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El blog de Angel Arias

Cuadro comentado: Zoco en Amán (2004)

Cuadro comentado: Zoco en Amán (2004)

En la primavera del 2000, visité Jordania. Pasé algunos días en Amán y tomé varios apuntes del mercado central. Del mismo viaje, guardo anotaciones de Petra, dibujos de los desiertos por donde se movió el Lawrence de Arabia de ficción, y otros esquemas de madrazas, camellos y gentes con chilaba.

Unos años después, dibujé al acrílico, en formato 40 x60, este cuadro  con el quise reflejar el abigarramiento de un zoco árabe. Al igual que me propuse en los cuadros de El rastro de Madrid y en algunos otros en los que pinté multitudes, la idea era acumular personas que están haciendo cosas diferentes, cada una de ellas absorta en su trabajo, aparentemente sin reparar en lo que hacen los demás. La vida misma.

Hay aquí un desorden muy evidente, pero el observador atento podría descubrir que la composición tiene claves formales. Aquí recojo dos. En primer lugar, se pueden identificar en la pintura muchos de los personajes, que cuentan sus historias: la mujer joven con el niño (tipo Madonna tradicional, con su jesusito en actitud provocadora), la compradora con burka discutiendo ante el vendedor de frutas la calidad del producto, el ciego con bastón y campanilla pidiendo limosna, los dos conversadores sobre temas triviales, el portador de un trozo de carnero sangrante y goteando, los niños pedigüeños, el observador indolente, la pareja de turistas acompañada del toro de su soledad, el tipo con aire de profeta que parece predecir la hecatombe basado en quién sabe qué peligros, el joven que lleva un armario para amueblar su casa, ...

En segundo lugar, esas historias reales o inventadas se pierden cuando se integran en el grupo, diluyéndose en el caos. Las figuras se van desdibujando hasta resultar muy confusas, y fuera del triángulo compositivo cuyo vértice es la pareja de turistas con el toro, toman un aspecto fantasmagórico. 

El río fluyente que tiene su comienzo aproximadamente en la mitad del cuadro, y que se desparrama impetuoso hasta ocupar el borde inferior, tiene espectadores. Hay más personas al margen de ese espacio acotado, entre  los arcos con luces de colores brillantes. Ese mundo abigarrado de las primeras líneas, con elementos muy concretos, pierde sentido al fondo, se hace abstracto.

Realizado sobre tabla, al acrílico reforzado al óleo, este cuadro adquiere nuevas características con los cambios de luz, al estar compuesto de miles de pinceladas de colores diferentes. Realización impresionista de un mensaje expresionista. Y, ya se sabe, todo es del color de la luz con que se mira.

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