¿Es necesario ser católico para ser Presidente de Gobierno de España?
El magnífico "funeral de Estado" especial que se le tributó al Ex-presidente Calvo-Sotelo, con la presencia de SSMM, Presidente de Gobierno, ministros y ex-ministros, así como el líder de la oposición y múltiples autoridades y representantes del empresariado y hasta del folklore, plantea obviamente la cuestión respecto a la confesionalidad subliminal de nuestro Estado de derecho, constitucionalmente, aconfesional, o, con otras palabras, -preferidas por los burgueses progresistas, incluídos los miembros del Gobierno socialista-, laico.
Era la primera vez que la fórmula de "funeral de Estado" se aplicaba a las exequias fúnebres de un ex-presidente de Gobierno y, por tanto, fue la primera vez que el protocolo tuvo que lucir en todo su esplendor, boato y parafernalia
En anteriores ocasiones -fundamentalmente, en los actos de homenaje póstumo a los funcionarios asesinados en misión de servicio-, mucho más discrtetos, la cuestión de la confesionalidad estatal se pudo mantener soterrada bajo los afectos y solidaridad que se trataba de poner de manifiesto, y , por ello, representantes del Estado y del Gobierno asistieron a los funerales católicos sin que se suscitara la necesidad de muchas explicaciones.
Con gran practicidad, en otros momentos paradigmáticos de nuestra versatilidad confesional, hasta la vicepresidenta se había puesto mantilla para presentarse ante el Pala, y el Sr. Bono comulgó con ruedas de paella sin importarle un ardite la ortodoxia de la religión que dice profesar.
Pero, ahora, viendo a prácticamente todas nuestras fuerzas vivas moviéndose al hilo de la batuta del cardenal Rouco-Varela en torno al ilustre difunto, cabe preguntarse: ¿Sólo era posible un funeral de Estado católico? ¿Hay que ser católico para ser presidente del Gobierno español?. ¿Debe un funeral de Estado acomodarse a las creencias de la persona a la que se pretende honrar, o se tendrán que subordinar esas creencias individuales -respetabilísimas en su intimidad- a la superior autoridad de un esquema de protocolo estatal?
Se puede entender así, mientras quedan en el aire las preguntas, la cara de mala leche del presidente de Gobierno español durante el funeral de Estado. ¿Estaría meditando si convendría no levantarse en todo el acto, como realizó, con valentía juvenil, un doce de octubre cuando pasaba ante la tribuna la bandera norteamericana y el estaba en la oposición y había fuerzas españolas en Irak? ¿Tal vez trataba de quitarse de la mente el fantasma de lo que podría suceder en su propio funeral de Estado, -por supuesto, en lo que deseo no suceda hasta dentro de muchos años-?.
Parafernalia, parafernalia, cuántas incongruencias se cometen en tu nombre.
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Ignatius -
Caridad Ribera -
tp -