Al socaire: Los niños de Nairobi invitados a conocer Davos
El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula de Silva ha vuelto a proponer en el Foro Mundial de Davos la integración de Latinoamérica como elemento de contrapeso a los países ricos, o sea, a Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia. Por supuesto, Brasil habría de ser el gran eje de esa coalición imaginaria.
Es una idea de realización imposible. El Presidente de México, Felipe Calderón, manifestó paladinamente su desacuerdo, pues prefiere que sea su país el que actúe de enlace entre Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, aprovechando su situación geográfica y su mejor sintonía ideológica. Desde la lógica de la resistencia a una globalización solidaria, el razonamiento es impecable.
La situación política de Latinoamérica se ha complicado sobremanera, con un grupo de paleo-marxistas (de las diferentes opciones posibles) defendiendo ideas de nacionalización de la economía, expropiación, y lanzando mensajes revolucionarios ingenuos, pero de indudable arraigo entre las poblaciones pobres. La enfermedad de Fidel Castro pone un acento inquietante sobre el futuro político de Cuba, pero las manifestaciones de devoción a esa figura mítica por parte de los dirigentes amigos añaden apenas una nota de angostura cuando se relacionan con las muestras de connivencia que se demuestran a cada paso Almadineyah y Chavez, en especial cuando Estados Unidos parece a punto de invadir Irán en busca de sus fábricas de bombas atómicas bajo patente rusa (¿o alemana?).
Con este jaleo, no se estaban acordando mucho de Africa en Davos. Por eso, la reunión que varios ministros de países en desarrollo y países ricos han mantenido para tratar de desbloquear la situación en la Organización Mundial de Comercio, paralizada desde 2001 en Qatar (ronda de Doha), por el desacuerdo en liberalizar el mercado agrícola, reduciendo las subvenciones a los productos agrarios en Estados Unidos y en la Unión Europea, tiene un valor especial.
No tengo aún la foto de familia de los representantes que acudieron en Davos. Por eso, me ha parecido relevante incluir esta foto de niños de Nairobi (¿o de Tanzania o de Ghana?), sonriendo ante la posibilidad de recibir unas monedas de un turista europeo. Me gustaría haberles invitado a conocer Davos. Pero habíamos ido a fotografiar animales y paisaje, y además, no entendían nuestro idioma.
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