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El blog de Angel Arias

Al socaire: Las modelos de pasarela y la teoría del valor

Al socaire: Las modelos de pasarela y la  teoría del valor

En un programa de una cadena de televisión española que no sigo habitualmente (porque, en verdad, no sigo programa alguno), pero de cuyas peculiaridades fui informado inmediatamente para ponerme al tanto, varias candidatas a modelos de pasarela se dejaban cortar, peinar y maquillar por expertos. La gracia consistía en que las chicas soportaban la operación con los ojos cerrados, y solo cuando la transformación estaba ultimada, se les descubría el antifaz para que valoraran su nueva imagen.

Aunque, en general, las jóvenes no se mostraron muy contentas con el cambio, las cámaras se cebaron especialmente con una de las aspirantes a top-model, a la que habían cortado el pelo "a lo garçon" y que, cuando se vió en el espejo, rompió a llorar desconsolada. Entre sollozos, argumentaba que no podía entender porqué le habían hecho eso a ella, que tenía un pelo tan bonito, que se veía mucho más fea. y que no le gustaba nada, pero nada, la imagen que le habían prefabricado los expertos.

Mientras trataba de imaginarme el tipo de consentimiento que habían firmado las jóvenes para dejarse manipular, y elucubraba mentalmente acerca de la naturaleza del impulso que les habría llevado a poner su cabeza en manos de desconocidos, oí con asombro creciente cómo ex-modelos y otro personal experimentado en esas lides, argumentaban que las chicas deberían entender que se trataba de obtener rostros singulares con sus materias primas y que, ya que iban a dedicarse al mundo de la moda, tendrían que acostumbrarse a ser vehículo y no conductoras. No lo decían exactamente así, pero así lo entendí yo y de esa forma puede expresarse lo que exteriorizaban.

Dejé mi inmersión en el programa (en el momento en que las jóvenes deambulaban medio desnudas realizando pruebas que probaban no se qué otra faceta de su capacidad de sufrimiento), y comprendí que, al ritmo en que nuestra sociedad está cada vez más idiotizada, algunos van perdiendo grados de respeto a la persona. Nunca entendí las razones del éxito económico de las variaciones hasta el agotamiento que el mundo de la moda realiza con los pocos elementos que utilizamos para  vestirnos, y que conducen, a la postre, a la llamada moda de los años 20. No sé porqué a algunas modelos se les ha de pagar millones por fotografías en las que aparecen deslumbrantes, con sus rostros angulosos, sus cuerpos efébicos demasiado delgados y harto andróginos, todas prácticamente idénticas para este profano al que le gustan -es natural, pienso yo- otros cánones de belleza femenina que a los homos que, mayoritariamente, controlan el cotarro.

Ahora entiendo menos. Se trata de seleccionar a jóvenes que, cuando no estén arregladas para la exhibición, cuando nos cruzamos con ellas por la calle en nada se diferencian de las otras. Se busca materia prima básica para que los expertos puedan perfilar con ella sus ideas paradivinas de lo perfecto. A despecho de lo que opinen los seres humanos que se hayan sometido a sus manos, buscando hacer carrera.

Hay un peligro. Sospechábamos que los que controlan el mundo de la moda, determinan como un clan, lo que está bien y mal, deciden lo que es chic moviendo una industria con ingentes medios y poderes de presión, no tenían escrúpulos para absorber la personalidad de los modelos, jugueteando con la imagen que les hacían proyectar al exterior. Ahora sabemos que si se atreven a cortan el pelo al cero y a ciegas a las chicas que se someten a sus manos en la búsqueda de un empleo, es solo para probar su capacidad de ser impersonales, dóciles, anónimas. 

Me ha asustado imaginar que estos seres privilegiados que deciden por los demás, no estén solo en el mundo del fashion, se estén colando por todas partes. Sin que nos demos cuenta, porque, de momento, solo nos están rasurando el terreno de las ideas, para implantarnos tranquilamente luego sus criterios, en una nueva y peligrosísima teoría del valor.

 

(El dibujo que ilustra este Comentario se titula: "Viajeros devorando oportunidades"; tiene tamaño DIN A5, está dibujado a lápiz y acuarela y lo realicé en octubre de 1998)

