A barlovento: El Banco Popular, una entidad bien dirigida
No corresponde al tono neutral e independiente que pretendo dar a estos Comentarios, la felicitación específica a una institución o a un grupo de ejecutivos. En estos momentos de incertidumbre económica, sin embargo, encuentro que resulta oportuno expresar que, al margen de los brotes verdes que puedan intuirse desde la ilusión por la recuperación, existen fertilizantes que han de servir para revitalizar la tierra quemada.
La Asamblea General del Banco Popular español que se celebró el 26 de junio de 2009 reflejó, en mi opinión, aires saludables, de coherencia empresarial y solidez profesional.
La manifestaron, sobre todo, Angel Ron Güimil, licenciado en derecho, presidente de la entidad desde 2004 y Roberto Higuera, ingeniero aeronáutico, 41 años en el Banco Popular, vicepresidente y principal artífice de la estrategia financiera del grupo, que, por jubilación obligatoria, dimitía como consejero delegado.
Empiezo con un cotilleo. No parecía contarse con gran asistencia, aunque se dijo oficialmente que había 1.675 accionistas presentes, que representaban el 16,97% del capital. El salón del Hotel Hilton Aeropuerto de Madrid, amplio y dotado para la ocasión con fuertes medidas de seguridad, se encontró, a ratos, bastante vacío. Las atenciones a los accionistas no existieron; unas mesas a ambos lados amontonaban varias botellas de agua mineral.
Sea como fuere, el capital presente o representado alcanzó la cifra del 56,27%, según la constatación notarial.
Lo que me pareció más relevante, al margen de la presentación de los resultados de 2008 -1052 millones de euros, un 16% menos que en 2007, en el lugar decimotercero por cuantía de la banca europea-, y de la aprobación de omnímodos poderes para el Consejo, fue la constatación de que el tercer grupo español bancario, con 114.000 millones de euros en el activo y 6 millones de clientes, presenta un atractivo singular para encarar el inmediato futuro.
Tiene liquidez, juega a la transparencia, y cuenta con un equipo directivo serio y competente. El rumbo de la entidad está marcado, según Ron, en ser un Banco "especializado en clientes y no en productos". Con un ratio de core capital del 7,17% de recursos propios, figura entre los mejores de las entidades que no reciben ayudas públicas, "inyecciones de subvención, que, paradójicamente, elevan los estándares del capital".
Porque estamos en crisis, "la mayor que nos ha tocado vivir", como recordaron los dos intervinientes principales. Y España, aunque no estuvo en el origen de la debacle, debido a su crecimiento acelerado, favorecido por la entrada masiva de dinero del exterior, y que estuvo muy focalizada a la inversión en el sector inmobiliario, resultó inevitablemente afectada.
El enorme déficit por cuenta corriente generado en el exterior, creó gravísimas dificultades a los inversores que habían confiado en las cédulas hipotecarias para rentabilizar sus apuestas de futuro, y los Bancos españoles fueron arrastrados por la penuria. La provisión respecto a la inversión en Continental dejó huellas en el patrimonio del BP, aunque -apuntó Higuero- "conviene recordar que las provisiones no son pérdidas, y si se sabe esperar, pueden convertirse en futuros beneficios".
"No vamos a volver ya al marco de crecimiento", sin embargo, afirmó Ron, y "es imprescindible reducir el apalancamiento. En 2008 se han perdido, en términos de capitalización de la banca internacional, 1 billón de euros, equivalente al pib anual de España".
El BP quiere mantener la liquidez, y basa su fortaleza actual en el ratio de capital respecto a recursos propios, que convierte en oportunidad "la desaceleración económica, con o sin brotes verdes". Porque "crisis, como decía J.F. Kennedy, en chino, se compone de dos palabras, y una de ellas significa oportunidad". (Nota de estudiante de chino: 危机, wéi jin, peligro y oportunidad)
Me gustó mucho la intervención de Roberto Higuera, presentada muy didácticamente, con lápiz rojo y todo. El elegido mejor director financiero de Europa en 2007, es un valor bancario relevante y acumula una experiencia inestimable para el propio Banco. Su explicación a las razones por las que se había decidido acudir al pago de los accionistas con acciones de la autorcartera, respondiendo a la pregunta del accionista Angel Cerejeta, fue una lección de economía práctica de altura.
Tampoco se arredró en añadir explicaciones a las dadas, quizá más política que técnicamente, por Angel Ron a otras cuestiones de los accionistas que solicitaron aclaraciones. Por cierto que, como sucede en estos casos, los intervinientes desde la sala resultan ser casi siempre los mismos, y repiten osotinadamente los mismos argumentos y disquisiciones, adquiriendo su momento de notoriedad para alegrar algo, pudiera ser, su anodina jubilación.
Ron desenmascaró a uno de ellos, con la simpatía del que no quiere hacer daño, pero no quiere que nadie le tome el pelo: "Eso ya lo propuso usted el año pasado, y lo estamos probando, aunque en estos tiempos hay que estudiar con máxima atención la rentabilidad de cada cambio". Se refería a la utilización de los tiempos improductivos de las oficinas bancarias, ampliando el horario por las tardes. "Hay que analizar el tipo de cliente beneficiado, los costes y los beneficios".
Respecto a una intervención añorando los tiempos de D. Luis Valls, en el que se confiaba en el cliente de toda la vida que pedía un crédito, y no se atendía, como ahora, al estudio severo de su solvencia, que el accionista mezcló, además, con el que entendía injustificado orgullo de haber resistido mejor que la media la caída del valor de las acciones, Ron no se cortó un pelo al poner de manifiesto que "nosotros no creamos la coyuntura; vivimos en ella".
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