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El blog de Angel Arias

Tertulias en ALNORTE: Turismo: viajeros, nativos, operadores

Hoy es el Dia Mundial del Turismo. Por eso, deseo trasladar aquí algunos párrafos del Acta de la Tertulia que realizamos en marzo de 2004 sobre el tema. El Acta completa puede leerse en www.alnorte.es (apartado Tertulias)   

1. Orígenes y características del turismo. Turismo clásico y moderno. 

Santos fue el primero en intervenir, para decir que en esta ocasión no iba a citar a Platón (aunque advirtió nuevamente que las citas de este filósofo podrían tener carácter perverso para nuestra época; previamente, en la copa de recepción, con fina ironía, había manifestado que el Acta de las tertulias poseía un señalado carácter virtual, y que a veces le parecía que los tertulianos reales eran habitantes de una cueva que las Actas transformaban en tertulianos ideales). La ausencia de citas de Platón, no nos debería impedir reconocer que los viajes no nacieron por invento del siglo XVIII. La curiosidad por el conocimiento del otro, de lo distinto, es muy antigua. Aparece recogida, por ejemplo, dijo, por Homero, en su Odisea, e ilustrada ampliamente por Herodoto en sus viajes. Los relatos de Herodoto, en el siglo V a.de C. reflejan la admiración por aquellos a quienes sus contemporáneos tenían por bárbaros, poseedores sin embargo de  interesantes culturas (ya fueran etruscos, egipcios, cartagineses, persas, lidios o escitas). Santos citó también a Tácito, en el siglo II-I a. de C., como otro historiador clásico que compagina en sus relatos reflexiones sobre las formas de vida de los enemigos, sus ideas religiosas, etc. En todos estos escritos antiguos se detecta una admiración y un respeto por el otro, incluso aunque se le tuviera por enemigo, que hoy no existe.

 

María Jesús, sin dejar de valorar estas actitudes del viajero clásico, recordó que, en buena parte, esos relatos son recursos literarios, historias inventadas. Ella creía que las raíces y características actuales del turismo son otras, y que no provienen de tan antiguo. En concreto, señaló que la facilidad para viajar y el turismo masificado son las principales características del turismo actual.

 

Curro incorporó una nueva característica al viaje turístico, y fue la condición de que el viaje no surgiera como algo obligatorio para al viajero, sino que se hiciera sin necesidad, eliminando así los viajes realizados por compromisos empresariales, presiones sociales, o necesidades familiares. El turismo para él era un viaje realizado en libertad, por placer, algo querido. No importaba el lugar a donde se fuera, podía ser un viaje a un punto muy cercano, pero el motivo había de ser no impuesto. Angel pretendió que se tuviera en cuenta que si solo se atendía al placer del viaje, podría ser turismo un viaje a Alcobendas para conocer a los futuros suegros, pero se le contestó que el ejemplo no era idóneo para ilustrar un viaje placentero.

 2. Turistas y viajeros. Actitudes frente al viaje. 

Begoña opinó que debería rechazarse que los viajeros de la época clásica hicieran turismo, sobre todo, porque la situación actual, la actitud frente al viaje, es muy diferente, y defendió la diferenciación entre turistas y viajeros. Viajero es quien descubre, está abierto a la admiración, predispuesto a reconocer lo diferente, olvidar las costumbres propias y tiene intención de integrarse en el entorno que visita, aunque sea temporalmente; en tanto que el turista carece de esa apertura, no está predispuesto a entender, dispone de poco tiempo y quiere ver tal vez muchas cosas, pero sin integrarse.

 

Curro defendió la pluralidad y carácter integrador del vocablo turistas. Son turistas tanto los que van a la búsqueda de satisfacciones sexuales inconfesables a Santo Domingo, como aquellos que en el siglo XVIII se deleitaban en un largo recorrido ilustrativo e iniciático por Europa. Los primeros podrán y deberán ser criticados por su pobreza cultural, pero no dejan de ser turistas, ya que se van por placer, exactamente como hacían los insignes intelectuales. Citó a Salvador de Madariaga por su libro “Ingleses, franceses y españoles”, como apoyo de que existen muy diferentes tipos de turistas viajeros. Los franceses, antes de viajar, estudiarían minuciosamente lo que iban a ver en las guías, parta poder comprobar después si lo que veían en destino era o no coincidente, pero hacían tanto turismo como los otros dos grupos de nacionales. Naturalmente, el nivel cultural del viajero dará un carácter diferenciador a cada viaje, pero se trata de un adjetivo calificativo.

 3. Razones para viajar. El Grand Tour. 

El moderador pidió que se profundizara en las actitudes del viajero y que, aún reconociendo lo importante que es caracterizar al viaje turístico como algo no impuesto, no dejáramos de analizar y juzgar las razones del viaje. Rodolfo apoyó esta reflexión, juzgando que era una posición más honesta intelectualmente, porque “si lo mezclamos todo, perderemos finura en el análisis”. No es lo mismo realizar una peregrinación a la Meca, seguir el camino de Santiago, hacer un crucero por el Mediterráneo o introducirse en la selva virgen con un machete. En este sentido, los viajeros del Grand Tour estaban imbuídos de una intención cultural, de un ansia por mejorar sus conocimientos, que los diferenciaba del actual turista de consumo, que va a satisfacer una necesidad individual desprovista prácticamente de cualquier alcance cultural.

