Al socaire: Zapatero responde directamente a Ciudadanos
He visto la mayor parte de la emisión del programa de TVE1 "Tengo una pregunta para Vd...", que se estrenó con la intervención del Sr. Presidente del Gobierno de España, Rodríguez Zapatero, y que pretendió alcanzar, sin lograrlo ni de lejos, que se le plantearan cien preguntas.
No es mala la idea, pero la realización hubiera necesitado más rodaje antes de exponer al líder del Ejecutivo a un tiro al plato con preguntas de todo calado, por lo que apareció relativamente deslabazada. La imagen que dió Zapatero, visiblemente cansado en los últimos meses por la presión a que está siendo sometido por la oposición, no fue, desde luego, la de alguien que encaja las tensiones como quien lava y está en plena forma de empuje y dinamismo.
El Presidente del Gobierno estuvo más envarado y tenso al principio, y parecía estar pidiendo el descanso vacacional de la Semana Santa. Mejoró en la segunda parte. Su tono habitual reposado, frío, con visibles intenciones didácticas no ayudó a dar atractivo a una emisión en la que, si algunas de las preguntas parecieron incisivas, bastantes de las respuestas podían ser evaluadas como evasivas, genéricas o voluntaristas.
Pero con esto terminan mis reparos al programa. El mérito del Presidente, exponiéndose al final de su jornada habitual a una batería de preguntas sobre lo habido y por haber es muy alto. No tendrá en la cabeza tanto Estado como tenía Fraga (ni falta que hace, mejor saber quién lo sabe), pero sí que ha dado la impresión de que ningún tema le es ajeno, y, como más importante, que le preocupan sinceramente los problemas sociales del país.
No se puede pedir mucho más de una emisión en directo, en la que un conjunto dispar de ciudadanos, planteó pregunta tras pregunta, sin mucho orden ni concierto. Aunque las cuestiones y los temas habrían sido, supongo que formuladas previamente por escrito y con identificación hasta del árbol genealógico del emisor, implicaban un esfuerzo de memorización, conocimiento y claridad por parte de Zapatero.
Tampoco sé si los que intervinieron se sabían amenazados con las penas del infierno si se salían del guión, pero dieron la impresión de haber sido aconsejados para que no se comportaran de forma agreste, ni abuchearan ni gritaran. Por eso, no parecían estar en la oposición al Gobierno, y más bien podrían pasar por un grupo de amigos y simpatizantes del Presidente, prestos a admitir sus explicaciones educadamente, como alumnos aplicados o subordinados cogidos en falta leve.
Como contraprestación, Zapatero se presentó como un Presidente dialogante, comprensivo, algo servil -parecía un gerente que se explica ante su Consejo de Administración sin haber obtenido buenos resultados-. No parecía fácil sacarle de sus casillas y, para la ocasión, se notaba que se había prometido a sí mismo ser cordial, amable hasta la caricatura -trató de tú a casi todos los intervinientes- y suficientemente ambigüo si el tema suscitado era complejo.
Cumplió para el aprobado alto y seguro que captó nuevos admiradores, entre aquellos que valoran que alguien importante se siente con ellos, aunque sea para jugar al tute. No hemos aprendido nada nuevo (al menos, que no supiéramos). Faltaron los titulares para el periódico, pero mostró su talante conciliador, su capacidad para escuchar y puso en claro su voluntad de acercarse a los ciudadanos, desnudo de oropeles y de pajas.
Para mí esa comparecencia inusual suscita también algunos interrogantes al biés: Por ejemplo, ¿Se pretende que el Presidente encuentre con un programa como el de ayer una vía directa de acceso a los problemas ciudadanos, que no se consigue en los debates parlamentarios o con las fuentes de información establecidas?. Como supongo que no, que lo que se quiere indicar es que el Presidente está enterado de todo lo grave y que tiene soluciones o puede tenerlas, habrá que cuidar más la selección de preguntas -y el contenido de las respuestas-, para que se cumpla ese objetivo.
Otra pregunta sería algo así como: ¿Creen los asesores del Presidente que de esta forma, con respuestas sencillas a problemas complejos, se van a tranquilizar los ánimos de los inquietos?. Aquí ya no estoy seguro de la respuesta. El programa televisivo parece más bien dedicado a los partidarios y a los indecisos, que a captar a los disidentes, y ahí me temo que, de ser así, hay un error. Muchos de los hoy crispados desearían respuestas convincentes, porque no tienen nada que ganar con el enfrentamiento con las posiciones del Gobierno, y la crispación solo es el estado permanente de los hipócritas.
Cuando empieza a tomar cuerpo creciente un movimiento ciudadano que quiere reconstruir una opción política al margen de los partidos actuales, denunciando su endogamia y su alejamiento de los problemas reales, que el Presidente participe en el juego descendiendo a la arena de las preguntas directas, puede tener sus riesgos pero me atrae.
No estamos, al fin y al cabo, en Venezuela, ni Zapatero es un comunicador de masas, al estilo de Chavez (y ya no digamos, Castro en buenos tiempos). Su particular Aló Presidente de ayer es, en comparación al de Hugo, mucho más aburrido, como espectáculo mediático. Pero como prueba de sinceridad y de acercamiento al ciudadano es un regalo para todos los que quieran entender el mensaje
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