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El blog de Angel Arias

A sotavento: Hay quien opina que el cambio climático afectará solamente a los que crean en él

A sotavento: Hay quien opina que el cambio climático afectará solamente a los que crean en él

La verdad es que dudé en el título de este Comentario, porque pretendía llamar la atención, y se de lo difícil que es conseguir que mis coetáneos se fijen en algo que no esté directamente relacionado con los placeres inmediatos y su disfrute personal. No es una crítica, es una constatación, en la que -dispuesto a autoinmolarme en la reflexión- me incluyo.

Estamos a finales de enero, y en Madrid ha comenzado el otoño. Normalmente, habría nieve en la Sierra. Eso es lo que, año tras año, hemos venido apreciando y disfrutando. Ha llovido algo en la mañana, y ahora luce un sol espléndido. En estos días pasados, gentes satisfechas nos ilustraron desde diversos lugares, algunas de ellas en bañador, acerca de la excelente climatología que luce en la mayor parte de los rincones playeros de España. En mi querida Asturias este invierno se pueden hacer en camisa de verano las rutas de montaña recomendadas. Brotan los narcisos, no se han podido podar los manzanos aún, no se han visto arceas. Me dicen que los gansos aún no han aparecido por Doñana, calentitos como deben estar por el norte.

Nuestro mundo global se fragmenta a voluntad cuando se trata de no querer juzgar en conjunto lo qué ocurre. Las opiniones negativas o positivas sobre cualquier tema se contra-restan eficazmente con otras de signo contrario, creando la necesaria confusión para que nadie sepa a qué atenerse.

Hemos leído de vientos huracanados en las lejanas Alemania e Inglaterra, que han causado algunas muertes y múltiples destrozos. Suponemos que no han sabido guarecerse a tiempo de las inlcemencias. Puede que algún que otro tsunami vuelva a asolar las costas de la recóndita Indonesia. Fenómenos atmosféricos nunca vistos en esta época maravillan a los residentes de ciertas regiones de Canadá, Estados Unidos o Argentina. La sequía parece impulsar a exóticos seres de países centroafricanos que seríamos incapaces de situar correctamente en el mapa, a subirse a frágiles embarcaciones con la esperanza de vendernos DVDS falsificados, en nuestras calles más céntricas, con canciones o películas que nunca han llegado a escuchar ni a ver.

En las conversaciones particulares, todos tenemos opinión al respecto. Están los que creen que el calentamiento global es una realidad, y que el causante fundamental ha sido nuestra piromanía de la época industrial. Están los que aseguran haber leído que la Tierra sufre calentamientos cíclicos, y que estamos en los prolegómenos de una subida de temperaturas, y que nada podemos hacer por evitarlo. Están, en fin, quienes defienden que hemos vivido períodos peores, que lloverá y que hará frío, y que la naturaleza sigue un curso implacable; adornan este pensamiento fatalista con la conclusión de que hay que aprovechar lo que tenemos, no alarmarse innecesariamente, y seguir haciendo como si nada.

El lector interesado en encontrar el desarrollo de estas ideas esquemáticas puede dirigirse a los centros de investigación y creación de opinión, y, si le apetece, robustecer su idea apriorística como mejor le plazca. En un restaurante de Madrid, varios partidarios de las diversas tendencias se reunieron a cenar mientras debatían sobre el tema. El Acta de esa cena-tertulia ya figura en este cuaderno.

Si vuelvo a incidir sobre este asunto, es porque me parece que, a medida que pasa nuestro tiempo, y los gobiernos se dan cuenta de los costes y dificultades de implementar una política energética sólida, me temo que crece la opinión de que el cambio climático solo afectará a los que crean en él. Expresada de esta forma, parece un aforismo estúpido, y para convencerse de que, en efecto, se trata del avance de una estupidez, no hay más que constatar que crecen las discrepancias sobre lo que hay que hacer y no es posible un consenso internacional para establecer un mínimo frente colectivo de actuaciones (no con propósitos, sino actos).

La contaminación de nuestros mares y ríos, crece sin parar. El deterioro atmosférico, continúa. El consumo energético no se detiene. Los países desarrollados no pueden controlar más que testimonialmente el consumo de fuentes energéticas que incrementan el CO2 equivalente de la troposfera. Prosigue imparable el aumento de la demanda de equipos y artefactos sofisticados que hacen inservibles o antiestéticos las anteriores generaciones de esa instrumentalia, y que anima a arrojar a la basura de inmediato los viejos elementos, que ya nadie se preocuparía de reparar o reutilizar.