 

Aquí, seguramente sin ser necesario, pero para que nadie perdiera el hilo de los argumentos, el moderador hizo una breve reseña del Grand Tour, que definió como el viaje que ciertos aristócratas ingleses (en el siglo XVIII) realizaban por Europa –básicamente con destino Italia-, como parte final de su formación académica, en una gira concertada y planificada entre aristócratas y gente de alto nivel cultural, que les permitía ver y comentar costumbres ajenas, obras de arte, museos, edificios arquitectónicos, y hasta convivir con extranjeros cultos, todo ello con la intención de conocer mejor y de primera mano la cultura extranjera.  

 

Pero en este momento, los contertulios no parecían haber calentado suficientemente motores para hablar de todas las razones del viajero, que serían comentadas más adelante en la tertulia.

 4. Ventajas económicas del turismo. 

Santos tomó nuevamente la palabra para hacer notar que el turismo es un sector generador de mano de obra y riqueza (por ejemplo, el 12% del empleo español), y que la mayor parte de ese turismo nada tiene que ver con el viaje a la búsqueda de baratos placeres sexuales ni con el peregrinaje a las fuentes de la cultura. El modo y la actitud han cambiado en el siglo XXI. Curro insistió que la línea conductora sigue siendo la misma: variará la tecnología del transporte, los puntos de origen y de destino, pero no que el turista viajará siempre por placer. Tampoco estuvo de acuerdo en que se interpretara que los viajeros del siglo XVIII tenían una intención cultural más sana que muchos viajeros de este siglo o de finales del pasado. Como ejemplo, citó los viajes a ciudades y poblados del altiplano peruano, o la de grupos de observadores ecológicos para estudiar la evolución del buitre leonado, que le parecían con idéntica actitud exploratoria que la de los caballeros ingleses en período de formación.

Rodolfo, en este punto, declinó darle demasiada importancia a la distinción entre turista y viajero, ya que una misma persona puede ser las dos cosas, dependiendo de la actitud o circunstancias. Advirtió que quien hace un viaje en solitario no es por ello más viajero. La industria turística actual, expresó, da a todo el mundo extraordinarias posibilidades de convertirse en viajero, realizando algo que por sus propios medios no podría hacer, confeccionando su propio viaje con la agencia turística. Otra cosa es que lo quiere hacer, ya que, como reforzó Angel, nadie querrá exponerse a ser mordido por una Anaconda o comido por un caimán ni caer enfermo de fiebre amarilla por no haberse vacunado, en la búsqueda de un viaje “puro”. Por tanto, no se reduce todo, en su opinión, a hacer alabanza del siglo XVIII y menosprecio del turismo actual. Rodolfo confesó haber visitado recientemente Benidorm, y juzgó la experiencia “interesantísima”. Pero, aclaró, no por sus valores turísticos, si no, por lo que le había aportado como viajero. A la vista de aquellas moles de cemento, de aquél canibalismo del paisaje, se había preguntado porqué las cosas habían evolucionado así, y encontró esa reflexión muy ilustrativa.  

5. La versión del nativo. El turista depredador. El turista creador de riqueza. 

El moderador pidió a los compañeros de tertulia que, abandonando momentáneamente la visión del viajero, nos trasladáramos a comentar la perspectiva del nativo: “de aquél que ve afectada su intimidad, su entorno vital, por gentes que le preguntan por la iglesia, dónde se come bien que no esté en las guías, si hay cerca un alojamiento cerca o una casa de citas, etc”.

 

Para la mayoría de los contertulios que se expresaron en este punto, el turismo aporta puestos de trabajo y dinero a la colectividad. Bien es cierto que, dependiendo de la educación del turista, dejará residuos, deterioro ambiental, malestar. El turismo tiene para el receptor, aspectos negativos y positivos, pero serían más importantes los segundos.

 

Enrique defendió ya en este momento de la reunión, el concepto de turismo sostenible, sobre todo como una solución para América Latina. Es cierto, dijo, que en las reservas no se permite ni tocar un árbol, pero hay mucha gente que está dispuesta a viajar para conocer zonas poco afectadas por el desarrollo del hombre, y ello proporciona recursos a los países pobres, que de otra forma no obtendrían.

 

María Jesús no cree que la solución al tema del desarrollo turístico sea cosa sencilla. El turismo de masas destruye, consume y deteriora. Puso el ejemplo de las Islas Baleares que inicialmente se enfocó hacia una oferta indiscriminada y que, una vez que se fue consciente del deterioro que producía la masificación, ahora se pretende hacer evolucionar a un turismo de calidad, cobrando hasta una tasa turística, pero el deterioro ya es en muchos puntos irreversible (por ejemplo, en San Antonio, Ibiza)

 

Para Enrique, ello es un ejemplo más de que las leyes van siempre detrás de las necesidades. En Benidorm o en San Antonio, como en otros lugares, unos especuladores se han hecho con suelo barato, y lanzado una oferta de sol y playa para turistas incultos y de pocos recursos, lo que provocó el deterioro del paisaje natural. Maria no estuvo de acuerdo, sin embargo, en atribuir a la gente sin cultura, sin más, el deterioro del paisaje. Recordó que la Antártica o el Himalaya tienen miles de toneladas de basura, abandonada por expediciones científicas, montañeros de élite, o viajeros de alto nivel cultural o económico. 

