Jugando en corto: La virgen del Pilar y la Expo
Acabo de llegar de Zaragoza en donde, invitado por la revista Tecnoambiente y el Instituto de Ingeniería de España -a través del Comité de Ingeníería y Desarrollo Sostenible-, tuve ocasión de presentar mis ideas sobre los Indicadores de sequía y su utilidad para la planificación hidrológica en épocas de estrés hídrico.
Un privilegio encontrarme entre ilustres colegas, tanto del CIDES como de las Confederaciones Hidrográficas. El acto estuvo presidido por Rafael Fernández Rubio, batallador infatigable y una de las autoridades reconocidas en el sector de la hidrogeología, que me honra con su amistad y me enorgullece con el aprecio que sé que me profesa.
Estaban allí también, Rafael Ceballos, actual presidente del CIDES, Milagros Couchoud -siempre valiente y cualificada en sus opiniones-, Enrique Fagúndez, presidente del Comité de Defensa del Instituto de la Ingeniería y Guillermo Castañón, Dr. Ingeniero agrónomo con el que tengo pendiente un libro de autoría compartida sobre Cómo ahorrar agua, dirigido a enseñantes y discentes; y otros compañeros y amigos. Como siempre, Vicente Lara y Sagrario Vidales ordenaron el Congreso con una ilusión que merece el premio del reconocimiento geneal.
En otro momento haré -si el tiempo no me arrolla- la reseña del Congreso. En estas líneas quiero referirme a mi preocupación porque la Expo de Zaragoza, con fecha de inauguración ya inminente, no llegue a tener todo listo para ese momento, incluso en aspectos sustanciales. Me consta el esfuerzo que está desarrollando Roque Gistau -compañero en varias batallas acuosas- y todo su equipo.
La preocupación no proviene de la altura del trabajo que se está desarrollando, para mí indiscutible, sino de la cantidad de cosas que aún quedan por terminar y las dificultades de coordinar intereses y empresas, algunos contrapuestos.
Zaragoza tiene en la actualidad un déficit hotelero terrible, y la ciudad da el aspecto de estar un tanto patas arriba, con multitud de obras a medio hacer: puentes, viaductos, edificios, los propios futuros pabellones de la Expo, muchos aún solo en proyecto.
Como diría un mañico: "Virgen del Pilar, échales una mano, porque, a ojo de buen cubero, la impresión es de que no van a llegar. Con el tinglado que hay allí montado. O, por lo menos, haz que me equivoque en esta apreciación." "Que azí zea", parece que contestó un sevillano que pasaba por allí. "Pero pídele también que zus ayude despuéz, que ezo fue lo que ze noz orvidó pedirle a la Vírge de Triana"
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