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El blog de Angel Arias

Tertulias en ALNORTE: Inmigrantes y fronteras

 El 7 de noviembre de 2005, celebramos una Tertulia en el restaurante AlNorte (www.alnorte.es), cuya Acta, que juzgo de gran interés y actualidad, recojo a continuacion. El tema fue: “Inmigrantes y fronteras

El acta de esta tertulia se abre con un saludo especial para quienes están siguiendo nuestras reuniones por internet. Desde lugares tan alejados de Madrid como Las Palmas de Gran Canaria, San Juan de Puerto Rico, Buenos Aires, México DF o Düsseldorf. Algunos de ellos nos envían a veces comentarios a lo que hemos tratado, pero la mayoría permanecen en el anonimato, formando parte de una silenciosa “tertulia virtual”. Por las numerosas entradas a las páginas dedicadas a las tertulias en nuestra web (www.alnorte.es), sabemos que son ya muchos quienes nos conocen y a los que interesamos. De entre todos ellos, queremos destacar a Fernando M., universitario puertorriqueño, que apareció una noche por AlNorte, con ocasión de un viaje a España, para identificar el sitio en donde se celebraban las tertulias, probar la comida del restaurante y saludar al propietario. El conocimiento que demostró tener de las opiniones de los contertulios habituales, a algunos recordaba por sus nombres, queda recogido aquí, con nuestro agradecimiento, como un reflejo del valor de esta iniciativa de un restaurante atípico y como ejemplo estupendo de la curiosidad que los jóvenes más inquietos mantienen por la cultura, el debate y la opinión.

 

Fueron esta vez 30 contertulios los que se agruparon en torno a la mesa, constituyendo –como sucedió otras muchas veces, desde luego- un grupo magníficamente cualificado para debatir sobre el tema. A una decena de interesados hubo que decirles, sintiéndolo mucho, que el cupo estaba lleno. Los que nos reunimos lo pasamos estupendamente, mientras cenábamos una selección de platos que traían ideas gastronómicas de varias esquinas del planeta, y que la mayoría alabó sinceramente. No faltó, incluso, quien matizó que, además de bien cocinados, resultaba de agradecer que no hubieran resultado tan picantes como se había imaginado.

 

Era noche cerrada, porque se atrasaron los relojes el pasado 30 de octubre (último domingo del mes), así que los atardeceres vienen ahora antes (el ocaso tuvo lugar en Madrid, más a menos a las 18h 15 min.) .

 Asistieron: Begoña Albizuri, Eloy Alvarez Pelegry, Jesús Atienza, Enrique Badía y Mechela, María Jesús Bermúdez, Carmen Burgos y su amiga italiana la profesora Maria Grazia Profeti. (Maruzzella), Guillermo Castañón y su esposa Jacqueline, Santos Castro, Rafael Ceballos, Mario Fernández Arias y Mili, Rubén García, Maria Gasparik, Santiago Ibáñez, David Lewis, Carmen Masip, Marisa Ortega, Pilar Pérez del Busto, Lorenzo Peribáñez, Isidre Sabaté y Paloma, Alfredo Sánchez Laiseca, Manolo Vila y Cachita y Carlos Zapata y su esposa Carmen Dolores Baena . Moderó y dirigió la tertulia, Angel Arias, redactor de estas notas, de cuyos errores es el único culpable. 

  El guión provisional fue:

