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El blog de Angel Arias

Jugando en corto: La escisión en el Partido Popular español

Sigo la carrera política de Mariano Rajoy desde hace bastante tiempo, y empiezo este Comentario reconociendo que me cae simpático. Tiene aspecto de buena persona, y un aire ligeramente bobalicón que no ayudan a desmentir sus problemas de dicción.

Podríamos perfectamente ser amigos, aunque en algunos puntos estaríamos en completo, pero cordial, desacuerdo.

Su discurso es inteligente, no le gusta improvisar ni llevar la contraria sin estar seguro. En lo que parece provenir de sus propios raciocinios y sentimientos, le encuentro una línea argumental moderada y documentada. No tengo dudas de que, además de parecer honesto, lo es.

Sería (hubiera sido) un buen presidente de Gobierno. No quiero decir con ello que lo hubiera preferido a Rodríguez Zapatero, pero lo hubiera apoyado lo mismo.

Rajoy ha sido víctima de infundios múltiples, que aguantó sin salirse de las casillas. Para un periodista? con irrefrenables ímpetus mediáticos, fue y es Maricomplejines, además de incompetente y ¿traidor?. Fue in illo tempore tildado de homosexual, cuando llamar así a un hombre tenía el propósito exclusivo de descalificar, de insultar; hoy en día, hay quienes mantienen que se casó como un acto de sacrificio por el partido. 

Tiene una mujer sensible y de aspecto encantador, que se mantiene al margen de la política para poder llorar de vez en cuando sin tener que dar explicaciones...y que, puedo imaginarme sin temor a equivocarme, le sirve de importante ayuda para desahogar con ella los desplantes y zancadillas de unos y otros. En especial, recuperarse algo de las incongruencias a que le obliga mantenerse como fiel al núcleo más duro de la derecha carpetobetónica.

Los que no lo conocen, podrían dudar de su competencia, de su carácter, de su preparación. Yo, desde luego, no.

Se hacen chistes sobre Rajoy en cantidad tal que, entre los políticos españoles, solo resulta superada por una víctima favorita, en su momento, de la estupidez colectiva, (ahora, por supuesto, cuando reivindicarlo ya no hace daño a nadie, reconocido casi como un coloso), Fernando Morán.

Hoy, Rajoy está viviendo una aventura insólita. La que generan aquellos compañeros de su propio partido que, deseando desposeerle del liderazgo, no tienen empacho en disparar contra él con munición de tal calibre -y con tan poca puntería o argumentación, si es que exclusivamente ese fuera el objetivo- que están dividiendo en dos grupos a su formación política: los partidarios y los no partidarios de Rajoy.

Hemos vivido ya momentos parecidos en otros partidos, como paso previo a su descomposición.

Para quienes siguen este Cuaderno y me conocen a mí, no sorprenderá, espero, mi confesión de que será bueno que el PP se desprenda de su parte más reaccionaria. Allí seguramente, no hay muchos votos, pero sí demasiado ruido. Y, en cambio, hay mucho que ganar desde un centro derecha moderno, eficiente, activo.

Y no pasaría nada, -al contrario-, en conseguir la mayoría para gobernar en coalición con varios partidos de la derecha en relación con ese espectro móvil que es el centro de la ideología de los votantes. 

Si el PP se rompe, por ejemplo, en dos, se podrían formar dos formaciones relativamente fuertes. En una, podrían expresarse, y matizarse, las ideas de Esperanza Aguirre, María San Gil, de Alvarez Cascos, de los Fulano Pérez o Mengano González.

La otra, nos serviría a los posibles votantes para conocer mejor lo que da de sí la cintura progresista del tándem Rajoy-Gallardón.

Para el resto de los que no votan al PP en la actualidad, la escisión serviría para contar con partidos en la oposición al PSOE que defiendan intereses ciudadanos que el actual partido en el Gobierno no representa, pero que son legítimos, necesarios, urgentes.

1 comentario

Guillermo Díaz -

Resulta preocupante el acoso y derribo a que está siendo sometido Mariano Rajoy por la parte reaccionaria del PP.
Me preocupa también una posible escisión porque esto dará mas alas a un gobierno socialista totalmente inoperante.
Aun cuando tengo simpatías hacia el Sr. Rajoy, en beneficio de España y de los españoles, para empezar a hacer la necesaria oposición y ganar las próximas elecciones, quizá sea preciso que surja un nuevo candidato jóven y capaz de aglutinar un partido y unas políticas de centro-derecha.