 6. Turismo sostenible y aportación cultural al nativo. Visión colectiva. 

Carmen entendía como muy positivo que las cosas estén cambiando y que se esté planteando la crítica al turismo de consumo y se vuelva a plantear un turismo sostenible, en el que el viajero no causa daño al entorno, pero disfruta.

  Angel, bajándose de su pedestal de moderador, dijo que no creía que ningún turismo fuera sostenible, de la misma manera en que no creía en un desarrollo perfectamente sostenible. Lo que estaba en cuestión era el trozo de naturaleza que se estaba dispuesto a sacrificar a cambio de dinero, y, también, quién sería el destinatario de esa compensación. Pero, entendiendo que quedaban argumentos por poner en evidencia, pidió que se continuara analizando la influencia del turismo para los nativos. 

Santiago subrayó como una aportación nada desdeñable el intercambio cultural, e, incluso, la aportación ideológica del turista al nativo. Puso como ejemplo la influencia que tuvo sobre una España retrasada y aislada el turismo de los años 70, en la que los nórdicos aportaron, no solamente dinero, sino cambio y apertura cultural, con nuevas formas de vestir e incluso de pensar. Catalogó este fenómeno de muy positivo, como lo está siendo en la actualidad para muchos países cuyos nativos no pueden permitirse aún viajar. La actitud del país receptor es muy importante, dijo, influyendo en la sociología y en la política. Por ejemplo, no le parecía –considerando el conjunto de los países árabes- que se pudiera comparar la situación para Egipto, que recibe masivamente turistas, con la del Yemen, todavía desconocido. Y terminó esta intervención defendiendo una visión colectiva, no individual, del fenómeno turístico. 

Begoña no se  mostró del todo convencida del valor de esa aportación cultural. Quienes viajan a los países más pobres, con menores infraestructuras, son los más ricos, que no tiene por qué coincidir con los intelectualmente mejor preparados. Por supuesto que el viaje en esta época no supone para el viajero lo mismo que en el siglo XVIII, y no le parece que la actitud del turista sea, en general, la de alguien que está preocupado por captar la cultura del nativo, ni tampoco ofrecer a cambio la suya. Postura real que, sin embargo, le parece debe corregirse. Habría que aprovechar el viaje no solo para conocer sitios nuevos, sino otros interlocutores. Ese es el turismo que hay que fomentar, y, además, debería de mantenerse esta curiosidad durante toda la vida, no solamente en ciertos períodos.

 7. Turismo a medida de la persona. 

Javier O. ofreció una variante de la aportación turística, haciendo ver que cada persona demanda un turismo diferente, y que la oferta es por ello, correspondientemente diversa. Se puede defender un turismo de alto contenido cultural, que aporte a los pueblos receptores la visión de otras formas de ver el mundo, junto a un turismo de masas, de simple evasión para el turista y sin necesidad de que este aporte otra cosa diferente de la contraprestación económica por el servicio.

 María Jesús opina que debe tenerse cuidado en no vulgarizar la cuestión de la aportación cultural del que viaja, ya que le parece muy respetable la cultura del nativo, que puede quedar destruída ante costumbres y modos impuestos por el desarrollo.  

María G., al margen de que existan puntuales intercambios culturales, cree que esta es una cuestión subsidiaria. Ve difícil disociar en la actualidad turismo y aventura: el viajero busca cosas que le sorprendan, algo que no tiene en su lugar de origen, y la carrera por lo insólito es cada vez más frenética y difícil.

 8. Impacto del turismo. Turismo de naturaleza. 

Eloy quiso referirse al impacto sobre la naturaleza de los países visitados por el fenómeno turístico. En la actualidad, vivimos la obsesión por presentar ciertos elementos de los países destino turístico como algo intocable, p. ej., referido a los ámbitos cultural, ambiental, monumental, etc. Parecemos dispuestos a reconocer que cuanto más genuinamente se conserva algo, más valor turístico posee, y que si se homogeneiza perdería su atractivo. El Tíbet, o el glaciar Perito Moreno, puso por caso, se han convertido en objetivo turístico deseado por la masa turística, porque son únicos. Según Eloy, se conecta la actitud de estos viajeros singulares con la que poseía Herodoto, muy posiblemente, pero como actualmente hay tantos, los destinos acaban inexorablemente perdiendo su valor singular y se deteriorará la inquietud tanto como el paisaje. Los viajeros van buscando siempre nuevos lugares (serán lugares recónditos de Africa, será el Machu Pichu, lo que sea), y se descubrirá al visitante el interior más recóndito de las selvas, como respuesta a ese deseo de conocerlo todo, del que habla, citó,  Manu Leguineche (autor, junto a María Antonia Velasco de un “Viaje prodigioso” sobre las cruzadas y que publicó más de 30 libros de viajes, guerras y conocimientos de viajero). (v. Nota 1) 

