A sotavento: Al calor del calentamiento global
Cristopher Monckton, el periodista y consultor que fue asesor de Margaret Thatcher durante varios años y hábil y polifacético polemista, está conduciendo en Sunday Telegraph (Telegraph News ) una apasionante diatriba, aprovechando los fallos en los argumentos acerca del calentamiento global del Informe que Nicolas Stern realizó para el Gobierno británico de Anthony Blair. La lectura de los documentos que está generando el debate, proporciona una excelente munición para quienes deseen conocer el alcance y los intereses que afectan a la disputa técnico-socio-económica sobre la influencia de la concentración del CO2 en la atmósfera y la temperatura de la Tierra. Una discusión en la que, por supuesto, la discrepancia visceral entre los restos de la izquierda y la derecha tradicionales no están en absoluto ausentes.
Se echa de menos una discusión de parecido calado en el panorama español, a pesar de los evidentes elementos coincidentes con las cuestiones que tendrían aplicación al futuro energético de nuestro país , que tan dependiente resulta de las importaciones de materias primas. La decisión que se adopte respecto a las fuentes de energía, las prioridades de abastecimiento, las subvenciones que se otorguen, el propio mix de producción eléctrica, es elemento clave para nuestra economía. Puesto que esa decisión se toma, además, en el contexto de fuerte penalización a las energías derivadas del carbón o del petróleo, los intereses económicos afectados tienen nombres, afectan al mercado laboral y suponen llevar a cabo negociaciones complejas para garantizar en la fiabilidad de suministros, puesto que la competencia por el producto escaso es creciente.
Los países de la Unión Europea más activos están adoptando posiciones, por ejemplo, en relación con el gas natural o la energía nuclear. En España, sería interesante conocer la opinión de organismos cualificados, no contaminados ideológicamente, plurales, y, por ende, neutrales. Seguramente mis colegas del CIDES o e la Comisión de Energía en el Instituto de la Ingeniería de España, podrían iluminar certeramente los claroscuros actuales.
Por mi parte, y advirtiendo previamente de mi talante conservacionista de la naturaleza, quiero hacer una síntesis informal, utilizando mis propias palabras, de los sugerentes elementos –porque adoptan una terminología y presentación científicas- de la argumentación de Monckton:
1) Las posiciones en relación con el calentamiento global son contradictorias, y favorecen intereses concretos. Las voces que argumentan que se avecina una crisis dramática si no se contienen las emisiones de CO2, cuyo incremento se relaciona directamente con el calentamiento del planeta, defienden intereses contrarios al carbón y al petróleo, pero no están suficientemente contrastadas. No existen suficientes datos para completar la serie histórica, y el gráfico más utilizado para demostrar la evolución de las temperaturas y su relación con el contenido en CO2 de la atmósfera, oculta que durante la Edad Media se produjo un incremento de temperatura muy superior al que se está registrando actualmente. Para obtener la típica (y alarmante) curva en forma de "palo de hockey" se ha ponderado erróneamente la temperatura entre los años 1000 y 1900 y, aunque se reconoció esta manipulación, se silenció hasta hace poco tiempo por sus autores y sus mentores, y se sigue ocultando esta incorrección.
2) Las energías alternativas no pueden solucionar la disminución global de los gases invernadero, salvo que se redujera de forma brutal el consumo energético, a lo que la humanidad no parece en absoluto dispuesta. La argumentada gran contribución posible de la energía eólica al mix energético, en concreto, es una falacia interesada. Sería necesario llenar de generadores un área de más de 100 km2 para producir una energía equivalente a la de una central nuclear de tipo medio. Dinamarca, uno de los países que más apoyaron hace años la instalación de aerogeneradores, ha aprobado la construcción de una central nuclear el año pasado.
3) El país más contaminante de la Tierra en la actualidad, Estado Unidos, no ha apoyado la firma del tratado de Kyoto. La contribución de los firmantes, y, en particular, de la Unión Europea, al restringir las emisiones en un entorno de producción basado fundamentalmente en el carbón y el petróleo, es limitativa de sus capacidades de desarrollo económico, insuficiente, y cínica. Las recientes declaraciones de Margaret Beckett, Ministra de Exteriores británica, animando a la India (y a China) a que renuncien a la producción de energía basada en los combustibles fósiles, son solo una muestra del cinismo y doble rasero del mundo desarrollado.
4) Científicos, comentaristas y políticos, difunden sin un propio análisis crítico, informes y datos catastrofistas, sin que sean coherentes con sus propias voces de alarma (según algunos argumentos, nuestra civilización se encontraría al borde del colapso por inviabilidad térmica, pero no se toman medidas consistentes con el argumento, pues obligaría a la instalación inmediata de centrales nucleares en alto número, o a la drástica reducción de los consumos).
He leído con cuidado los informes de Stern y de Monckton y las respuestas de sus detractores y partidarios. Me ha dado que pensar. Estoy a favor de la contención del despilfarro, defiendo el desarrollo controlado, he apoyado la minería del carbón y fui contrario a su desmantelamiento precipitado y estéril, y, ya puesto, prefiero tener centrales nucleares en un país altamente desarrollado antes que en otro que no me dará garantías de seguridad. Tampoco quiero convertirme en portavoz de ideas que no están física y matemáticamente sustentadas, aunque sentimentalmente me encanten. Los comentarios de Monckton acerca de la forma como los científicos canadienses han realizado la proyección de las cifras de temperatura, y sus explicaciones sobre la inobservancia de la ley de Stephan-Bolzmann en la extracción de conclusiones, tanto por aquellos como por los informes subsiguientes de la ONU, me parecen correctos.
Por otra parte, las ideas que inspiran el Informe Stern me parecen coherentes, y sus proposiones son muy aceptables. Sería muy útil que alguien con autoridad y perspectiva revisara con tranquilidad todos los datos.
4 comentarios
Administrador del blog -
Un saludo cordial.
eduardo loza cortina -
Saludos
Administrador del blog -
No he podido encontrar en la versión digital de La Nueva España el artículo de (¿Eduardo?) Loza Cortina, que me hubiera gustado leer. Habrá tenido buenos asesoreos, si los hubiera necesitado, en sus cuñados César Murias y Juan Secades.
No pretendía con mi comentario tranquilizar temores respecto al posible fin de la especie humana (o una parte importante de ella) por el calentamiento global al que estamos, sin duda, contribuyendo de forma temeraria. Aunque es muy probable que la humanidad no se extinga por un grado más o menos de temperatura media, referida a una serie histórica no muy consistente, las amenazas con las que tenemos que lidiar en esta y las próximas generaciones son suficientes para inquietar a los más pacíficos: deterioro ambiental incontrolado, terrorismo, amenaza de desastres nucleares, hambruna, tensiones entre civilizaciones, etc.
Estaré también atento al debate que organiza mi antiguo Colegio profesional. El decano Jose Angel Alvarez Valcarcel tendrá difícil encontrar los intervinientes en un panel objetivo sobre la energía nuclear. Hay muchos intereses en juego, en el que se entremezclan cuestiones técnicas y políticas. Hay que situarse en el medio para tener la visión de ambos lados.
Albert -
Previo a leer tu blog,desayuné con un artículo de LNE sobre el infundado miedo al CO2.(Lo firma Loza Cortina, médico y esporádico articulista). Me alegra saber ahora que el fin del mundo no estará próximo por el calentamiento global.
En otra página del periódico tu colega y decano del Colegio De Ingenieros de Minas del Noroeste quiere abrir debate sobre la utilización de la energía nuclear.(que sea serio, objetivo y transparente).O sea, ni gracioso , ni subjetivo ni opaco.