 
  • Identidades y diversidades culturales y económicas y su relación con los límites y fronteras.
  • Evolución del concepto inmigrante y de nacional.
  • Elementos de la identidad europea: ¿una construcción "contra"? (contra el Islam, las invasiones turcas, los enemigos de la fe cristiana, etc.).
  • Aparición de las identidades nacionales en Europa. Separación de los poderes de la Iglesia y del Estado. Ejemplos de Italia, España, Alemania, Turquía.
  • Pérdida de peso del Estado nación. Regiones y localismos. Los factores económicos y sociales.
  • Solidaridades y apariencias en un mundo global. ¿Qué es lo que compartimos?
  • Derecho y ciudadanía. Extranjeros, residentes, asilados. Caso alemán, norteamericano, español.
  • La inmigración y sus causas, evolución histórica. El futuro de los emigrantes y las minorías.
  • Factores de la inmigración.
  • Empleo: roles de empresarios y trabajadores locales, sindicatos, política de empleo y asistencial. Modelos sociales e inmigración.
  • La adaptación del propio intruso y su asimilación/tolerancia por los nacionales. Flexibilidad, rigideces. Estímulos.
  • Modelos culturales convencionales de asimilación de la inmigración (francés: adopción de las pautas mayoritarias); anglosajón (mantenimiento de las diferencias culturales).
  • Política e inmigración. Interés de los partidos por los inmigrantes. Voto de los emigrantes. Derechos sociales y económicos, derechos civiles e inmigración.
  • Inmigrantes cualificados vs. inmigración no cualificada. Inmigrantes de élite.
  • Inmigración deseada, tolerada o rechazada. La inmigración como estimulante al desarrollo del país receptor.
  • Análisis especial de algunos grupos: Musulmanes; latinoamericanos; europeos del Este. Peculiaridades, percepción, evolución.
  • España, ¿país receptor?. Actitudes de la población. Tolerancia, tensiones, delincuencia-
  • La inmigración africana en Europa. El fenómeno subsahariano. Problemática, perspectivas, soluciones.
  • Defensa contra la inmigración no deseada. ¿Barreras, fosas, disparos?. Factores de inseguridad relacionados con el tercer mundo.
  • Ayudas al desarrollo. Oportunidad, eficacia, futuro. ¿Existe una deuda de los países ricos con los subdesarrollados?
  • Marcos legales y administrativos para vencer la corrupción, la ignorancia, las insuficientes infraestructuras, etc.
  • Un mundo sin fronteras. ¿Es posible?
  • -Etc.
(El moderador, al difundir el guión, aconsejó, para consultar datos y opiniones que ayudarían a fijar ideas, la web: http://www.imsersomigracion.upco.es/) 

El menú gastronómico, a 30 euros -todo incluído-, constó de:

 -Fajitas de verduras (Tortitas mexicanas)-Páprika de pescado (sopa de pescado, de la cocina húngara)-Tagine de ciruelas (Cordero a la marroquí, con almendras, canela y miel) con puré de sémola.-Pastel fiestero de quinua (cereal) con queso y pasas a la ecuatoriana y gelatina de mango colombiana-Vino: Cabernet Sauvignon, Mendoza, Argentina     

Desarrollo de la tertulia

 

Para comenzar, el moderador presentó algunos de los datos más recientes sobre la inmigración en España, extraídos de la página web del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Los extranjeros con tarjeta o autorización de residencia en vigor al 31 de marzo de 2005 eran  2.054.453, de los que 1.347.428 (más del 60%, por tanto) provenían de fuera de la Comunidad Europea, concentrándose en Cataluña (23%) y Madrid (20%), seguidas de las comunidades de Andalucía y Valencia. La variación respecto al final de año en el primer trimestre de 2005 fue de 5,7%  creciendo la inmigración en todas las Comunidades autónomas excepto Navarra. Se puede deducir una modificación de los destinos migratorios preferidos, pues el porcentaje de crecimiento de la inmigración ha sido menor en las Comunidades con mayor concentración.

 

En cuanto a los trabajadores de temporada, los sectores de actividad económica que muestran la mayor capacidad de absorción son, como podía predecirse, la construcción, la agricultura y la hostelería. Otra información que presentó el moderador para enmarcar la cuestión, se refería a los países de proveniencia, con los que España ha suscrito acuerdos de ordenación de flujos migratorios. Son: Rumania, Colombia, Marruecos, Polonia., Ecuador, Republica Dominicana y Bulgaria.

 1.      El fracaso de la política de integración francesa. Desde el inmigrante deseado al ciudadano molesto. 

Así planteado el interés cuantitativo del tema, y dado que los sucesos de Francia (1) estaban ocupando por aquellos días una gran atención en los media, el moderador propuso a María G que nos contara su opinión acerca de lo que estaba pasando en París, en un proceso de protesta que se estaba extendiendo a todo el país galo. María, que había vuelto hacía un par de días de su tierra natal, hija de emigrantes ella misma, afirmó que “hay que buscar las raíces profundas del problema, que se remontan a décadas atrás. Las revueltas de estos días están provocadas por la segunda o tercera generación de emigrantes, que son ciudadanos franceses.” Esquemáticamente, “las razones de la explosión de violencia se encuentran en el rápido crecimiento en el número de inmigrantes y en las dificultades que presenta su incorporación a la cultura del país receptor”.  Al producirse una “inmigración masiva en corto tiempo, se ponen en cuestión las políticas tradicionales de integración, porque los gobiernos, que han aceptado el aumento del caudal de extranjeros, debieron haber preparado su plena incorporación a la vida del país”. Jacqueline, en una rápida intervención, opinó que “los emigrantes en Francia tienen todas las posibilidades de integrarse, pero hay que preguntarse si quieren hacerlo.”

