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El blog de Angel Arias

Poemas de Libro: Sin herencia precisa

Mi libro de poemas "Sin herencia precisa" (1996), empieza con estos versos:   

                                                                          1  
Asomada al precipicio de mi otoño,
entre silencios incrédulos, asistes insolente
al comienzo de mi ruina desde el sólido teorema
de tu curiosidad juvenil,
y mientras ya presiento los fríos en la espalda,
se me van cayendo ilusiones a destajo,
te cuento que encuentro cada vez más a menudo
dudas, pelos y sangre en el lavabo,
tú mantienes la sonrisa al pasar,
tomas el aire
de quien no necesita comprender,
ningún fallo perdonas.
 

Hoy noto mejor cómo mis ojeras se perfilan
contra tus firmes mejillas sonrosadas,
sorprendo a mis manos ocupando con torpeza
su último lugar en tus senos seguros,
mañana será la tos la que delate el contraste
con tu bella canción de cuna adolescente;
me haces fiestas,
y cada vez que me pides un favor,
que intente abandonar esta tristeza,
entran a raudales tus nuevos maestros y amigos,
mis verdugos.
 

Sé que me abandonas,
cuanto más necesita mi cuerpo arrugado
el desnudo de espaldas de tus nalgas rotundas,
hace tiempo
que veo cómo aumenta el desfase
entre tu juventud,
-las cosas que tú haces-, y mi utopía:
la de cosas que ya no puedo hacer. 

Aterrado del alcance que puedes dar a mis palabras,
rendido a tu amor, perdido y tosco,
me hago el loco
a la verdad aplastante de tu vida,
mientras te enseño lo poco que aun no sabes
de dibujo y geometría.
       



                                                                      
2
      

                                                                       
I
  
Conservo mi oficio juvenil, hacer del riesgo
un placer de helados y limones,
te explico mientras vamos
cogidos de la mano,
levanto susurros de voces que dicen
pero no se qué dicen,
quiero enseñarte qué bien,
que lo domino,
oigo jaleo
de movimientos confusos muy torpes
muy polutos
pero que muy aparentes;
voy pisando pasado
no pienso no perdono,
evoco un exorcismo de pasados comunes,
ordeno el alma donde en trampas soy más rico,
te advierto no detengas el paso,
no hagas caso no persistas, 
hasta que, cayendo a los hechizos, aprovechas un descuido,
y, entre besos, colocas en mis sábanas
la inquieta pregunta,
qué es lo que deja el pasado entre las manos. 

La explosión me rompe el cerebro
en mil mitades,
trocea la ilusión, me mancha el traje blanco;
para cuando quieres rectificar, está todo perdido,
asomados al mar, entrelazados nuestros gritos y sus voces,
contemplamos cómo las respuestas
se hacen en tu cuerpo más preguntas,
naufragan las palabras en corchetes abiertos,
cáscaras de nueces con muñecos que agitan sus banderas,
galeones con flores que encallan en barrancos
muy profundos,
rocas donde se astillan las balsas que parecen 
papel entre las olas
y en cada trozo forman nuevas respuestas
imperfectas,
así que brotan ríos de ansias en tus manos,
se te hacen inciertas las piernas,
tu vientre amado es un pozo de amargura,
mis labios son el lápiz rojo sangre
de tu lengua callada.
     


                                                                             II   

Son solo poros, compañera,
pero qué múltiples los huecos,
y al movernos nacen sin cesar más huecos más hondos más 
sinuosos,
entre tus pezones identifico historias viejas
disfrazadas de nuevas pesadillas;
loco de ansias escribo sobre tu piel cuentos inacabados,
sinfonías completas de alumno de primero de solfeo
donde los personajes somos nosotros son los otros,
gigantes transformados en pigmeos que,
alardeando de saberlo todo,
ignoran nombres,
calzan guantes para proteger sus manos       
pegajosas,
y sonrientes nos prometen entre dientes muchos premios,
enseñan un programa de falsas variedades,
mientras nos aplastan sin piedad cada vez que nos movemos. 

No les prestes atención, no pienses no preguntes,
sálvate tú al menos de sus uñas y dientes,
mientras caigo me consuelo mientras te prevengo,
escápate de aquí, no los toques no preguntes no te muevas,
porque cuando caemos en sus redes, los duendes del pasado
nos destrozan el presente, nos alzan de aquí, ya ves,
se ríen impíos de nosotros,y nos hacen volver a vivir la mala suerte.     


                                                                                        III  

Qué es lo que deja el pasado entre las manos,
diapositivas de cuerpos dormidos entre muerte,
escenas de falsa ilusión con olor a tristeza,
rota calma, rabia almacenada. 

Hay una lágrima risas
hay sarcasmos
dispuestos al corro, vándalos,
sueltos por mi mente
cuando escarbo en el tiempo y tiendo la mirada
sobre el lienzo en blanco donde habita el olvido.   
               

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