José María se refirió a la actitud del viajero poco o mal informado, con expectativas equivocadas, y que, una vez que ha llegado al sitio deseado, se pregunta: “¿Para esto he venido?”Cree que el turismo a gran escala puede y debe, sin embargo, aprovecharse como fuente de conocimiento, pero bajo nuevas coordenadas. Defiende algo que –dijo- “resulta antiguo entre ingleses, pero nuevo para españoles”: el turismo de Naturaleza. Para algunas agencias de viaje inglesas, el objetivo fundamental no es viajar, sino descubrir: por ejemplo, viajar a hábitats de aves o animales salvajes.   José María se refirió a su experiencia personal en la recuperación de la Cuenca de Cameros (La Rioja), delta que fue habitado por dinosaurios, y al Centro Paleontológico de Enciso –antigua fábrica de alpargatas- en donde hay reproducciones de dinosaurios, maquetas, paneles, fotografías, fósiles y una sala de audiovisuales. Citó “el descubrimiento del paraíso de Doñana por Chapman y Buck a finales del s. XIX, hoy casi destruído por Boliden”. Habló de sus experiencias en la OI del Turismo como representante de España junto a Iberia –en su caso, como promotor de una Fundación en defensa de la naturaleza, Iberia como agencia de viajes turísticos-. En una apretada visión de su propia experiencia, se refirió también a que el turismo cinegético “dejaba entonces 300.000 Mill Ptas” (hoy, en todo caso, se calcula que un turista cinegético deja en promedio 2.000 dólares por estancia de diez días en su lugar de destino). 

Santos cree que el problema serio del turismo de naturaleza es su influencia en los ecosistemas, y la terrible sensibilidad que tiene ese disfrute en cuanto al número de participantes: “36 turistas de naturaleza no causan daño, pero la incorporación del 37 provoca un daño irreversible”. Esta intervención llevó a analizar las alternativas conocidas, con varias referencias, desde el duplicado de las Cuevas de Altamira al de Disneylandia o Fort Aventura, y otros escenarios o réplicas seudo-naturales para evitar el daño al entorno real de una masa de turistas. “Pero, en fin”, dijo Santos, “poco turismo cinegético se puede hacer con solo 2000 ejemplares de cabra hispánica”, en las Sierra Madrona y Sierra Quintana (Ciudad Real - Jaén).

 

Jose Maria concretó más su propuesta de crear Centros de Naturaleza, presentando los que su Fundación ha creado, en el Escorial, y Doñana (entre otros), en donde se pueden encontrar animales en estado semisalvaje, libros y documentos ambientales, y que reciben unas 40.000 visitas anuales. El modelo de gestión es idéntico, dijo: la representación del ecosistema natural próximo, en un recinto en donde viven animales que han sido recogidos heridos o donados, preservando y protegiendo a los verdaderos animales salvajes que, de otra forma, acabarían perdiendo el miedo al hombre, y serían fácil presa de furtivos. Centros en los que, sobre todo, los niños y adolescentes, puedan ver y familiarizarse con el comportamiento de especies naturales, algunas amenazadas. José María dijo estar de acuerdo en que existen variadas categorías de turismo (rural, de naturaleza, cultural, sexual), y que todos pueden coexistir, pero en defensa del turismo de naturaleza, subrayó que es el que mejor valoriza el entorno. Comentó que, el valor de una especie silvestre tiene tres componentes: ver y oir cantar a un ave silvestre, pueden ser valorados simbólicamente en 50 Ptas; cazarla, en 20.000 Ptas, y de ahí puede deducirse la mayor entidad del turismo cinegético respecto al de turismo de naturaleza convencional como fuente de recursos inmediatos.

 

Angel, que alabó la iniciativa de los Centros de Naturaleza, y que dijo conocer personalmente, expuso sus dudas sobre su generalización. Expresó, por lo demás,  la opinión de que a la opción de matar cualquier especie de animal salvaje no se podía poner precio. El turismo de naturaleza salvaje debe limitar drásticamente el número de quienes pueden disfrutarlo, y, en el caso del turismo cinegético, era partidario de eliminar la opción de matar al animal salvaje, salvo en concretos casos de sobrepoblación.

 Santos expresó también su inquietud respecto a la difícil determinación de la carga cinegética adecuada o de la presión de observación que puede soportar una especie salvaje e ironizó respecto a los duplicados del mundo real.  Se refirió al argumento del libro de Julian Barnes (“Inglaterra, Inglaterra”), en el que se recrea la ficción de un magnate que construye un parque temático en la isla de Wight, en la que se reproducen todos los hitos geográficos e históricos de la "verdadera" Inglaterra (desde el Cambio de Guardia hasta los autobuses de dos pisos) sin ninguno de los inconvenientes de la Inglaterra de verdad. En la novela, hasta la Familia Real se traslada a vivir a la isla, que es rebautizada como "Inglaterra, Inglaterra", y que se independiza de la de verdad. Corremos el riesgo con esta obsesión por duplicar los modelos reales que ya no sepamos cuál es la realidad. “Estamos consumiendo sucedáneos como turismo cultural o natural”, dijo Santos.  