 

La tertulia empezaba, pues, con fuerza. El modelo francés fue también glosado desde el otro lado de la mesa, en donde se sentaba Guillermo –esposo de Jacqueline-, quien expuso que “lo que pasa en Francia se achaca a las nuevas generaciones, pero hay que mantener una visión de conjunto. Los primeros emigrantes que llegaron a Francia, en los años 50, eran deseados, y se integraron por ello sin problemas”, recibiendo todo tipo de ayudas sociales. Actualmente, “con la crisis económica y el aumento de emigrantes, han disminuido las ayudas” y este déficit lo padecen justamente los que están menos integrados –que son sobre todo, los magrebíes, muchos de los cuales se habían acostumbrado a ver su subsistencia dependiente de los subsidios sociales-. “Hasta ahora, las percepciones sociales por desempleo, que son de unos 600 euros al mes, les habían permitido vivir bien” sin trabajar más que esporádicamente y podían tener una existencia cómoda, mientras el Estado se ocupaba de la educación de sus hijos, disfrutando  todos de las ventajas de un sistema benefactor. Al romperse ese esquema, porque la economía fue a peor y aumentó el paro, al escasear incluso el trabajo ocasional y reducirse las ayudas y los  subsidios, apareció en toda su dureza el problema del desarraigo que Jacqueline –también apostillando esta vez- concretó en que provocó en algunos la “confusión entre libertad y libertinaje”.

 2.      Los modelos clásicos en cuestión. Asimilacionista y comunitarista. 

Angel recordó que los estudiosos del tema manejan dos modelos clásicos de integración: el francés (asimilacionista o integracionista, basado en los valores superiores de la República y en la igualdad de oportunidades, y que implica que los emigrantes terminen absorbiendo la cultura del país receptor ) y el anglosajón (modelo multicultural y comunitarista, que se centra en el respeto y tolerancia a la cultura propia de los emigrantes). Aunque advirtiendo que se refería a un aspecto específico de la cuestión, si bien en su opinión, central, aconsejó leer un libro, que dejó sobre la mesa, titulado “Europa musulmana o euro-Islam?”, que calificó como “una magnífica colección de artículos sobre la globalización y la cultura islámica, recopilada por Nezar AlSayyad y Manuel Castells”, publicada en España por Alianza Editorial. “Estaba seguro”, dijo, “de que habría ocasiones de comentar algunas de esas ideas en el transcurso de la velada.” Como así fue.

 

Después de esta incursión por la teoría, el moderador pidió a Jesús que hiciera una crítica de ambos sistemas, desde su cualificada experiencia.

 3.      Problema polifacético y transversal. Factores económicos y culturales 

Jesús entiende que “la combinación de los distintos factores que forman parte de la cuestión, depende de la perspectiva que se adopte, porque es un problema multifacético. Por eso ningún modelo es perfecto. El modelo francés, surgido de las presiones de los sindicatos en favor de aplicar los derechos humanos sin discriminación, se basa en la inscripción inmediata del emigrante en las escuelas francesas” y en aplicar a los extranjeros la igualdad de oportunidades. “En la realidad, no se aplica: por un lado, y especialmente en los últimos 20 años, se tiende a respetar la cultura original de los emigrantes, aplicando la idea de la multidiferenciación, y combinándola con el modelo puro”. Por tanto, los jóvenes hijos de emigrantes, aunque ciudadanos franceses, no han recibido la misma educación que la primera generación.

 

Por otra parte, Jesús se refirió a que “Francia es un país de inmigración desde el siglo XVIII, por lo que no cabe hablar de un problema desconocido, pero han aparecido factores nuevos.” El análisis histórico viene a demostrar que al territorio francés han llegado polacos, rusos, argelinos,  etc., y todos se han integrado sin mayores problemas. El tema “parece centrado hoy en los inmigrantes de origen magrebí, pero no hay que confundir los términos.  El factor principal de su desubicación es económico, y entre los factores secundarios destaca la solidez cultural de origen”, es decir, la cultura propia anterior del inmigrante, que es el “elemento de referencia al que pueden acudir cuando, falla el soporte económico y el medio receptor no ha proporcionado los medios” o no se ha conseguido el éxito, por lo que fuera, para la integración en una cultura nueva para el emigrante.

