos objetivos están teledirigidos por Alemania y Francia. Habría asignar las subvenciones, evitando que las grandes empresas (que, en principio, no lo necesitan) acaparen la parte del león de un apoyo a la investigación que se realiza con el dinero de la colectividad y, por tanto, debe emplearse con objetivos comunes.

Alfonso illas -

Respecto a Velarde constatar que el tiempo no pasa en balde.

Chus -

Ángel como siempre aciertas de pleno en el análisis. Los dos efectos colaterales son importantes pero además das otra clave fundamental el I+D+i necesita tiempo y recursos para ofrecer resultados. España por ejemplo tiene una inversión en este sector pésima así que me temo que poco vamos a poder comparecer.