A sotavento: Los lunes, a la sombra
Tengo que empezar disculpándome por haber elegido un título tan obvio, en relación con el asunto. Sucede que dos sindicalistas asturianos, Cándido González Carnero y José Manuel Martínez Morala, que se distinguieron de una forma particular en la defensa de los astilleros de Naval Gijón, han sido ingresados en la cárcel de Villabona, para cumplir tres años de cárcel.
Ellos fueron los inspiradores de la película "Los lunes al sol", de Fernando León de Aranoa, en la que, con aires patrios, se recogía la vieja historia de la masiva pérdida de puestos de trabajo que provocan las grandes empresas cuando los avances industriales las hacen inviables. Una historia que también se llevó al cine, por ejemplo, en Full Monty, y que se repite y repetirá cada vez que se decida cerrar una factoría que, hasta entonces había dado vida y riqueza a una población.
El proceso dura desde 2005, cuando en una manifestación de los trabajadores de Naval Gijón, fueron detenidos estos dos cabezas visibles de una serie de actos, algunos con violentos enfrentamientos con la policía, con los que los perdedores exigían que no se cerraran los astilleros, y que se les encargaran más barcos a la que fue una de las joyas de la corona de espinas asturiana.
Los hoy encarcelados fueron condenados por dos sucesos diferentes, aunque el móvil era el mismo. La rotura de la caja de conexiones del sistema de control de tráfico en marzo del 2005 y el incendio de una furgoneta.
En un país en el que miles de impunes delincuentes destrozan mobiliario urbano, realizan estúpidas pintadas en lugares variopuntos, inclusive monumentos nacionales, destruyen obras artísticas, queman vehículos y contenedores o agreden a quienes les increpan, a muchos les parece injusto que a dos trabajadores se les meta en la cárcel porque defendían su puesto de trabajo y el de sus compañeros, llamando la atención sobre su desgracia con los medios de que disponían, agotadas todas las demás vías de negociación.
Si, además, se han infringido normas -como argumentan sus defensas jurídicas- que debilitan su derecho a probar su inocencia o justificar sus móviles, se entiende mejor porqué en múltiples manifestaciones de Asturias se está pidiendo la libertad para Cándido y Morala. Pero una cosa es pedir y otra que la máquina de ajusticiar se detenga en el sitio que uno quiere.
Ay de tí si te identifican como culpable, porque el sistema también se nutre de machos cabríos expiatorios, de bucos emisarios con los que aliviar la incapacidad colectiva para defender a los que nos defienden, incluso -o especialmente- cuando pierden con ello la cabeza.
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Luis -