 

Santos  está de acuerdo con este” planteamiento transversal “del problema. Subraya que, en la actualidad, “se está tratando el tema de la inmigración con un completo cinismo, al reducirlo a un problema cultural.” Sugiere el conocimiento pleno del llamado Acuerdo de Barcelona (2), que tiene ya diez años, “con el que se trataba de relanzar la cultura mediterránea. En el, se reconocía explícitamente que la emigración es un asunto de naturaleza económica y social. Durante décadas en  los países receptores de emigración nos hemos venido sirviendo descaradamente  de mano de obra barata, Actualmente, al crecer de forma espectacular la llegada de emigrantes” –estimulada por el creciente desnivel relativo entre los países ricos y pobres y la facilidad de comunicaciones-, y atisbarse la crisis del modelo social, “lanzamos sin pudor la cuestión de las pensiones y subsidios de desempleo que van a parar a los emigrantes, olvidándonos de que si algún día llegaremos a cobrar nuestras pensiones de jubilación, será gracias a las aportaciones de los cotizantes extranjeros.”

 4. El Islam y la integración del emigrante magrebí. Un primer enfoque 

Isidre entiende que “el tratamiento dado a la cuestión extranjera en los países europeos tradicionalmente receptores de emigrantes debe ser diferenciada: los alemanes han conseguido integrar a los turcos –sus Gastarbeiter predilectos- y el Reino Unido lo hizo con los extranjeros provenientes de la Commonwealth.” En Francia, la síntesis de lo que pasa, según Isidre, es que “una generación de emigrantes ha vivido de los subsidios del Estado, en ghetos y arrabales –dentro del distrito 93 de la banlieu de París-, y esa situación de marginación ha explotado”. En el trasfondo de esa rebelión hay una reivindicación económica, de jóvenes desarraigados que “quieren vivir igual que sus padres y se encuentran con que no tienen dinero para ello, ni formación”, ni ganas de conseguirlo. La reivindicación “toma carácter social porque el francés, en realidad, es discriminador. Los españoles que hemos vivido allí lo hemos sufrido en nuestras carnes.”  Hoy, al evolucionar la apertura al resto de Europa, la emigración en Francia tiene dos claras vertientes: quienes tienen origen europeo no encuentran problemas para ser admitidos, pero “los que provienen de países del Islam, y concretamente del Magreb, sufren directamente la discriminación y por eso proporcionan el núcleo de los grupos juveniles rebeldes”.

 5.      La falsa “cultura superior” de los que están. Hacia una cultura nueva 

Begoña, después de advertir que “no tiene experiencia al respecto ni criterio preconcebido sobre el tema”, se pregunta por “el concepto de integración” que estamos manejando. Parece que estamos “concentrados en considerar la defensa de la posición de los que ya están, no de los que vienen” Así planteado, cree que “la integración no va a poder ser.” Los emigrantes que provienen del Magreb, por ejemplo, “son portadores de una cultura distinta y están dispuestos a seguir manteniéndola, por lo que su integración va a resultar una ilusión”. Finalmente, se cuestiona Begoña si “cuando hablamos de integración lo que pretendemos es solo que los otros se integren en nuestra cultura”, y si no sería lo aceptable “crear conjuntamente una cultura nueva, con elementos de ambas partes”.

 

No hubo inmediato acuerdo en ese análisis. Para María Jesús, entre los varios contertulios que opinaron, “el inmigrante tiene que subordinarse a la cultura del país receptor, y no porque sea más importante, sino porque es el país de acogida”. María lo concreta incluso en un refrán muy español “allá donde fueres, haz lo que vieres”, que apareció también en boca de otros contertulios.

 

Comentando acerca de los dos modelos básicos de integración, Carmen B. señala que ambos modelos han fracasado: “no podemos dejar de considerar que quienes pusieron las bombas en el Metro y en los autobuses de Londres eran ingleses” (elemento este que en EEUU, en donde los terroristas del 11-S fueron todos extranjeros, sirvió para tranquilizar a la población en corto plazo). Está de acuerdo en que “hay que favorecer la integración y la comprensión cultural recíproca, pero el problema es encontrar el cómo”. Los guettos en las grandes ciudades se crean por motivos económicos, para dar cobijo barato a los emigrantes, pero “no se puede pretender que sus habitantes vivan al margen del resto de la ciudad. Están recibiendo continuamente señales de su marginación. La TV les presenta continuamente el nivel de vida de los otros, y saben lo bien que lo pasan los ciudadanos de primera clase: por eso, quieren comprar sus mismas zapatillas de marca especial, disfrutar de los mismos lujos, tener idénticas ventajas.” Carmen L. razonaba “que deberíamos cambiar el ritmo de la integración, acelerándolo”.

