Jugando en corto: Preparado para ser Presidente de Gobierno
No es un secreto, porque lo ha venido reiterando, de manera más o menos solapada, en varias ocasiones: Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid y ex-Presidente de la Comunidad que lleva el mismo nombre, quisiera ser Presidente de Gobierno. Ayer, 19 de febrero de 2008, en una entrevista ante "el más serio de los periodistas actuales de España" (sic) -Buenafuente, en la Sexta-, lo ha ratificado: está preparado para colmar ambiciones más altas que la de ser alcalde de Madrid.
Pero las fuerzas misteriosas de su propio partido -distintas de las que personifica su oponente político aparente, Esperanza Aguirre, actual Presidenta de Madrid- se lo impiden.
Le han impedido adquirir carta de diputado, privándole de la oportunidad de que toda España pueda ser consciente de la capacidad para defender intereses generales en la que se ha venido formando, desde la misma facultad de Derecho, cuando era estudiante.
Ruiz Gallardón no oculta su disgusto, y puede que también una mayoría de ciudadanos crean que esa zancadilla a las expectativas de promoción política del personaje, es un perjuicio hacia la brillantez de los debates en el Congreso y, en última instancia, un obstáculo a la comprensible preocupación de que los mejores lleguen a las más altas cotas de servicio ciudadano.
No debe sentirse, sin embargo, tan cabizbajo. Ser alcalde de Madrid es un magnífico renglón para cualquier currículo. Haber ejercido el doblete de ser Presidente de una Comunidad y Alcalde, es un mérito que no figura más que en la hoja de servicios de unos pocos elegidos, aquí y en Pernambuco. Haber subsistido prácticamente incólume hasta ahora a la imaginable serie de cuchilladas espalderas, digerido varias dosis de sapos y culebras y presentar logros de ejecución comparables sin desdoro a los artífices de reformas que se estudian en los libros de Historia, ha de ser un orgullo para cualquier superviviente.
Acabe o no desaparecido en el combate de las luchas intestinas por las púrpuras, Ruiz Gallardón tiene muchos y más amplios méritos que otras víctimas de los cuchillos politiqueros: nada que ver con los Vestrynge, Pimentel, Imaz, Hernández Mancha o Iglesias; mejor que los Herrero de Miñón, Almunia o García Valverde; equiparable a otros ilustres, también maloportunamente acuchillados, a los que puede, según pareceres, oponer incluso mejores matices, como Morán, Marín, Carrillo o el propio mentor Fraga.
Enhorabuena, pues, alcalde de Madrid. Se comprende bien que en esa cabeza de excelente opositor hayan bullido fabulosas propuestas para reformar España, trazando en una legislatura nuevos asfaltos, puentes, pantanos y reformas de todo tipo. Nos quedaremos, tal vez, con las ganas de ver al país puesto boca arriba, planchado para que lo disfruten futuras generaciones.
Enhorabuena también a aquellos que, faltos de visión de futuro, se contentan con vivir en la mejor paz posible, atendiendo a los garbanzos, la planificación de las vacaciones de la parienta y de los niños y buscando con qué pagar el plazo mensual del utilitario y la letra vencida del refugio.
1 comentario
lanobil -
Un saludo y espero que puedas visitarme.