A barlovento: Análisis elemental de la situación energética en España
La adquisición de algo más del 20% de las acciones de Endesa por parte del grupo Enel, en que el gobierno italiano participa con el 30%, se interpreta extra-muros como un acuerdo entre los gobiernos de España e Italia, como reacción para bloquear la OPA hostil de E.ON, apoyada por el gobierno de Merkel.
Al ofrecer 39 euros por acción, una cantidad ligeramente superior a la presentado por la competidora alemana, y manifestar que solo quiere adquirir hasta un 24,99% (tope máximo que no le obligaría a presentar una OPA por la totalidad del capital), irrumpe en el mercado eléctrico con suavidad, pero dentro de una estrategia que en absoluto parece inocente.
Acciona, por su parte, actualmente el principal accionista de Endesa (21%), se ha declarado dispuesta a un pacto con Enel y ha anunciado que también desaría seguir comprando acciones, hasta el mismo límite legal que no le obligaría a lanzar una OPA. Se hace muy difícil creer que Ignasi Nieto, secretario de Estado de la Energía, con buenas relaciones personales con las empresas implicadas, no esté apoyando la operación (por supuesto, con el apoyo superior del Gobierno).
Después de la tentativa de asociarse con EDP, el grupo Enel se ha volcado hacia Endesa. EDP era el objetivo inicial para potenciar la estrategia de crecimiento conjunto en Portugal y España, en donde EDP ya controla Hidrocantábrico y Enel tiene el control de Viesgo, empresa de distribución. Aquella operación no cuajó porque el Ministerio de Economía portugués la boicoteó, más interesado en controlar a Iberdrola, que ya tenía el 10% de EDP. Enel, manteniendo la estrategia del gobierno italiano de incrementar cuotas de poder sin avasallar, prosiguió sus ensayos de compra en el exterior con una Opa sobre Gas Natural y ahora perfecciona su juego empresarial, aprendiendo de aquel fracaso, contrarestando la de E.ON en Endesa, pero después de un pacto previo con el gobierno de la empresa en la que quiere participar.
Acciona y Enel, conjuntamente con Caja Madrid (que tiene el 9,9%, y en el caso de que se adhiera a la operación de control) llegarían a detentar el 60% de Endesa, situación que tiene un indudable atractivo para los accionistas que decidan quedarse con acciones de la eléctrica, ya que el objetivo de la alianza no puede ser otro que mantenern en crecimiento a Endesa, y aprovecharse del cashfow que se genera en las empresas de utilities por las interesantes tarifas, las benévolas subvenciones y la inexistencia de impagados, lo que permite hacer la planificación económica con una alta fiabilidad.
Así que los movimientos sobre el tablero energético, sin duda, proseguirán. Estamos solo en las primeras jugadas, aunque, como ya he comentado, la iniciativa la lleven otros, no los agentes socio-económicos españoles.
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