 6. Problemas económicos en Europa y su influencia sobre los trabajadores invitados 

Nos recordó Carmen que, a pesar de la aparente diversidad europea, “Europa ha conseguido un sustrato cultural uniforme, y la cultura no actúa como elemento de diferenciación entre los ciudadanos europeos, sino que afecta solo a matices. Pero para los emigrantes, si no hay trabajo, cuando todo es molestia y dificultad, los no integrados tienden a refugiarse en su propia cultura”, que se les aparece como algo diferente, un factor de resistencia emocional, precisamente porque ven que donde viven no se les admite como iguales. Como estábamos en fase de refranes, nos obsequió con otro: “cuando no hay harina todo es mohína”. La paradoja es que “los barrios marginales pueden revalorizarse, como sucedió con el de Tetuán en Madrid, pero solo aparece al final del proceso”, y no siempre en beneficio de los que han sufrido las asperezas del barrio.

 

Carmen M.,  que vivió en Francia en la década de los 70, no dejó de apreciar “las diferencias que se notaban entonces en la integración de los emigrantes, aunque la mayoría vivía sin problemas aparentes. Existían categorías, porque una parte nada despreciable de la sociedad francesa rechaza al extranjero, es xenófoba, y maneja el estereotipo: los polacos son estupendos, los sudamericanos no son mala gente pero no estudian un pimiento, y los magrebiés son un problema insoluble, porque rechazan la cultura ajena.” En España no estamos haciendo hoy un enfoque muy distinto. Cuando hay un problema económico-social, todos descubrimos hasta qué punto somos racistas.

 

En franca crítica de todos los modelos, Guillermo tampoco estaba dispuesto “a admitir la bondad del modelo de integración inglés, que conoció hace años,” pero, en su opinión,  cree que las causas del problema están también en la “escasa o nula voluntad de integración de los magrebíes, para los que, como para todo el mundo islámico, la religión es un factor decisivo”, irrenunciable. El problema no nos es ajeno. “En Almería y en toda Andalucía, en donde la población marroquí es más importante que en otros lugares de España se está viviendo ya ese problema.”

  7. Los costes difusos de la inmigración. Empleo e inmigración. 

Jesús, en una posición conciliadora, dijo concordar con las reflexiones de Santos y Carmen B, sobre el camino hacia la integración, y razona que “la emigración tiene beneficios concretos pero costes difusos: para el emigrante puede suponer la posibilidad de dar apoyo económico a su familia, ayudar al cuidado de su madre, etc.; pero el coste es difuso, está muy extendido” y no es fácil de determinar. Por eso cree necesario destacar que hay “una emigración irregular porque hay un empleo irregular, y que la emigración no existe allí donde no hay perspectivas de empleo.”  Contó que en el 2003 se enviaron desde Rumania, en el marco de un acuerdo oficial, a unos 3.000 rumanos, como temporeros, para la recogida de la fresa en Huelva. Allí entraron en conflicto con otros tantos marroquíes, en situación ilegal, generándose una difícil situación entre ambos grupos. Al año siguiente, en que las candidaturas de rumanos había crecido espectacularmente, se temía por el agravamiento de la tensión con los marroquíes, pero no hubo tal. Este colectivo había desaparecido de Huelva. “Como no había trabajo, no habían venido a la recogida de la fresa.”

 

La enseñanza derivada de esta anécdota sería entender que los emigrantes, y, en especial, los ilegales, “no acuden allí donde no haya perspectiva de trabajo.” La clave, pues, de una buena política de integración sería que únicamente se admitieran tantos emigrantes como se pueda absorber laboralmente, y la política inmigratoria se decidiera desde el Gobierno, no al arbitrio de los intereses particulares.

 

El moderador, apoyándose en las dificultades ya comentadas para integrar a un colectivo importante –que podía suponer hasta el 4 o el 10% de la población total-, con poca formación y ocupado en sectores marginales, sugirió que la inmigración se plantease, con toda crudeza, como una cuestión temporal. No le parecía que hubiera que preocuparse “tanto por la integración, como por el retorno de los emigrantes. El emigrante sería un expatriado, como así son considerados los europeos o norteamericanos que trabajan en el extranjero,” y lo que habría que hacer es facilitarle la vuelta, potenciando la economía de los países de origen, y su reincorporación. La cuestión de la integración, por otra parte, en su opinión, “solo quedaba resuelta cuando lograban convertirse en un colectivo indiferenciable de los demás residentes, con las mismas oportunidades,”, aspecto que, como estábamos comentando, no dependía solo de la actitud de una de las partes.

 8. El caso del tomate, un ejemplo del cinismo de los países desarrollados. La Edad media de los países en desarrollo. 

Santos retomó entonces lo que llamó la tesis del “cinismo económico”. El problema de los emigrantes tenía que ser atajado en origen, y puso como ejemplo la producción del tomate. “No tiene sentido cultivar aquí un tomate subvencionado, bajo cubiertas de plástico, con destino a los consumidores europeos, cuando en los países en desarrollo lo pueden producir más barato, pero no se lo dejamos vender en nuestros mercados. Esa actitud de cerrazón mental fue la que hizo también fracasar el ALCA. Somos liberales de apariencia, pero nuestra política agraria es de subvencionistas”. (recordó Santos el caso de la subvención a la producción de ovejas, una de cuyos principales beneficiarios es la corona inglesa).

