Jugando en corto: La conciliación entre familia y trabajo para los autónomos
El 28 de mayo de 2008 se celebró, bajo los auspicios de la Comunidad de Madrid y con el cobijo organizador del Grupo Intereconomía, un Encuentro/Desayuno -el cuarto- sobre "Equilibrio entre vida personal y laboral". En esta ocasión, el enfoque se dirigió hacia el colectivo de autónomos. Lugar: el Hotel Intercontinental de Madrid.
Allí estaba yo. Me interesan las cuestiones relativas a los autónomos, grupo en el que, desde hace años, y por una combinación de factores, milito. No había mucha gente, supongo que porque los 400.000 autónomos de Madrid tenían, en general, otras cosas que hacer.
Los ponentes fueron Blanca de la Cierva (Directora General de Familia), María José Pérez-Cejuela (Directora General de la Mujer), Salvador Garcia Torrico (Presidente de la Confederación Madrileña de Autónomos y Emprendedores) y Alvaro Arenzana (Gerente adjunto del IMADE). Presentó y animó a probar los canapés que se ofrecían en el desayuno, Luis Usera.
No hubo coloquio, sin que se nos diera explicación, con lo que el encuentro resultó cojo. Al terminar de hablar María José, el "moderador" dió las gracias, caló el sombrero, y no hubo nada. La gente tenía ganas de preguntar. Los ponentes se perdieron, por tanto, mi intervención, pero como hay una remota posibilidad de que lean este Cuaderno, voy a recoger aquí algunas de mis reflexiones sobre el tema.
Me parece que el desenfoque de las actuaciones respecto a los autonómos es aún importante. Se sabe poco de su composición, motivos, distribución sectorial y, más significativamente, de las facturaciones individuales que consiguen con sus trabajos. Mi sospecha es que un número importante de autónomos, cotizan a la seguridad social, pero no tienen actividad.
Sería interesante por ello conocer cuántos de los 4 millones de autónomos lo son por voluntad propia. Si hacemos deducción de estas personas "autónomas vocacionales", cuya inclinación al sacrificio o a la independencia laboral les ha llevado a asumir ese difícil papel social, tendríamos dos tipos de autónomos:
a) quienes, con más de cincuenta años, y como consecuencia de un despido -ahora, con la permisiva legislación, casi siempre improcedente-, se encuentran descolocados del mundo laboral, y se ven obligados a autoemplearse para seguir cotizando a la seguridad social, y tener derecho, al menos, a un trocito de las prestaciones de la jubilación. Si pueden permitírselo, y aunque trabajen poco o nada, se apuntarán a la escala alta; si no es así, se acogerán a la escala mínima.
b) quienes, con menos de 35 años, y como consecuencia de la política de reducción de costes para maximizar los beneficios que impera en las empresas, -cuanto más grandes, más obsesas-, se ven obligados a darse de alta como autónomos si quieren ser contratados. Cumplirán así, en realidad con un horario y régimen prácticamente laboral en cuanto a obligaciones, y deficiente en cuanto a coberturas... Pero como son jóvenes no lo valoran tan dramáticamente.
Nada de eso fue tratado en el desayuno.
Las intervinientes se focalizaron hacia la conciliación de la mujer autónoma joven, entendiendo que la vida familiar a proteger es la propia de una persona casada y con uno o dos hijos menores. No sé cuántas mujeres se encuentran en esa situación, aunque, por lo que oí, no son la mayoría del colectivo.
María José, en su papel político, elogió las medidas de la Comunidad de Madrid y expuso su criterio de que la Ley 20/2007 genera un marco jurídico prometedor, pero, como sucede con la Ley de Igualdad, no añade medidas concretas a la declaración de intenciones. Cosas que sí está haciendo, por el contrario, la Consejería de Familia y Asuntos Sociales, que desde 2005 viene ayudando a las pymes a implantar la conciliación, y que avanza como una moto con su proyecto de llegar con sus medidas a 400 pymes.
Blanca afirmó que la política de su Consejería combina medidas trasversales con otras más concretas, en ese estilo matricial que sigue tan de moda. El Plan de Familia, que tiene vigencia hasta 2008, agrupa 11 areas y tiene más de 35 objetivos que "en un 95% estarían hechos o ejecutándose". También la Comunidad madrileña habría sido pionera, en la aplicación de los criterios de la Ley de Dependencia y ha superado con creces el objetivo de la cumbre de Lisboa de aumentar las plazas para niños menores de 3 años, que es de 54.000 en la actualidad en Madrid. Se ha convocado por segundo año el programa "Mi municipio Concilia", para favorecer la mejor distribución de los horarios ayudando a las mujeres que trabajan y tienen hijos.
Alvaro trazó el perfil del autónomo en la Comunidad de Madrid, sin embargo: varón español entre 40 a 54 años, que cotiza en la base mínima, que trabaja en el sector servicios y no tiene otros empleados a su cargo. Presentó la creación del Consejo Madrileño del Autónomo, y un programa de ayudas de 1 millón de euros, por acuerdo con la Cámara de Comercio. También animó a usar la firma digital, emplear las nuevas tecnologías y aumentar la información sobre las ayudas que pueden aplicarse (están preparando en el IMADE una página web del autónomo, con un buscador de subvenciones).
Salvador confrontó la distancia entre los derechos que la Constitución ofrece a los autónomos y la realidad imperante. 60 horas de trabajo semanal reales, sin vacaciones ni permisos de embarazo o lactancia, sin posibilidad de estar de baja por enfermedad, sin ayudas a la contratación de un empleado -al menos a tiempo parcial- que le permitiera seguir atendiendo a la clientela en caso de incidencias.
Mi visión no es, claro está, tan triunfalista como la de los políticos, y se acerca a la de los técnicos.
Creo que hay que favorecer, de verdad, la situación en la que se encuentran los autónomos mayores, que ven aproximarse la edad de la jubilación con derecho a exiguas prestaciones y, en muchos casos, habiendo cotizado durante 30 o más años a la Seguridad Social con tarifas altas o máximas.
Creo que la conciliación laboral de las parejas jóvenes pasa por dar ventajas fiscales -a las empresas que los contraten o, mejor, a ellos mismos, además de otras ayudas- a los casos en que uno de los dos trabaje como autónomo en casa.
Creo que hay que perseguir la falsificación del carácter de autónomo por parte de las grandes empresas, imponiendo un tope máximo a la externalización de ciertos trabajos, o, en sentido contrario, favoreciendo la contratación de mujeres autónomas.
Creo que... hay que estudiarse mejor el tema, identificando bien los subgrupos del colectivo, lo que los genera, y a quien beneficia la situación actual.
Porque conciliar la vida familiar de los autónomos que trabajan en casa -muchas veces, más de 70 horas a la semana- no es exactamente el problema, cuando tienes una disponibilidad prácticamente completa a tu trabajo y a tu familia, en un mismo sitio. Ya están conciliados "de manera natural". Lo que hay que evitar es que la sociedad aumente sus ingresos financieros con el trabajo extra de unos pocos.
Porque, en principio, y mientras no se me demuestre lo contrario, pocos querrían ser autónomos si se les ofreciera la opción de ser empleado.
1 comentario
Guillermo Díaz -
Realmente el autónomo, aun cuando cotice por el nivel máximo, está en desventaje frente al trabajador asalariado.