3 comentarios

Luis -

Yo creo que no. Físicamente se te veía muy bien cuando te vi la última vez e intelectualmente estás dejando buenas muestras de tu excelente estado a través de tus crónicas y escritos...
Efectivamente, la noticia difundida por la Agencia Efe el pasado 7 de septiembre, decía literalmente “Pasarela Cibeles ha rechazado para su próxima cita a un 30 por ciento de las modelos que desfilaron en la pasada edición por no ajustarse a los parámetros marcados por expertos nutricionistas para ofrecer una imagen saludable, fijados en torno a un 18 por ciento de masa corporal, es decir, unos 56 kilos para una estatura de 1,75”. La interpretación que hacemos de la noticia difiere un poco. Pero también Jesús del Pozo, como refleja Europa Press el mismo día, que afirmó refiriéndose a la selección de este año “que durante el proceso de selección de las modelos ha habido muchos problemas y que al final entre el 30 y el 40 por ciento de las chicas se han quedado fuera". La parte no hace el todo. Tendríamos que estudiar si se refería a las suyas o a todas, y si es a las suyas si el muestreo era significativo o no...
Lo importante de la noticia desde mi punto de vista es que por primera vez se aplica un criterio que tiene en cuenta la salud de las modelos y no los intereses de los diseñadores. Por otra parte, si estos cánones se mantienen para otras ediciones u otros desfiles, el espejo de las nuevas generaciones de modelos no serán escuálidas demacradas y poco saludables.
En cualquier caso, la profesión de modelo como todas es de libre elección, elección quizás tomada a una edad demasiado temprana y, por ello, sujeta a un mayor riesgo de manipulación. Si la sociedad pone el freno a quien emplea, con iniciativas como éstas, la sociedad insisto habrá dado un paso adelante. Hace falta además que los educadores de las modelos, incluidos padres, por supuesto, tomen también conciencia. Ellos son los primeros que deben infundir en los jóvenes el cultivo del espíritu y no del cuerpo, o que el uno no es excluyente del otro. Estaré pendiente para próximas sesiones si el programa al que tu aludías en tu crónica donde parece que hacen sesiones monográficas destinadas a destacar las virtudes que han de tener las modelos, escogen uno dedicado a la cultura.
Independientemente de mi opinión sobre los desfiles, quiero romper una lanza a favor de la moda española que en pocos años se ha puesto al nivel de la francesa y de la italiana. Y sus pasarelas más relevantes, Gaudí y Cibeles, son conocidas universalmente. Por algo será ...

Administrador del Blog -

Doy por admitido que las chicas del mentado programa televisivo habrían firmado su consentimiento para someterse a ciertas manipulaciones sobre su cuerpo, y, también, que aceptaron de buen grado pasearse en prendas interiores, cuando lo demandara el guión. Al fin y al cabo, lo que los organizadores pretenden con esta clase de programas, cuyo valor ejemplarizante juzgo nulo o negativo, es conformar los suficientes atractivos para captar espectadores.


Lo que me atrevo a dudar es que los participantes, particularmente siendo tan jóvenes y de señalada ingenuidad y escasa formación, hayan consentido en convertirse en juguetes de los llamados creadores de imagen. Y lo que me parece lamentable es que se utilicen como mercancía para exponer que si se desea triunfar como modelo en el mundillo de la moda, hay que olvidarse de la propia personalidad para convertirse en la expresión de la personalidad de los creadores...


Puntualizo algo: La Pasarela Cibeles no ha rechazado al 30% de las modelos de las que pretenden desfilar en esta próxima ocasión. No. Lo que se divulgó es que, si se hubieran aplicado las actuales medidas, tomando como muestra aquellas modelos de temporadas pasadas que consintieron en ser pesadas y medidas para calcular el coeficiente de obesidad/delgadez que consiste en dividir su peso en kg por el cuadrado de su altura (en m), un 30% de ellas no hubieran alcanzado la cifra de 18. Muchas, ni siquiera llegaban a 15. Estaban esqueléticas...


Eso sí, admito que bastantes de ellas se habían dejado maquillar, cortar el pelo, las uñas y admitido la indocorosa necesidad de enseñar hasta las intimidades tenidas por vergonzosas, para llamar la atención sobre unos trapitos cuyo valor estético resulta bastante cuestionable. ¿Me estaré haciendo viejo?

Luis -

Yo también tuve ocasión de presenciar tal acontecimiento pero reconozco que mi inmersión en él se acrecentó cuando empezaron a aparecer las señoritas desfilando mediodesnudas... Bromas aparte, tu crítica al numerito me parece indiscutible desde el momento en que se produce bajo una ausencia de voluntariedad de las modelos. No obstante, por animar el debate y alimentar la controversia, entiendo que es un colectivo especialmente sensible a la manipulación por edad, personalidad y vocación. En efecto, se trata de chicas que no han pasado la adolescencia, inmaduras, seguramente consentidas por sus padres, obsesivas con sus cuerpos, no acostumbradas a recibir consejos de los mayores y hartas de ser las estrellas de su entorno cercano. Por otra parte, su trabajo requiere (me apropio de tu frase que me parece extraordinaria) “ser vehículo y no conductor”. El protagonista es el vestido y no la persona. El artista es el diseñador y no quien luce los diseños. La modelo, en definitiva, es un perchero animado cuyo objetivo es resaltar el vestido que lleva, que es lo que se vende, y no ella. Quien tiene vocación o ilusión por hacer eso, tiene que renunciar a su calidad de persona –no se malinterprete la expresión- durante el tiempo que dure el desfile para convertirse en un objeto.

En cualquier caso, entiendo que la sociedad va reaccionando, como siempre lentamente, contra las tropelías y las consecuencias derivadas de ese mundo. Hoy mismo se ha anunciado que en pasarela Cibeles se han rechazado el 30% de las modelos por no cumplir determinados condicionantes ligados a su salud nutricional. Es una buena noticia, quizás también para ponerla al socaire ...