 

Por las variadas referencias que habíamos hecho a lo británico, el moderador pidió a David algunos comentarios desde su óptica. Este contertulio, enfatizó que “el comportamiento ante los temas sensibles por parte de la gente corriente es muy importante. En Inglaterra puedes ir por la calle como quieras, sin que nadie se fije en ti; puedes pasear de traje y corbata, con un gorro o con un turbante, sin que por ello la comunidad deje de aceptarte. Los ingleses dejamos a la gente vivir, asimilando lo que nos parece bien de cada cultura, sin el elitismo que existe en Francia que, a pesar de su aparente apertura, aceptan la influencia cultural peor que otros países. “

 

Parecía que estábamos aprovechando el debate para criticar la supuesta idiosincrasia francesa, lo que no resultaba muy del gusto del moderador, así que invitó a Carmen Dolores a que introdujera nuevas facetas. Su silencio hasta entonces parecía justificado, porque  “estaba en desacuerdo con casi todo,” dijo, “y si se hablaba del cinismo de nuestra cultura, estábamos dando pruebas de serlo.” Deberíamos reconocer sin tapujos que “los magrebíes no vienen a asimilar nuestra cultura, sino a imponer sus costumbres, desde la no  aceptación. Piden trabajo a nuestra sociedad,  pero no integración: se comportan como no lo harían en su país“, critican como jamás osarían hacerlo, por ejemplo, en  Marruecos. Exigen ventajas sociales que nunca tuvieron,  y que tardarán en tener allí. “No me voy a sentir culpable de que no nos vendan sus tomates,” afirmó, en opinión compartida por un sector de la tertulia, porque “la culpa la tienen aquellos que no han sido aún capaces de organizar su economía, y se mantienen en la Edad Media. Eso sucede incluso a pesar de los ingresos en divisas que reciben con el trabajo de sus emigrantes, que, por cierto, en el caso español supimos aprovechar. Si a alguien le interesa algo de verdad, debe aprovechar las oportunidades para conseguirlo.”

 9. Colonizadores y corrupción. El mal ejemplo. 

Pero Santos defendió su posición. “El tomate marroquí no tiene libertad de circulación, y no hay que pretender avergonzar a un país porque se encuentre en retraso, porque todos los países desarrollados han pasado su Edad Media. Somos culpables como consumidores cuando estamos pagando un precio más alto para apoyar una producción propia irrentable, en lugar de apoyar a los países pobres, con lo que estamos dificultando su desarrollo. Tal posición, hoy día, es insostenible.”

 

Carmen M. puso entonces de manifiesto que muchas de las lacras que achacamos al mundo de las colonias las han creado los países colonizadores. “Han convertido en normal pervertir al wali de turno para que fuera favorable a los intereses de su capital, fomentando la corrupción que les venía bien, manteniendo las estructuras económicas y políticas que les beneficiaban. Recordemos que al globo de Sadan Hussein primero se le hinchó, para luego explotarlo.” También se refirió a la situación de Costa de Marfil (3), cuyas graves dificultades achacó a las “especulaciones en torno al precio del cacao y a los intereses económicos exteriores”.

 

Pero Carmen Dolores retornaba a su escepticismo: “¿Por qué no va a existir una clase alta en Costa de Marfil? ¿Qué la hace diferente a lo que existe en otros países?. Al fin y al cabo, están aprovechando las oportunidades que se les han presentado para hacerse ricos.”

   10. España, país de inmigración con alto desempleo. 

Eloy quiso explorar la visión de la emigración desde la óptica española: “no puede explicarse por qué no se abordan las razones por las que, habiendo desempleo en España, los nacionales no acuden a cubrir esa demanda laboral.  Parece como si se hubieran activado intereses diferentes según el tipo de trabajo.” Es verdad que “aún queda recorrido al crecimiento de nuestra economía, pero puede venir una crisis en 4 o 5 años, y la completa integración de los inmigrantes supondría que pudieran acceder a los mismos puestos de trabajo que los españoles”, lo que no va a conseguirse, si somos sinceros. Angel se mostró entusiasmado con este planteamiento, que era uno de los núcleos –dijo- que el había deseado para la tertulia, e invitó a profundizar en las razones por las que una sociedad que no tiene pleno empleo se ha convertido en un país receptor de inmigrantes, que hacen trabajos que no desean hacer sus nacionales, que, al parecer, prefieren vivir del paro o de las pensiones. “En Australia, hace más de 20 años, se hizo un control inteligente y efectivo de la emigración,” prosiguió Eloy, y “en lugar de admitir trabajadores invitados para que ocuparan las capas sociales inferiores, se definió que las necesidades se encontraban preferiblemente en personas de alta cualificación.” Así han conseguido impulsar de forma definitiva su desarrollo.