José María Blanc volvió a insistir en que, críticas aparte, no se trata de proponer un turismo de élite, puesto que cada año aproximadamente 4 Mill de ingleses se desplazan dentro de Inglaterra para ver pájaros en libertad, y que “si las expectativas son allí de ver solo 15 especies al día, cabe imaginar qué posibilidades tiene España en donde se puede llegar a atisbar 180 especies diferentes”. Sin embargo, convino en la necesidad de ordenar todo ese flujo de visitantes para no perturbar a las especies en su intimidad.

 
9. El nativo como actor ante el viajero. Las condiciones sociológicas. 

Carmen puso su acento de que lo que es aplicable a los animales, lo es con mayor medida respecto al hombre. Debemos tener aún mayor consideración hacia, puso como ejemplo, los indígenas de Asia o América, porque el turismo de masas destroza los lugares que visita, que son sus hábitats. Animados por la reflexión, algunos contertulios recordaron momentos de sus viajes, en los que las representaciones “naturales” del folclor o de los métodos de vida, eran simplemente representaciones de los nativos, convertidos en actores.

 

Eloy  trajo a colación la creciente sofistificación en la ordenación del territorio, que afecta al turismo, a los hábitats, y a su concepción. Cabe preguntarse, dijo, porqué nos interesa más oir a los pájaros que preocuparnos por el bienestar de los nativos. No solamente el turismo se ha masificado, sino que ha aumentado la falta de preparación media de los viajeros, que no tienen tiempo para entender, ni ganas para conocer en profundidad, ni suficiente formación.

 

Ramiro expresó que encontraba en el desarrollo del turismo dos factores que actuaban simultáneamente: por una parte, el relacionado con la evolución de las sociedades, tanto promotoras como receptoras del turismo, y por otra, el relacionado con la sensibilidad de las personas, para la captación de los niveles culturales de cada país. Según el nivel cultural de receptores y viajeros, el turismo es distinto. En España, los niveles son aún bajos. Pero la esencia de cualquier turismo, recordó, es huir de la propia realidad, relajarse de la dureza de las condiciones de vida y trabajo habituales y no hay que perder de vista las estadísticas: un 10 a 12 por ciento de los españoles no se han movido de su lugar de residencia. Para los que viajan, no se trata solo de conocer entornos nuevos, sino de hallar otros interlocutores, en otras colectividades, y ese es el turismo que hay que desarrollar, teniendo en cuenta las condiciones sociológicas.

 10. Diferencias entre lugares receptores de turistas. Turismo de masas y de élite. Turismo por internet. Ejemplos de creación de destinos turísticos. 

Ramiro pretendió también establecer una diferencia entre los lugares receptores que disponen de sitios más genuinos y primitivos, los cuales están presentes prácticamente solo en países pocos desarrollados, y que son los que aún protegen poco su entorno; y aquellas colectividades con un nivel de desarrollo mayor, que saben proteger sus cualidades de atractivo turístico, pero que ya no tienen una naturaleza tan agreste. Citó como contrapunto el caso español de Soria (su patria chica), que dispone de uno de los mejores ecosistemas españoles, producto en buena parte de la marginación secular de los gobiernos, que no dispone de autopistas ni grandes industrias. “Hay que conseguir un equilibro entre los que van y los que los reciben, y desarrollar una sensibilidad individual que permita respetar la imagen y la realidad de los receptores”. El desarrollo tecnológico, en fin, no deberá sacrificar esa situación, sino mejorarla.

 

Enrique entendió que no estábamos concediendo suficiente atención al turismo de masas, y que no podíamos dejar de lado el factor económico del turismo, que era tan importante para los países, especialmente para los países en desarrollo. Otras intervenciones pusieron de manifiesto que los dos grandes focos turísticos del mundo (Paris y Nueva Yrork) no tenían que ver con valores paisajísticos naturales, sino con el comercio, aunque la creación de una infraestructura de esta entidad exige también importantes recursos y una industria manufacturera de soporte.

Carmen quiso volver al análisis del intercambio cultural, convertido en factor de cambio social, como un elemento determinante que había que potenciar en el turismo moderno. Dijo que hoy también se podía hacer turismo por internet, visitando ciudades, monumentos o museos, y se preguntó si hubiera sido posible “la globalización de la que todo el mundo habla ahora, sin el turismo generalizado, incluído el turismo informático”. El turismo supone también una apertura del espíritu, y el desarrollo alcanzado por los medios de información está en la base de la globalización y es uno de los elementos del desarrollo capitalista. Como ejemplo de las diferentes actitudes que pueden darse en una zona, puso a Chile como ejemplo de la apertura, por razones capitalistas, a la influencia de otros países, incluído el sector turístico.

