A sotavento: Cultura corporativa en la NET: hackers, frikis, idiotas y nerdos (2)
Imbuídos de ignorancia o desprecio hacia todas las expresiones de la comunicación no institucionales que se realicen en la NET, los responsables téoricos de la cultura corporativa se inician en la realidad virtual, por lo general -como refleja Enrique Dans en su artículo Blogs y Empresa (incluído en La blogosfera hispana, 2005, Orange)- a través de una experiencia desagradable.
Felices hasta entonces por haberse pertrechado en la cuidada imagen que ofrecen desde sus webs oficiales, los grandes grupos empresariales pueden caer de pronto en la cuenta, que las entradas en su web corporativa provienen de desconocidos lugares de la blogosfera, y que sus productos estrella, la calidad global de su oferta, o la ética de sus ejecutivos principales, son cuestionados por francotiradores absolutamente fuera de control.
Lejos de las comunicaciones frías (y normalmente, desfasadas) realizadas en sus webs, ajenos a los comunicados a las Comisiones de Valores, y a los media en papel de mayor difusión y prestigio tradicional, las opiniones decisivas pueden estar formándose en lenguaje descuidado, con mensajes cortos y letales, y con argumentos de descalificación basados en experiencias personales y aisladas.
La reacción más utilizada por los servicios jurídicos de estas corporaciones es, por el momento, la demanda de rectificación bajo apercibimiento de acciones judiciales. Puede que, hasta ahora, haya servido para tranquilizar a la mayoría.
Pero la cuestión principal no es ésa. De forma paralela al hecho de que la cultura corporativa, como indicaba en un Comentario anterior, está siendo cuestionada por una intranet virtual que crea sus propias pirámides de decisión y autoridad, la imagen de marca de la empresa, hacia el exterior, va a verse cada vez más analizada y afectada por elementos completamente fuera de control de los estamentos oficiales.
Estas opiniones paralelas a las oficiales, con mucha mayor verosimilitud potencial, precisamente por no estar controladas ni dirigidas, pueden tener una influencia decisiva para la marcha económica de la empresa. Basta suponer, por ejemplo, lo que significaría una crítica feroz a un producto estrella por parte de un blog de prestigio, con más de cinco mil -o sesenta mil- entradas diarias, y la difusión piramidal que puede tener esa información.
A ver si nos entendemos, pues: Entre la imagen del friki informático, creativo e inteligente, pero obsesionado por temas muy concretos, que le conducen a la introversión, y cuya exacerbación podría ser el nerdo que, como consecuencia de esa concentración se ha aislado socialmente en su mundo virtual, hay que conceder todo el respeto posible a la de quienes, en el ejercicio de su inteligencia y curiosidad, están generando nuevos paradigmas en la cultura corporativa.
Estos hackers -fundamentalmente, actuando en la blogosfera y sus entornos derivados-, en absoluto identificables con informáticos ni especialistas, se están organizando de forma acelerada en grupos de opinión, presión y desplazamiento de mercados, constituyéndose en unos a modo de mentores o valoradores del mundo real, de consecuencias imprevisibles.
Su avance se producirá inexorablemente para desesperación de los idiot que sigan creyendo que los fallos del mercado se pueden controlar con viejas recetas: dineros para briveries, contactos personales, business meals, desprecio hacia los frikis y nerdos y una cierta dosis de mentirijillas desde su web corporativa. Es la web 2.0, estúpidos.
(Nota: Realizo la conexión a Idiot según la Wikipedia alemana, por dos razones: para que se vea mi dominio idiomático y porque en ella se hace referencia tanto a la más antigua acepción de la palabra entre los griegos, como al riesgo que se corre en Alemania si se insulta a alguien con ese término de uso tan habitual en España... peligro que no deseo por mi parte correr en ningún caso: mis idiots son, simplemente, stuck-ups (engreídos).
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