Santos indicó que el “modelo de integración de la inmigración se encontraba en EEUU, en donde los trabajadores extranjeros nunca habían creado problemas.” No fue este el parecer de algunos contertulios, incluído el moderador, que se  refirieron al modelo norteamericano como especialmente hipócrita, ya que coexistían problemas raciales, culturales y un tufo a elitismo económico y social. Pero Santos afirmó que “tenemos obcecación en ver el problema desde las exclusivas perspectivas actuales. La emigración no es un fenómeno nuevo en el mundo, ha variado únicamente la escala, y hasta ahora la humanidad ha encontrado la forma , no solo de superar sus dificultades, sino de utilizarla para avanzar”. Así sucedió en la llamada “crisis de la patata”, cuando los tubérculos importados de América provocaron un cambio en los cultivos y hábitos alimenticios, que pasaron a ser elementos básicos de la dieta en Europa. “Nos movemos continuamente, y no ver esa realidad, que es obvia, es una actitud sin futuro”, sentenció

Jesús se refirió también a la relación perversa entre “inmigración y contratos ilegales”, que denunció como una de las lacras que envenenan el tema. Se genera así un flujo de dinero negro, de economía sumergida, que favorece a algunos prestatarios de servicios (pequeño comercio, por ejemplo), que actúan como resistentes, y que dificultan la solución a la cuestión de la completa integración, que se basa en la transparencia.

 11. Carácter cíclico de los problemas inmigratorios. Ayuda al desarrollo 

Manolo anunció que iba a emplear una palabra nueva en esta tertulia, que era “la Historia, que nos enseña que la emigración es un elemento cíclico y natural en el desarrollo de los pueblos, porque siempre ha habido unas culturas que invadieron a otras.”  Pidió que desplazáramos el pensamiento cien años adelante y veríamos cómo, gracias a la emigración, “unos países se habrán desarrollado más que otros.”

 

Tal como estábamos discutiendo sobre el tema, había que admitir que, si se deseaba apoyar el crecimiento de los países en vías de desarrollo, era forzoso plantearse la cuestión desde el valor de la emigración como fuerza de trabajo. ¿Quiénes emigraban, y por qué?.

 

El moderador expuso su idea de que “si la emigración era solicitada y deseada solo para cubrir los trabajos más bajos y peor remunerados de la escala socio-económica, y estos puestos eran aceptados únicamente en razón de la necesidad de los países pobres, y seguramente por sus nacionales más activos”, había muchos huecos para presentar un abanico de cooperación leal con los países en desarrollo. El salto desde los 20.000 euros de renta per cápita españoles a los 5.000 marroquíes o a los menos de 1.000 y hasta 500 euros de los países subsaharianos, era decisivo. “Hay que analizar la forma en que los  países con emigración pueden crear y fortalecer sus estructuras industriales y económicas.” Algo que, matizó,  históricamente, los países hoy opulentos, no han hecho, puesto que, en general, “han extraído los productos que les interesaban de sus colonias y se despreocuparon por apoyar una clase dirigente responsable y honesta.”

 

Carmen Dolores trabajó sobre esta idea: “el mejor planteamiento sería impulsar a que los trabajadores invitados puedan volver a su país y con las divisas que envíen se ayude a reestructurarlo socialmente.” Pero volvió a recordar que “esos países no han pasado de la Edad Media, y, concretamente en los países musulmanes, resultaba muy difícil entender cuáles eran sus objetivos, ya que no parecían tener preocupación por reformar sus estructuras,” que, aunque nosotros las vemos desde nuestra perspectiva occidental, desfasadas, ellos “las consideran de la misma cualidad y carácter que las de los demás países”, por avanzados que se consideren. Por eso, para Carmen Dolores, más que apoyar la integración, ”habría que dar una educación al emigrante que le enseñara a pedir en su país de origen cosas razonables, y disuadirle de que exija lo no razonable contra su país de acogida.”