 

Begoña trajo un ejemplo diferente, contraponiendo el modelo de Costa Rica, como defensa de la posibilidad de potenciar los propios valores culturales y de naturaleza con una perspectiva económica, pero sin causar daños. Este país, dijo, constituye un modelo muy interesante de turismo sostenible. Sus Parques naturales protegidos son un ejemplo de turismo de naturaleza, “y desde Estados Unidos vienen miles de turistas en viajes de sólo dos días dispuestos a pagar lo que sea por ver un quetzal”. Rodolfo puso el punto nostálgico de que debería promocionarse algo así en Asturias para ver un urogallo, aunque inmediatamente matizó que haría falta disponer de muchos más días para encontrar uno y pagar mucho más dinero del imaginable.

 

José María se refirió también a su experiencia en la recuperación de la transhumancia (que ya había comentado en la reunión relativa a la arquitectura sostenible), que reconstruye el itinerario de las ovejas con las Mestas desde Riaño a Extremadura, y que mueve a muchos curiosos e interesados. Defendió la reconstrucción de viejas tradiciones, con la repetición hasta de los gestos históricos (por ejemplo, la entrega de 100 maravedíes en nombre de la Mesta). No dejó de señalar las paradojas en los comportamientos, citando que había conocido a un matrimonio (él, notario de Barcelona), que se confesó encantado con la experiencia, que dijo repetir cada año, por su pureza. Cuando les preguntó en dónde residían, le contestaron que “En el hotel Villamagna”.

 11. El mercado como regulador. Falsificaciones turísticas.  

Santos retomó la cuestión de la falsificación de los valores culturales destinada al turista, y abogó por “soluciones diplomáticas” (no se refería, claro está, a la intervención de los embajadores, sino a un compromiso entre lo genuino y lo falsificado). La visión de la película Memorias de Africa había creado en muchas personas la ilusión por conocer este continente. Cuando él, acompañando a un grupo familiar, pasó unos días en Burkina Fasso, las experiencias inéditas y asombrosas que les ofrecía el guía se acabaron evidenciando como puras falsificaciones. Los nativos se disfrazaban “solo para Vd.”. Pocas cosas hay auténticas y la mayor parte de lo que se ofrece está destinado al turista paleto. Referido a nuestro país, la España de hoy no es la Prospero Merimée en sus “Viajes a España” del siglo XIX. Casi todo el encanto espontáneo y natural está arrasado o perdido. Tenemos que asumir, en fin, que las perdices que nos quedan son las de granja, aunque las matarán con perdigones para crear la sensación de autenticidad.

 

Ya lanzados, los contertulios se contaron otras experiencias de falsedad. Enrique y Mechela refirieron algunos detalles de su reciente viaje a  Egipto, que habían realizado justo la semana anterior. Desde Asuan les trasladaron a las localidades de origen del pueblo nubio, y en una escuela local, un grupo de nativos los cantó y bailó el Aserejé.

 

Rodolfo, que se refirió a sí mismo como “frustrado antropólogo”, contó sobre la adulteración de las costumbres para los otros, que, cuando visitaba una Universidad en los Estados Unidos, vió un poster en el que un grupo de aborígenes, reunidos en su cabaña, bien provista de vídeos, televisiones y otros avances tecnológicos, se apresuraban a esconder todos aquellos frutos del progreso al grito de “¡Que viene el antropólogo!”.

 

Curro quiso desdramatizar. “Asumamos que hay pocas cosas genuinamente naturales, primitivas”, y que hasta en el Corral de La Morería se baila un flamenco adulterado para turistas. Los valores económicos en un mundo capitalista mandan, y “como empresarios y gente culta, ninguno de nosotros puede ignorar los elementos de los que se compone” nuestra sociedad. Es el mercado quien fija el valor de las cosas y los bienes. Si “matar una cabra hispánica está valorado en 1,2 Mill ptas será porque ese es el punto de equilibrio” entre lo que alguien está dispuesto a pagar y lo que la sociedad desea recibir.

 

No estuvo todo el mundo de acuerdo en que el mercado fuera el mecanismo para fijar el precio al consumo de la naturaleza, aunque fuera el de una naturaleza bastante adulterada. La mayoría fue especialmente crítica, pero también se reconoció que resolver la cuestión no era fácil, y menos desde la posición de los ciudadanos de los países más ricos,  porque negar valores económicos al consumo de naturaleza, significaba impedir la afluencia de recursos a zonas necesitadas, que carecían de otras formas de activar sus economías.

 12. La factura turística. El momento “después del viaje”. Cifras del mercado turístico. 

Maria G. aportó el análisis del coste de la factura de los viajes turísticos. Cuando se habla de los recursos que el turismo canaliza hacia los países pobres, generalmente, se oculta la verdad.  La mayor parte de los viajeros solo gastan en el avión, el hotel y en comida basura, y dejan muy poco en manos de los nativos. La mayor parte se queda en  los tour operadores, que suelen ser extranjeros al país visitado. También se refirió a que los viajeros buscan la evasión, y las agencias locales deberían preocuparse más en de dar contenidos de aventura al viaje, experiencias que se pudieran contar por el viajero al volver a sus hogares. Santiago incidió también en el “momento después del viaje”, para poner de manifiesto que la mayor parte de los turistas disfrutan, no ya en el viaje mismo, sino después, contando sus aventuras, reales o inventadas. Enrique recordó el chascarrillo de que los argentinos no solo disfrutan por estar de vacaciones, sino sobre todo, porque los demás se piensen que han estado.

