A barlovento: Ponerse las pilas, pero todavía no las de hidrógeno
La Cátedra Rafael Mariño de Nuevas Tecnologías Energéticas de la U.P. de Comillas ha presentado el libro "El hidrógeno y la energía", del que son autores José Ignacio Linares y Beatriz Yolanda Moratilla. Es un estupendo resumen del estado actual de situación de los usos energéticos del hidrógeno, recopilando, de una forma clara y didáctica, los diferentes empleos posibles del hidrógeno y clarificando, de paso, algunos puntos oscuros de la llamada "economía del hidrógeno".
El libro no se limita a presentar los avances científicos del área, sino que expone un análisis crítico del uso real de ese vector energético que, como la electricidad, no es fuente, sino portador, vehículo, para la transmisión de energía.
Por ello, el sector en el que podría ser razonable -al menos, incorporo yo por mi cuenta, en el estado actual de las investigaciones- utilizar las pilas de hidrógeno, de las que tanto se habla, sería el del transporte. La baja densidad energética de las baterías actuales, confiere a los vehículos híbridos -con alimentación eléctrica y dotados de pilas de combustible- un gran interés técnico-económico, por las amplias opciones de generación de hidrógeno que se derivan de su disponibilidad en la naturaleza y de la versatilidad de su obtención, desde las fuentes solares térmicas o fotovoltaicas, a las nucleares.
La presentación fue magníficamente reforzada, además de por la intervención de uno de los autores del libro, José Ignacio, por la conferencia magistral de Antonio González García-Conde, un ingeniero aeronáutico que preside en la actualidad la Asociación Española del Hidrógeno, en la representación de INTA.
Esto que cuento sucedió en el Instituto de la Ingeniería de España, el 12 de abril de 2007, y contó con la asistencia de un público numeroso, que, como regalo y acicate para la asistencia, al margen del cóctel con pinchitos para la satisfacción gustativa, recibimos un ejemplar del libro que se presentaba.
Casi doscientas páginas que yo devoré con fruición, como quien lee una novela, a pesar de su densa calidad técnica. Su capítulo IV "Aspectos sociopolíticos" merece ser repasado por quienes ordenan la política energética española y por todos aquellos que confían en la investigación tecnológica como la panacea para resolver los problemas de nuestro voraz desarrollo, que tanta energía necesita. No basta decir Fiat Lux, hay que ganarse el final de los túneles con mucha trabajo, inteligencia y medios abundantes.
Presentaciones como la que reseño nos transmiten confianza en que algunos saben por dónde se andan.
(La fotografía con la que ilustro el Comentario, la tomé en la Exposición de arte Naïf de la Galería Eboli, que está abierta hasta mediados de mayo, y a la que ya dediqué unas líneas en este Cuaderno)
0 comentarios