A barlovento: Pericles es asturiano del mes (y amigo mío desde vai tiempu)
Cuando estoy en Asturias, compro siempre un periódico local cualquiera, y me leo todos los otros mientras tomo el café, para ponerme al día de lo que ha pasado con los amigos, con muchos de los cuales perdí el contacto.
Alguien a quien no voy a citar ahora decía que los periódicos de provincias siguen viendo el mundo con el prisma mínimo de los localismos, y que da igual que hayan puesto una bomba en Irak o que tengan elecciones en Francia, que lo más importante es siempre el tipo de farolas que haya elegido el alcalde del pueblo de al lado. Pero a mí -y supongo que a todos los que vivimos en el exilio-, me gusta que los periódicos locales hablen de lo suyo, lo que preocupa al vecino, que para glosar las noticias de agencia y afilar las ideologías ya se bastan los media de gran tirada.
Leyendo La Nueva España, me enteré que a José Manuel Pérez, Pericles, lo han distinguido como Asturiano del mes en febrero o marzo pasados, un galardón que concede este periódico que tiene una cabecera -me refiero a su título- de persistente actualidad. A José Manuel le dieron una escultura de Jose María Legazpi, un artista local con imaginación internacional, con el que no sería raro encontrarse si hubiera tiempo y lugar para darse un paseo por Pravia, Cornellana o Muros del Nalón.
Dice Pericles que "estamos en un cambio de era", y que por eso Asturias tiene posibilidad de recuperar el tiempo perdido, supongo yo que precisamente porque cuando en los patios del recreo de la aldea global el profe decide cambiar la dirección hacia la que hay que correr, señalando la contraria, los rezagados se encuentran en la mejor posición para empezar esa nueva carrera.
No se muy bien dónde está Asturias y en qué carrera nos encontramos. Aunque hice una tesis sobre la Estrategia industrial para Asturias, deben ser pocos los que la leyeron, a pesar del cum laude.
Otro amigo de hace tiempo, Germán Ojeda, que se dedica a investigar los orígenes de la industrialización en Asturias, y los efectos de la vuelta a casa de los indianos, además de otras razones por las que no esta región se quedó siempre en un "veremos", dejó escrito algo así como que los dineros que trajeron las industrias del carbón y del acero y las remesas de emigrantes sirvieron al menos para reconvertir el campo y paliar la hambruna amenazante. Pero aún queda por explicar porqué una tierra que fue cuna de la Reconquista (nos dijeron) nunca fue capaz de competir de tú a tú con los mejores, y siempre dependió de lo que le traían de fuera, talentos o dineros.
Conozco a Pericles desde que teníamos el pelo sin una cana, cuando él estaba en Duro Felguera, y yo andaba por ahí. Viví después con gran interés los orígenes de Valnalón, un experimento para la reconversión industrial de las cuencas mineras al que se le concedía a priori muy escasa o nula viabilidad. Yo ya había tenido mis desencuentros con la realidad de la difusión del CAD-CAM (que algunos deben seguir creyendo era el CAN-CÁN) en Asturias, así que era un privilegiado para valorar la dificultad de lo que le ponían en las manos.
Pero cuando le encomendaron a José Manuel ese niño sietemesino de las cuencas por el que nadie daba un duro, Pericles,- José Manuel es Pericles para todo el mundo, incluso para él mismo-, dejó todo (si tú me dices ven, lo dejo todo) para concentrar su gran empeño en sacar adelante, y le impuso su impronta personal, dándole el pecho y patadas en culo si hacía falta. Contó con un equipo de colaboradores estupendo, del que hay que destacar a Marta Pérez, una mujer -por decir alguna de sus muchas virtudes- con una gran inteligencia emocional.
Todos los años recibo de Valnalón una felicitación por Año Nuevo, siempre original, con el toque personal de Marta y Pericles, que, junto con el recuerdo de esos esforzados, me trae el aroma del Caudal -mezcla de humos, hierba fresca, gentes recias y espichas juguetonas, por ejemplo-.
Cuando me afloja el afán algo de tiempo libre -ay-, y estoy por la tierrina, me gusta pasarme por Valnalón a saludar a esos amigos. Me los encuentro siempre atareados, sagaces, risueños. Igual hablamos de pesca y maravallos que de los tiempos de Mazón y Duro o, por supuesto, de Pepón Canales (la pareja de Marta), de Pachu Canga, de las cuencas, de la dinámica empresarial y de la mecánica de rocas. Porque Pericles sabe de todo y de casi todos.
No me va a leer, pero le felicito desde aquí. Pericles es un optimista posibilista, que es una combinación estupenda, porque ese tipo de esforzados sabe moverse por igual al nivel de los que consiguen cosas como al de los que las hacen posibles. Por eso Valnalón es un éxito completo. Una obra personal, con una dialéctica propia. No importa el invento si se cuenta con el talante para ponerlo en práctica. Ejecutores así son los que necesita Asturias, España, la aldea global que lucha contra la contaminación, el paro y las inercias.
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