A sotavento: Cuidado con lo que quemamos junto al biodiesel
Parece que vamos enterándonos que el precio del heno ha subido, ya que los empresarios concienciados ecológicamente por la vía del biocombustible lo están acaparando para quemarlo en sus centrales subvencionadas. Los ganaderos han protestado, porque no pueden pagar precios tan altos, y la estabilidad de los precios de la carne y la leche corre peligro. Así que ya empezamos a decir que "no es eso, no es eso", puesto que, una vez más, hemos puesto los bueyes sin haberlos zunchado al carro, ya cargado.
Que se trate de empresarios alemanes, españoles o medio-pensionistas es lo de menos, en realidad. El capital -internacional y autóctono- tiene empleados muy inteligentes que reciben salarios altos (superiores a los de los funcionarios que los deberían controlar, en todo caso), que dedican su tiempo, entre otras cosas, a buscar los agujeros a la legislación.
Normalmente, el beneficio debiera provenir de la eficacia y de la innovación, Pero los márgenes también pueden venir por la vía de la reducción e incluso la evasión de los impuestos o la contaminación y el uso privativo de los bienes públicos. Otras veces, los capitales en busca de rentabilidad encontrarán la manera de conseguir que las subvenciones rentabilicen mejor sus aventuras empresariales.
Soy partidario de la utilización del biodiesel como combustible, no tanto por sus características ecológicas, sino por la inmediatez y facilidad de su producción. Coincido, por utilizar un argumento ya empleado por un político -Lula da Silva, presidente de Brasil, a principios de julio de 2007, en la cumbre del G-8+5, que tuvo lugar en Heiligendamm-. que "los biocombustibles tienen una relevancia especial en los países en desarrollo", porque son "alternativas económicas, sociales y tecnológicas para países pobres económicamente, pero ricos en sol y tierras de labranza".
Pero la moda del biocombustible tiene muchas aristas. La Directiva 2003/30/CE, transpuesta en España por el RD 61/2006, establece que cada Estado miembro deberá controlar la comercialización de un mínimo de biocarburantes, junto con otros combustibles de los considerados renovables. Se permite incluir hasta un 5% en volumen de biocarburantes en gasóleos y gasolinas, y cantidades superiores si se etiqueta de forma específica. El objetivo indicativo para finales del 2010 es que se utilice, al menos, el 5,75% de biocarburantes (medidos en su contenido energético) en el transporte de los Estados miembros.
En la UE, el consumo de biocarburantes en 2006 fue de 5,38 Mtep, que equivale al 1,8% del combustible total utilizado, alejada aún del objetivo del 2% para 2005. Alemania consume más del 60% del biocombustible, con 3,35 Mtep. España no ha superado las 0,18 Mtep. (0,11 Mtep de bioetabol y 0,06 de biodiésel). En producción, en cambio, España produjo 0,24 Mtep de bioetanol y 0,07 de biodiesel.
La fiebre de la producción está provocando ya graves desequilibrios. La ONG Amigos de la Tierra ha denunciado que la multinacional Wilmar, la mayor empresa distribuidora de aceite de palma, está destruyendo las selvas de Indonesia. La OCDE estima que para sustituir el 10% de los combustibles que demanda actualmente la UE habría que dedicar el 70% de la superficie agrícola europea.
Habrá que tener, pues, cuidado, con lo que quemamos junto al biodiesel. Por citar solo una voz autorizada, Daniela Rusi, de la Universidad Autónoma de Barcelona, advierte de las "modestas ventajas ambientales del biocombustible". Si se sustituyera la gasolina diesel con la mezcla prevista del 5,75% de biodiesel, los óxidos de nitrógeno (NOx) - a falta de análisis precisos, puede que aumenten incluso significativamente en algún caso-, y, a cambio, la producción de hidrocarburos y el monóxido de carbono disminuiría solo al 6 y 3%, respectivamente. "Estas pequeñas ventajas -reconoce la Dra. Rusi- quedarían empequeñecidas por las desventajas de la producción a gran escala: enormes requerimientos de tierra para cultivar, sustitución de cosechas alimenticias por monocultivos, y deforestación."
4 comentarios
Administrador del blog -
Rafa Ceballos -
No en todas partes hay una política ambiental que considere previamente las consecuencias del cambio de uso del suelo y pueda evitar el inicio de procesos conducentes a la deserización; ni en todos los lugares donde poseen esa política ambiental, se aplica de forma coherente.
Por cierto, ¿Qué dise la evaluación de impacto ambiental del este Plan energético? Ahora mismo no lo sé.
Administrador del blog -
Luis -