Cuadro comentado: Joven inspirándose en la Iliada para escribir versos de amor (2004)
Este dibujo a lápiz, de pequeño formato, constituye uno de los múltiples apuntes de campo y representaciones de ideas que fui realizando a lo largo de los años y que suponen, como ya dejé escrito en otro lugar, varios miles de bocetos, muchos de los cuales pretenden suscitar alguna reflexión sobre lo representado, no solamente estética.
El título del dibujo "Joven inspirándose en la Iliada para escribir versos de amor" debe interpretarse como una clave para descifrar un pequeño relato, en esa línea que intenta mezclar iconografía con estímulo a la imaginación, y que forma una constante de mi pintura.
Presenta la Iliada varios personajes femeninos, todos ellos vinculados al servicio del varón, siendo Hera y Afrodita, posiblemente, los más significados, junto a Helena, la protagonista principal.
La joven se está inspirando, en aquellas: piensa en Hera, la esposa de Zeus, que en la Iliada se representa preocupada por haber perdido su capacidad de seducción ante él, y en Afrodita, la diosa del placer y del sexo, patrona por excelencia de quienes hacen del amor carnal su modus vivendi, que está dispuesta a ayudarla.
Aunque desnuda, la muchacha aparece envuelta en los acicates de la pasión -representada por esa especie de manto rojo, con crestas que semejan fuego- y, en realidad, no está leyendo. No tiene un libro en las manos. Lo que mantiene en su regazo puede interpretarse como un lienzo, o mejor, como una tablilla gigantesca, con algunos grabados, arrugas o fisuras, a la que la figura protege con cariño maternal.
No, no la protege. Se prepara para envolverse con ella.
Analizando el resto del boceto, es imprescindible advertir que los pechos de la joven ocupan una posición distorsionada. Se encuentran en anómala verticalidad, formando una línea con el brazo izquierdo y el rostro de perfil. Realizado sin modelo natural y sin preocupación por la exactitud, el dibujo es un esquema, pero esa deformación tan evidente sorprende, y da a lo representado un toque excéntrico.
Los pechos están bebiendo del relato, están también atentos a lo que el ojo ve.
Así que la joven, está pensando en su entrega por amor, convertida por la imaginación en una más de las hieródulas, las siervas sagradas de Afrodita. Su propósito está ahora claro: desea conquistar al ser amado, confiándose a él con toda su pasión, sin condicionandos ni reservas.
(De la Iliada, versión libre:
Respondió Afrodita, con una sonrisa: "No sería aconsejable negar lo que pide a quien se acuesta con el mismo Zeus." Y, mientras decía ésto, se liberó el pecho, quitándose una faja bordada primorosamente, en la que albergaba todos sus encantos: desde el amor puro hasta el deseo más vicioso, desde las tranquilas conversaciones hasta los lenguajes seductores que harían perder la cabeza a los más sensatos.
Poniendo el ceñidor en las manos de Hera, le dijo: "Toma, esconde entre tus pechos esta faja, y te aseguro que cuando vuelvas a verme, habrás logrado lo que deseas")
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