Para qué utilizar el transporte público o aprovechar las cinco plazas de nuestro utilitario para ir de compras o al trabajo, si la gasolina es tan barata. Por qué no aprovechar para hacer un viaje de fin de semana a Cancún o a Marrakech si las compañías aéreas son tan competitivas...

He pasado ante un equipo de empleados municipales que recogían las hojas recién caídas de los árboles, algunos de ellos, con los brotes primaverales apuntando, confundidos por las señales de la naturaleza. A lado, alguien había tirado un bote de pintura sobre un alcorque, adornado, además, con algunos excrementos de perro. 

Tuve que pensar -otra vez- en el crecimiento incontrolado de las ciudades, en el desprecio de aldea y alabanza de corte, en los campos de golf de nueva construcción, en los terrenos de cultivo abandonados, en los montes cubiertos de maleza que nadie elimina, en la cantidad de parados, prejubilados y pensionistas de este y otros países que desearían colaborar, pero no saben cómo, dónde, ni, ya rizando el rizo, por qué. No tengo voluntad de profeta, no quiero ser agorero de nada. También me alineo con aquellos que están convencidos de que el cambio climático no les afectará, porque no quiero creer en él hasta que no tenga remedio.

5 comentarios

seguros -

El céntimo “ecológico”
El PSOE quiere aumentar los impuestos para combatir el cambio climático.
Si ganase el Partido Socialista las elecciones generales de marzo, los precios de las gasolinas subirían aún más. A la actual escalada del precio del crudo en los mercados internacionales se uniría el "céntimo ecológico" o "céntimo del clima", un nuevo impuesto para financiar la política contra el denominado "cambio climático" y además insisten en cerrar las centrales nucleares.
El resultado será un país dependiente del exterior en materia energética y nuevo atraso respecto a los países que han apostado por la energía nuclear, como la más segura, limpia y barata.

Administrador del blog -

Ivan, yo como tú y como todos, quisiera no creer en algunas cosas y fenómenos, y desearía que ciertos seres, personajes y alivios existieran o volvieran a ser.

Somos todos testigos de que el cambio ambiental existe y de que el hombre lo está provocando. ¿Dónde están aquellos lugares en los que jugábamos de niños? ¿Qué fue del regato en dónde pescábamos cachos y piscardos? ¿Qué hace esa autopista atravesando el campo de nuestras excursiones infantiles?.

Quizá ya no lleguemos a tiempo a salvar el Planeta, preocupados por disfrutar al máximo de lo que está a nuestro alcance, consumiéndolo, tantas veces, para siempre.

Pero, ¿por qué te cuento todo ésto... a tí, que estás en sintonía con esta preocupación?. No hay más que darse un paseo por tu cuidado Cuaderno para captar la sensibilidad con la que contemplas lo que te rodea, y lo que disfrutas ofreciéndolo para compartirlo con otros.

ivan -

Hola!
Sin Palabras.........¿que opinar sobre todo esto que escribes?
Pues la verdad, no lo se.
Me explico, me gustaría pensar que este invierno tan extraño es uno de muchos que ocurren ciclicamente cada ciertos años, pero sinceramente no recuerdo uno igual.
Me gustaría pensar lo mismo del deshielo y de muchos otros fenomenos, pero a pesar de que el tema esta muy de moda, yo tampoco quiero creer en él.
Gracias por tus comentarios (y por tu voto)
Un saludo

Administrador del blog -

Esther tiene un blog fresco, inteligente e interesante. Supongo que es joven y que por eso me considera mayor, y quiere escribir como yo cuando -supone- llegue a mi edad. Es una broma, porque su blog está muy bien escrito. En cuanto a las edades, no voy a discutirle su juventud, -pasa- pero discrepo de lo segundo. No soy mayor.

Soy un envejeciente, como todos. Envejecidos, conozco algunos, incluso jovencísimos.

La Tierra tiene fiebre -

Yo de mayor quiero escribir como tú, Angel.

Al leerte he recordado lo que hace tiempo leí en el blog de un amigo algo acerca de la lucidez, que yo pienso que es perfectamente aplicable al qué hacer con la consciencia cuando aparece. Puedes leerlo aquí:
http://librosparaleer.blogspot.com/2006/10/aristarin-y-iv-la-lucidez-una-historia.html

Un saludo.