 

Se manejaron algunas cifras. Si bien la mayoría de los turistas provienen de estratos sociales de bajo nivel económico, el sector mueve en España de 50 a 60.000 Mill de dólares y mantiene 200.000 empleos directos. España es el tercer receptor mundial de turistas después de Estados Unidos y Francia.  También aumentan los turistas españoles que viajan al extranjero, dando mayor peso al sector en el intercambio de divisas. Con todo, aún se viaja poco relativamente. Se recordó que Bush solo había salido a Mexico antes de ser presidente de EEUU, y que la mitad de la población de los Estados Unidos no ha salido nunca del país, y no por falta de medios, sino del interés. La situación se presentó como diferente en Europa, en donde la curiosidad por los otros es un valor cultural, y en ese contexto hay que situar el retraso español, y tener en cuenta que el 10% de los españoles nunca han salido de su pueblo, y  muchos de nuestros conciudadanos no conocen el mar. Como destino turístico y ahora como viajeros, el turismo afecta y ha afectado a España profundamente.

 13. El turismo como búsqueda del yo 

El viaje turístico mantiene, dijo Rodolfo, una forma idealizada, como concepción de “viaje para conocer la naturaleza, combinando los grandes ideales del hombre”. En realidad, ya no es así: hay pocas cosas que la mayoría de la gente quiere compartir con el viajero. El motor del turismo sigue siendo el deseo de viajar, pero su significado ha cambiado. Aunque todavía, al que puede y no viaja, lo seguimos considerando como “un tío raro y antipático”, el número de los que no sienten esa necesidad de desplazarse crece. ¿Qué significado tiene hoy la pasión por el viaje?, se preguntó. Rodolfo se contestó diciendo que el sentido es el buscarnos a nosotros mismos, la prospección simulada al interior del propio yo. En realidad, todo lo que queremos ver ya lo hemos visto en la televisión, nuestra mirada está condicionada por lo que ya se nos ha presentado mientras estábamos sentados en un sillón cómodamente.

 

María Jesús reforzó esa imagen, con un matiz: viajar es buscarse a uno mismo, y a la vuelta de un viaje bien realizado, nos sentiremos mejores.  Pero no quiso quedarse en esa dignificación del viaje por sí mismo. En realidad, no nos estaríamos buscando, sino que con el viaje estamos huyendo de nosotros mismos.

 14. Experiencias modernas de recreación turística. La recuperación de los parajes naturales por el Estado. 

El moderador advirtió de que el tiempo previsto para la tertulia se acababa, y le parecía interesante que tratáramos más intensamente, la cuestión del turismo como generador de recursos económicos, la forma de creación de actividades turísticas y la influencia de los operadores. Recordó que el Camino de Santiago había sido una gran invención turística, y que una vez consolidado como fenómeno viajero, habían surgido rutas alternativas que rivalizaban por el flujo de peregrinos.

 

Santos descendió a la anécdota, y confesándose maragato, se refirió a la degradación del peregrinaje a Santiago, romería que se ha visto afectada por los cambios en el transporte y en el gesto de los viajeros, que despobló, entre otros, su comarca. Por ello, le parece significativo que en Rabanal del Camino, tres monjes procedentes de Silos (ahora afiliados a los Santos Otilianos de Alemania), antiguos peregrinos,  hayan abierto una sucursal en el 200 , recuperando una ermita al lado del refugio Gaucelmo y se dediquen a ganarse la vida cantando gregoriano a los peregrinos, aprovechando a lo que parece el impulso del gusto por el canto religioso puro. Para subrayar lo flexible de las costumbres, contó también que en su pueblo, que tenía por tradición tocar con estruendo tambor y flauta durante la consagración en la misa patronal, se estuvo a punto de un cisma cuando las autoridades eclesiásticas pensaron en prohibir esa costumbre poco respetuosa con el recogimiento de un momento tan místico, llevando a una transacción: se deja de tocar solo cuando el sacerdote levanta la Hostia.

 

Curro defendió nuevamente al empresario turístico. Los empresarios no crean el mercado: la ley mercantil, inexorablemente, provoca que quien intente vender falsedades, fracasará. Las falsificaciones, serán sancionadas por el mercado. Para él, era necesario estimular a empresarios capaces de montar nuevos negocios turísticos atractivos para las necesidades de los nuevos turistas, y que permitan que los países puedan seguir desarrollándose y dotarse de las estructuras necesarias. Enrique expresó sus dudas respecto al papel regulador del mercado, influído por factores como los medios de información, muy poderosos. Rebeca apuntó hacia la necesidad de una reglamentación y control eficientes, y, volviendo la vista hacia el mercado interior, dijo que la riqueza turística natural de países como España era aún muy grande, y que se demuestra así que el desarrollo turístico no lo devora todo, pero, desde luego, había que elevar la categoría de los operadores, y obligarles a que sus actuaciones fueran comprensivas con el hábitat y las necesidades de los nativos, respetuosas con el medio ambiente, y, además, satisfacieran el impulso de viajar del turista.

