Oportunidad única para frenar los idealismos separatistas de Galicia y Euskadi
Las elecciones del pasado 1 de marzo de 2009 proporcionan una excelente ocasión para reconducir las opciones regionalistas, de base separatista y, en puridad, anticonstitucionalista, que han venido teniendo cancha en los gobiernos de Galicia y Euskakdi.
Estoy a favor de la presencia de partidos regionalistas en las Cámaras autonómicas, pero decididamente en contra de que su peso relativo actúe de desnivelador de los gobiernos estatales. Creo que en España estamos padeciendo desniveles muy graves en la búsqueda del equilibrio conjunto y de la solidaridad interregional, por causa de la necesidad de contar con las minorías parlamentarias de las opciones regionalistas, que contienen en sus políticas, y para contentar a sus electorados, graves elementos contrarios al poder del Estado.
La actuación del gobierno del PNV de Ibarretxe que, adulterando su ideología conservadora, ha dado fuerza a las opciones separatistas e incluso terroristas de Euskadi es, en una demostración arquetípica de las aberraciones del sistema electoral español y ha propiciado la desigual consideración de las necesidades regionales, favoreciendo aquellas demandas que se consiguieron incrustar en el Parlamento estatal por la vía de los partidos regionalistas.
En Galicia, y por razones muy distintas, el gobierno de coalición entre el PSOE y el BNG ha demostrado una grave debilidad, suponiendo una pérdida de credibilidad para el partido socialista, que ha sido castigada en las urnas.
Confiemos en que el PP y PSOE se pongan de acuerdo, no para desbancar a Ibarretxe, sino para traer la causa estatal a la región vasca y demostrar que el País Vasco también puede mejorar -en estabilidad política, social y económica- con los llamados partidos anti-nacionalistas, que son, en puridad, los verdaderos nacionalistas de esa unidad que seguimos llamando España.
Esta voluntad de entendimiento en lo fundamental, en un momento de grave crisis económica, como estamos padeciendo, debería llevarlos también a pactar en Galicia, apoyando el PSOE la investidura de Núñez Feijoo, aunque no sea necesario en este caso para conseguir la mayoría suficiente para que el PP gobierne. Lo que en ningún caso debería hacerse es caer en la trampa de construir una coalición espúria, que mantuviera a Ibarretxe en el poder, aunque sea el cabeza de lista del partido más votado, pero de una fuerza política que ha perdido la mayoría ideológica, construída con base en el separatismo.
1 comentario
Silvia -