A sotavento: El combate sobre el Estado de la Nación
El debate sobre el Estado de la Nación Española que se celebró el día 3 de julio, sirvió para que se representaran, nuevamente, dos formas de hacer política, dos talantes de presentar las cosas. Sin embargo, esta escenificación se ha realizado, en mi opinión, al margen del cumplimiento de los programas y la presentación de alternativas (fruto o no de las ideologías respectivas, si es que tales son las diferencias) que, en particular los dos protagonistas del encuentro -el Presidente Zapatero y el candidato con más opciones de reemplazarle, Rajoy-, deberían haber sabido poner sobre el tapete.
La próxima legislatura se presenta llena de objetivos a punto de ser alcanzados, desde la perspectiva del Presidente Zapatero: pleno empleo (casi 20 millones de trabajadores en activo, ocho de ellos, mujeres) , mayores prestaciones sociales (cobertura del 76% de los necesitados), más kilómetros de autovías y autopistas (se han hecho 1.400 km en esta legislatura) y más y mejores líneas de ferrocarril. España aparece para el Presidente como un país en el camino de la generación continua de riqueza, con inflación contenida, y en el centro de la convergencia europea. A país le sobra tanto el dinero que hasta puede permitirse premiar con 2.500 euros el nacimiento de cada hijo y anunciar nuevas subidas del salario mínimo interprofesional y de las pensiones mínimas.
Por el contrario, Rajoy no solamente está en desacuerdo con ese escenario idílico, para el que no hace falta proponer, dada su falsedad (a lo que parece) alternativas, sino que, despachada la falta de credibilidad del discurso del Presidente respecto a los datos económicos, no hay problema en trasladar la crítica acerva al programa de negociación con los terroristas de ETA (con frases de difícil digestión para la cortesía parlamentaria: "Usted no de la talla" o "no es digno de dirigir este país") y a la información facilitada respecto a la misión de paz que, como una de las Naciones Unidas, se desarrolla en el Líbano, en donde las tropas españolas sufrieron un atentado que costó varios muertos, seis de ellos, de nuestra fuerza.
A algunos nos pareció, después de ver, tras el debate, las caras crispadas de ambos representantes de las mayorías (¿algo más tenso el rostro de Rajoy, o es solo porque su natural es más adusto?), que nuestros líderes necesitan irse juntos un par de días de vacaciones: a pescar, a visitar una exposición de productos artesanos o a pasear por los Picos de Europa, y, siempre juntos, tomarse luego unos bocatas y refrescarse con vino y gaseosa. Si Bush y Puttin o Merkel y Sarkozy pueden permitírselo, ¿por qué no ellos?
Está bien para las formas que hayan decidido convertir el debate en un combate a puño pelado, pero lo que desearíamos aquellos a los que más que el espectáculo, nos gusta conocer los libretos de la representación, es que se centrasen en los contenidos, en el cumplimiento de las promesas y en los costes de los programas.
Porque aunque todos estamos de acuerdo en que con un traidor y terrorista no se negocia, (claro que, si no pensamos solo en las víctimas pasadas, la regla rompe si tiene prisionero a nuestra hija); y a pocos les gustaría meterse en una guerra, (pero si hay que mandar tropas a una misión de paz en un país con graves conflictos internos, porque la decisión ha sido tomada por la Organización a la que pertenecemos, pues se va, y se asumen las competencias); y lo normal es salirse de una guerra que salió mal, muy mal, en la que nos embarcamos tal vez porque la alta política oficial de entonces era hacerle la pelota a los norteamericanos y tocarles los pies a los aliados europeos (pues nos saldremos a la primera de cambio del embrollo, pero como el aliado circusntancial es muy poderoso y se cabrea muy fácil, habrá que lamerle las ronchas) ; y si...
Pero, de lo demás, ¿qué?
2 comentarios
Administrador del blog -
Habla, con todos los respetos, (me parece) de la capacidad de improvisación del Presidente Zapatero y, en relación con ello, de la peligrosa posibilidad de equivocarse en lo que no se tiene preparado.
Podíamos resumir ácidamente la cuestión de la natalidad, desde la visión de los padres de mi generación, con estas palabras, muy del estilo de El Roto (cuya idea central, copio): "Nos fuimos pronto de casa de nuestros padres y tuvimos un par de hijos cuando éramos muy jóvenes, sin recibir ninguna ayuda y superando penurias económicas, porque creíamos en el futuro; y ahora, nos encontramos con que nuestros hijos no quieren tener hijos porque les quitarían libertad y comodidades, ya que no creen en el futuro. Por eso, no habrá bastante dinero en la SS para pagarnos la pensión de jubilación".
Si las parejas de hoy se animan, por la modesta cifra de 2.500 euros, a tener un hijo, les aconsejo que hagan bien el cálculo de lo que les costará sacarlo adelante. Y que piensen en su jubilación, de paso.
credito -
¿Quién se va a sentir motivado por 2500 a tener un hijo?
Nadie.
Se trata de una medida claramente demagógica y preelectoral.
Y nos esperan muchas más, desde todos los partidos, de ahora en adelante hasta las próximas elecciones generales.
Por ejemplo, nunca he entendido la justificación del aborto por parte de la izquierda en lugar de pedir que a las familias y mujeres sin medios se les ayude generosamente para sacar adelante a sus hijos... 2.500 euros no bastan, claro.
Carlos Menéndez
http://www.creditomagazine.es