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El blog de Angel Arias

A barlovento: Algunos efectos de los biocombustibles en la dieta energética y en la cesta de la compra

En este comentario se analizan algunos de los efectos colaterales de la utilización de biocombustibles como fuente energética, cuyo objetivo principal es reducir la producción de CO2 equivalente causada por la combustión de gasoil y gasolinas en los vehículos a motor. El tema es importante, y complejo, por lo que ahora simplemente proporcionaré un par de reflexiones básicas, que iré completando en días sucesivos. El comentario del día 21 de agosto puede servir, por otra parte, como introductorio de éste.

La forma de comenzar mi análisis puede parecer propia de un arabesco mental, pero me gustaría recordar que la especie humana monopoliza prácticamente el 25% de la capacidad productiva de los ecosistemas de la Tierra. El hombre ha venido alterando la biosfera de muchas maneras. En los dos últimos siglos, el aumento de la población mundial ha provocado el aumento de las plantaciones agrícolas y masivas talas de árboles, efectos a los que hay que añadir los incendios provocados en los biosistemas.

Han sido muchas las investigaciones que cuantifican los efectos de esta realidad. Cito como estudio reciente el realizado por el equipo del Dr. Helmut Haberl, de la Universidad de Klagenfurt (Austria) publicado por la revista PNAS de la National Scientific Academy (USA). El Dr. Haberl y su equipo atribuye el impacto humano sobre la biosfera en la siguiente proporción: un 53%, debido a cultivos y plantaciones, un 40% por cambios en uso del suelo (incluído el urbanismo) y un 7% a incendios forestales intencionales.

Esta actividad de nuestra especie cambia los ciclos naturales de renovación. Tiene, desde luego, el efecto positivo para la subsistencia de conseguir una mayor productividad en las áreas de agricultura intensiva, y en esas zonas se aumenta la generación natural de bioenergía por la función fotosintética de la vegetación.

Se estima que las plantas superiores y el resto de los seres fotosintéticos producen anualmente una cantidad de biomasa equivalente a 170 Gigatoneladas de materia seca, con un contenido energético estimado en 2,85 . 1021 J, muy superior a las necesidades energéticas y alimenticias mundiales (estimadas respectivamente en 0,377 . 1021 J  y  0,0549 . 1021 J, para una población de    6.000 Millones de  habitantes).

Pero el estudio del resultado completo del proceso de obtención de los recursos necesarios para nuestra subsistencia, comprendidas la eliminación y absorción por la naturaleza (allí donde es posible) de los desechos producidos, conduce al concepto de "huella ecológica". Nuestra "huella" parece haber sobrepasado en la actualidad el 25% de la capacidad regenerativa natural, lo que quiere decir que la Tierra necesita más de 15 meses para reproducir los recursos que consumimos en un año.´

Descendiendo ahora el nivel de nuestra reflexión, traigo a consideración la propuesta de Orden Ministerial que el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio ha enviado a principios de julio a la Comisión Nacional de Energía, para su informe preceptivo, y que apoya un mecanismo especial para fomentar el uso de biocarburantes y otros combustibles renovables en el transporte. Está prevista la entrada en vigor el 1 de enero de 2008.

La O.M. introduce, consecuente con la filosofía imperante, un  "certificado de biocarburantes", que será extendido por la propia C.N.E., mediante el cual las empresas obligadas (las productoras) podrán acreditar el porcentaje de biocarburante que entreguen a cada consumidor (las gasolineras) anualmente. Los biocarburantes estarán separados en dos grupos: los que se empleen como aditivos al gasóleo de automoción (biodiesel) o a las gasolinas (bioetanol).

Los certificados considerarán, entre otros aspectos, el origen del biocombustible y la valoración ambiental de los cultivos, según baremos que deberán ser definidos, y por los que se pretende orientar la producción de biodiesel hacia aquellas vegetaciones que afecten menos al consumo humano o animal. Se deberá alcanzar el 1,9% de mezcla en el 2008, y, progresivamente, el 5,83% en 2010.

Si no se acreditan estos porcentajes mínimos (que podrán, en caso de exceso, ser aplicados al año siguiente, hasta un 30%), tendrán que pagarse cantidades compensatorias, que se decicarían a beneficiar a los productores que quieran vender sus excedentes de cupo, o podrán ser trasferidos entre los sujetos obligados.

A la espera de que se regulen las compensaciones en el mercado interior español, las empresas productoras de biocombustibles han venido exteriorizando sistemáticamente su descontento. Abengoa Bionergy y Acciona Energía, que sostienen las apuestas más arriesgadas en el sector, han sido especialmente claras con las razones: hay oscuridad y falta de diligencia. 

La clarificación les urge, pues Abengoa ha construído un centro para bioetanol en Salamanca -para el que reclama una fiscalidad especial, y no su tratamiento como derivado del vino- y Acciona produce biodiesel para ser mezclado en el gasóleo. Como no se han cumplido las previsiones de estímulo al mercado, se está exportando la producción, pero también hay movimientos de compra de la producción forrajera para exportación a Alemania y Holanda.

La cosa tiene miga, y los interlocutores o no son muy claros en lo que quieren o no tienen aún las ideas totalmente definidas. En febrero de 2007, la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) se mostraba satisfecha porque la Mesa de Biocarburantes había conseguido "fijar el contrato tipo" para los cultivos de girasol y colza como materias primas para producir biodiesel. La fórmula abierta respondía al sistema mixto, con una parte fija, y otra variable de acuerdo con la evolución tanto del mercado del gasóleo como del conjunto del mercado alimentario.

En cuanto al bioetanol, el contrato tipo y la fórmula mixta parecieron desaconsejables, debido a los altos precios de los cereales en esta temporada, por lo que los contratos firmados para este producto no fueron homologados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y se actuó conforme a los intereses del mercado de biocombustibles, en los que los países centroeuropeos llevan la cabeza de la competición.

Si se admite que el valor energético de 2,5kg de paja es equivalente a 1kg de petróleo, para producir 1 Mtep necesitaríamos 2.500 t de paja. No es necesario romperse mucho la cabeza para saber cuántas Ha. de secano se necesita dedicar a ese cultivo para obtener las cifras deseadas.

Quedémosnos pues, de momento, con la idea de que, en el mercado español, la falta de un acuerdo estable en relación con la producción de biocombustibles ha sometido a los precios de los cereales, forrajes y otros vegetales usados para alimento del ganado a tensiones nuevas, provocando en consecuencia el aumento del precio de los piensos.

No quiero ser ave de mal agüero, pero vaticino que estos desequilibrios de mercado, perjudiciales para el ganadero, se multiplicarán en el futuro, a pesar de la satisfacción que han mostrado en su momento algunos de los representantes de las cooperativas agrícolas.

Parece, pues, que, si no hay nuevos inputs en el horizonte, pagaremos la carne más cara, aunque contaminemos algo menos. Las medidas de ahorro energético y de incentivación al transporte colectivo esperan en el cajón, entre tanto. Porque a lo que no parecemos dispuestos es a renunciar a nuestro nivel de bienestar. Bienestar que nos estamos obsesionando obsesionando en traducir tanto en el movimiento frenético desde un sitio a cualquier otro (por turismo o por avidez de cambiar), y en una incontenible piromanía.

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