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El blog de Angel Arias

Al pairo. Bombas atómicas para todos y autonomía para Angel Arias

Al pairo. Bombas atómicas para todos y autonomía para Angel Arias Los norcoreanos han realizado un experimento para probar su bomba atómica, parece ser que con gran éxito, aunque algunos observadores -siempre con ganas de fastidiar- se han permitido dudar si no habrá sido todo una simulación. Yo creo que no, que la bomba es de verdad. Al fin y al cabo, hay miles de científicos por el mundo que saben cómo dominar la energía nuclear, con fines pacíficos o guerreros. Los elementos radioactivos no entienden de esas minucias, que se sepa. 

Sea como fuere, el gobierno de Bush se ha enfadado bastante, y ha pedido a la ONU que se adopten medidas sancionadoras de inmediato. Como consecuencia de intensas negociaciones, se ha dictado la resolución 1.718 (parece increíble la cantidad de papeles que genera este Organismo), por la que se va a estrechar un poco más el cerco económico sobre los coreanos del norte, congelando sus activos financieros en el exterior y prohibiéndoles que importen armas convencionales, aunque no veo la relación directa con los experimentos nucleares de su gobierno. El embajador de Corea del Norte ha reaccionado muy gallardamente, expresando que si los demás países (y, en especial, Estados Unidos) incrementan la presión sobre el suyo, lo interpretará como una declaración de guerra. No se qué estudian ahora en las escuelas de diplomacia, pero deben saltarse la mayor parte de los programas.

Animado por este éxito, el gobierno iraní del cosmopolita Almadineyah, que cuenta con la ayuda económica de otro pobre actuando de nuevo rico, el venezolano Chavez, ha reiterado su deseo irrenunciable a proseguir sus investigaciones sobre la energía nuclear, que, aunque auspiciado bajo la bandera de la paz, por supuesto, no se detendrá hasta realizar las pruebas que les conducirán en un par de años a tener su propia bomba atómica. Entienden que es el deber patriótico de cualquier país, equiparse, y de la manera más rápida posible, con mecanismos nucleares de gran alcance, ante la creciente amenaza imperialista.

Obviamente, ningún mandatario pretende convencer al resto del mundo de que esos lanzacohetes nucleares se utilizarán para atacar. No. El argumento común es que, tal como están las cosas, disponer de medios nucleares es la manera más segura de proteger al propio territorio de la posibilidad de un ataque de los países más desarrollados tecnológicamente, y en particular, de los Estados Unidos o sus aliados.
 

Tiene sentido, pues, prepararse para la gran hecatombre. En las actuales condiciones, la superioridad del Ejército de Estados Unidos –cuente o no con el apoyo simbólico del del Reino Unido, España, Ecuador o Bangla Desh- es evidente. Ha sido puesta de manifiesto, de forma incuestionable, en Irak. No sabrán qué hacer en la postguerra, pero en la guerra, son invencibles. De nada vale engañarles, porque te descubren si vas de farol. No hay más que recordar lo que le pasó a Saddam Hussein, cuya megalomanía tiranoide era evidente, cuando pretendió engañar a los inspectores haciéndoles creer que tenía armas nucleares. Con eso no se juega. Por culpa de eso, Irak está inmerso en una guerra civil, sumergido en mayor pobreza e inestabilidad, aunque, eso sí, con sus pozos de petróleo a buen recaudo. 

No se me ocurren argumentos mejores que los ya expresados. Si Kim Jong-Il puede tener una bomba nuclear, los demás, también pueden, sean o no democráticos. Corea del Norte no es un país precisamente democrático, pero tampoco China y Pakistán son ejemplo de pluralidad, y tienen su bomba. En consecuencia, bombas para todos.

Personalmente, ya estaba convencido de que no hay posibilidad de instalar la cordura entre los dirigentes de los dos centenares de países del mundo. No les vale que la inmensa mayoría de la población mundial estemos a favor de que lo que hay que hacer es eliminar de la forma de pensar del ser humano el miedo, el rencor, el odio, la explotación del otro, y clamemos que ya es hora de decidirse de una vez por construir una humanidad basada en el apoyo recíproco, en el avance tecnológico conjunto, en la paz y la tranquilidad. 

Por eso, en el ejercicio de mi libertad de expresión, anuncio mi independencia de la forma de pensar imperante oficialmente entre los dirigentes del mundo. Por mí, pueden matarse unos a otros. También comunico que no tengo nada especial que reivindicar para mí. No tengo armas, carezco del menor impulso terrorista, mis convicciones se tambalean a la primera de cambio. Nací en Asturias, pero no me veo defendiendo que el bable es idioma y que con la independencia, recuperaríamos la oprimida cultura asturiana y nuestra libertad colectiva, machacada por la metrópoli madrileña, las directivas de Bruselas y el superior control gringo. Sobre todo, no voy a matar a nadie, ni siquiera es posible que le vaya a dar un bofetón cuando me convenza de que el que tengo delante es un imbécil.

Me gusta pasear, pensar, escribir. No soy precisamente un intelectual, pero creo que para progresar, necesitamos tranquilidad, no bombas nucleares. Eso sí, si me cortan la energía eléctrica por falta de pago -lo cual no es improbable dado que, por mi edad, no parezco ser útil a la sociedad-, utilizaré paneles solares. Cada vez uso menos mi coche.Y si me impiden comunicarme con el teléfono y el ordenador con mis amigos, ni siquiera intentaré hacerles señales de humo quemando papeles reciclados. Volveré al envío de cartas por correo convencional. Intentaré comunicarme telepáticamente con seres inteligentes, me atrevo a barruntar que, mayoritariamente situados en otras galaxias.

Porque, debe haber alguien más por ahí, ¿no?
 

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