 

Para Eloy, no puede extrapolarse, sin más, la experiencia de un país a otro. El mercado tiene sus razones, variables, pero si en cada momento se identifican bien las necesidades siempre se encontrará quien las satisfaga. Lo que debe lograrse es priorizar las preferencias, debatirlas, y actuar en consecuencia. Frecuentemente, por ejemplo, los llamados compromisos medioambientales no son más que una disculpa para conseguir mayores márgenes o nuevos ingresos por parte de los que controlan el mercado.

 

Santos dijo que, en esa búsqueda de fórmulas, había un punto en que no se debería transigir. La sostenibilidad es un principio irrenunciable, y debería figurar en el frontispicio de toda promoción turística. Ser respetuoso con el comportamiento del mercado no puede significar trasladar los deterioros y los problemas de la iniciativa privada al sector público y en absoluto, tolerar que el turismo siga siendo depredador de los valores naturales y patrimoniales de la colectividad. Poniendo de manifiesto que Inglaterra es también paradigma de otro turismo no naturalista y nada respetuoso, dijo que había que, por ejemplo, se deberá penalizar el turismo de los hooligans, de todos los depredadores. La ganancia de los operadores extranjeros no interesa en absoluto al país receptor. Negó que el mercado tuviera un valor por sí mismo, y, declarándose partidario de la propiedad privada, abogó por entenderla como un instrumento de la gestión.

 

Angel, en este punto,  se refirió al fracaso de la iniciativa pública en la gestión de buena parte de los bienes naturales expropiados con el objetivo de “devolverlos al público disfrute”, y manifestó que el argumento de poner en manos del uso general zonas de valor ecológico que han sido conservadas hasta los tiempos actuales por aristócratas o capitalistas, no ha de significar su deterioro final, y que hay que mantener una baja presión y un control sobre esas áreas sensibles.

 15. El Real Madrid, la promoción y más sobre sicología de viajeros. 

Sin que este redactor del Acta sepa muy bien las razones, en ese momento se habló del Real Madrid, y de la imagen del club como publicidad turística. Alguien alabó a Florentino Pérez en su incesante actividad de alimentar la imagen de marca del Madrid, utilizando hoy a Beckhan, y mañana a quien haga falta. Rodolfo, implacable, dijo que el Real Madrid era la típica empresa que externaliza una buena parte de sus costes, que son pagados por todos: utilización de espacio ciudadano, publicidad gratuita en los medios públicos y privados, deterioro del medio, contaminación, etc). José María puso de manifiesto que en torno al Real Madrid se mueven 125 Millones de seguidores, que tienen una amplia versatilidad: pueden ser seguidores de flamenco, amantes de la música o de la danza, y también ambientalistas. El Re-alma-madrid tiene, dijo,  muchas opciones.

 Ramiro vino a decir que la respuesta del viajero a la oferta del viaje será la propia del carácter individual de la persona. Habrá turistas nerviosos, sentimentales, coléricos, apasionados o apáticos, por ejemplo. Pero, además, la respuesta será distinta en función de su nivel cultural, económico y también del tipo de sociedad en la que se encuentre cada individuo.  Estados Unidos, en su opinión, no presenta altas cifras relativas de turismo exterior porque en el interior los turistas disponen ya de todo lo que la mayoría de los viajeros pueden desear, independientemente de que, además,  el nivel cultural medio real sea bajo. Como ya habíamos detectado, el trasfondo sociológico de la comunidad de donde parte el viajero es determinante para fijar su sensibilidad, unida a su voluntad de escaparse del ritmo del día ya día y el deseo de encontrarse a sí mismo, huyendo de la rutina. Es en este contexto en donde hay que valorar el proyecto turístico, y distinguir que habrá personas que no serán capaces de planificar de forma autónoma su viaje, y otras que se negarán a participar en un viaje predefinido por un tour-operador. 

16. Conocer a otros. La vida como viaje. 

Javier O. hizo observar que de los viajes se nos quedan en el recuerdo, con más intensidad que los lugares visitados, las personas que hemos conocido. Y esto es, dijo, porque lo que busca el viajero, la persona, es conocer a otras personas. Ese conocimiento es el que señala el verdadero éxito de todo viaje turístico, y es lo que no se puede ver en la televisión, ni deducir de los libros. 

Angel, dado que ya se habían consumido las dos horas, antes de dar por terminada la reunión, quiso indicar que no nos habíamos referido a viaje individualmente inevitable, personal e íntimo,  que la literatura había definido eufemísticamente como “el último viaje”, y que algunos escritores (Goethe, Dante), habían presentado, con variados ropajes, como un viaje compensatorio, complementario de lo que, en vida, se habría podido descubrir, y que era un viaje a las profundidades del alma humana que se producía con la muerte. La vida se presentaría así, toda ella, como un gran viaje, un conjunto de muchos viajes. Brindó esa reflexión como punto final. El comentario pareció demasiado filosófico a algunos de los reunidos. Como ya habían traído el cava con el que se brindó, se levantaron las copas augurando un buen futuro al restaurante, a las tertulias, y a la amistad del grupo.

  

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