Dibujo comentado: Joven echada (oleo, 1978)
Este óleo, que representa a una joven lectora en un paisaje en parte imaginado, en parte real, de mi amada Asturias, es una de mis preferidas obras del comienzo de mi madurez creativa como pintor, en una etapa en la que lo simbólico-figurativo empezaba a señalarme el camino.
El árbol -un castaño- y parte del paisaje está pintado al natural, y representa uno de los viejos resistentes a la contaminación y el abandono del bosque astur. El paisaje umbrío ha sido complementado, en el estudio, por una pradera luminosa, en la que añadí, en una distorsión de la figura muy frecuente en mis representaciones, a a una joven echada, que medita, interrumpiendo la lectura que está haciendo. Su postura, sensual, resaltada por el color rojo de su vestido, en contraste con la verde naturaleza, permite entender que no está sola, y que a quien mira es a la persona a la que ama.
Es un óleo de 73x56 cm, y en la esquina inferior se puede leer, a tinta indeleble: "San Bartolomé, 1978". Para mí, este cuadro no tiene precio. Varias veces me propusieron comprarlo. Uno de mis amigos, por los años ochenta, pretendió cambiármelo por la reproducción facsímil del Akathistos, de Edilán, que, agotada, tampoco tiene precio. Apareció en mi casa, y luego de una velada muy entretenida, me lo regaló, pero a mí no consiguió convencerme.
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