Para Manolo “un análisis objetivo representaría admitir que la puesta en práctica de esas ideas es muy costosa. La intervención de ayuda a los países de donde proviene la emigración no se soluciona ni con el 0,7 ni con el 1%. Exige cambios de actitud más profundos”, y muchos más recursos

 12.        Capacidad de organizar el propio desarrollo en los países de emigración 

Lorenzo, que acababa de llegar de Perú, manifestó su “pesimismo acerca de la manera de conseguir a corto plazo el desarrollo de los países pobres.” En este país andino, “una parte de la población quiere que vuelva el chino (que así llaman a Fujimori), porque aún reconociendo que era absolutamente corrupto, admiten que no se ha salido aún de la etapa de la corrupción” de sus gobernantes. (El moderador matizó, con alguna sorna, que parece imposible salirse de una corrupción moderada, ésa que el President Maragall caracterizó como del 3%). “Las multinacionales de la agricultura y la minería lo dominan todo en Perú. Hemos exportado desde Europa el modelo –de la corrupción-, y lo han seguido a pies juntillas, pero ahora no saben cómo cambiarlo.” Se generó un momento de alguna confusión en la tertulia, en la que intervinieron simultáneamente varias personas, por lo que el moderador reclamó orden. Algo se dijo acerca de que “desde luego, el control desde fuera es difícil, como lo demuestra el caso de Sadam Hussein”.

 13.  Los mineros y otras reivindicaciones.  La crisis económica desde otros ángulos 

El moderador sugirió que se hablara también de la cuestión interna, del influjo de los nacionalismos, de los inmigrantes dentro del propio país. Pintando el cuadro con algunos colores dramáticos, creyó ver –o quiso que se viera- una “parecida naturaleza entre las reivindicaciones de los mineros de Asturias” –y León, matizó Santos- “que quemaban neumáticos en las carreteras, y las de los jóvenes franceses de origen magrebí: ambos exigían empleo y futuro”.

 

Santos no vió tal similitud: “El punto de partida es muy distinto. La minería era un proceso intensivo en mano de obra, en el que han desaparecido puestos de trabajo pero se han consumido ingentes subvenciones.” “Recordemos –dijo- que “por tonelada  extraída llegaron a perderse 15 millones de pesetas, y que era más barato enviar el salario de los mineros a sus casas, cerrando Hunosa. Lo que piden los mineros es que los puestos de trabajo de la mina se mantengan para sus nietos.”

 

Santos también dedicó su intervención a hablar de un segundo punto, “a favor del Islam, distinguiendo –expresó- entre la religión y  los países musulmanes. El Islam es una religión hospitalaria, con muchos siglos de existencia, -desde el año 632-, y en absoluto incompatible con el progreso. Quien afirme eso revela un gran desconocimiento.”

 14. Perspectiva tecnológica de la inmigración. La “brecha”. ¿Una tipología ética de los emigrantes? 

Si estábamos empeñados, al parecer, en hablar de la emigración desde una perspectiva no tecnológica, Rubén se encargó de darle un giro. Después de preguntar “si podía contar un chiste sobre la globalización,” petición que no fue aceptada por el moderador que, algo agresivamente, le apuntó que como suponía iba a ser el mismo chiste que ya había contado en otra tertulia, los curiosos podían leerlo por internet, Rubén modificó su discurso. “En una reunión reciente en Barcelona, un meeting point con un grupo norteamericano,” había preguntado “a un gurú sobre la influencia de la emigración sobre la economía española. Su respuesta fue que, a nivel de país destinatario, como los pisos aún estaban relativamente baratos, se generarían más obras y seguiría activándose el mercado de construcción.” Pero en cuanto a los países en desarrollo, había que considerar que seguiría aumentándose la brecha tecnológica. La descapitalización humana de los países pobres juega así un papel muy perjudicial. “Si no enseñamos a esos jóvenes a pescar en el campo de las nuevas tecnologías, en una época en la que la información cada vez fluye más rápido y quienes manejan información y tecnologías gozan de ventaja, los países pobres sufrirán aún más de la brecha.” La juventud emigrante debe ser móvil, no sedentaria.

 

Mario tomó la palabra para indicar que era “emigrante, como la mayor parte de su familia y amigos” (exceptuó a su mujer e hijos). “Estoy de acuerdo con casi todo lo que se dijo, porque os conozco y sois buena gente, pero vuestra ingenuidad es inmensa. ¿Quién os paga” –y especialmente se dirigió a los funcionarios presentes- “para defender a los magrebíes, o a los rumanos, o a los emigrantes en general?. Las raíces de cada uno son un paradigma, no necesitan definición. Yo soy” –dijo- “asturiano hasta la médula, y sin embargo he sido admitido por esta sociedad madrileña sin ningún problema, porque no vengo a molestar, he venido a trabajar. No tuve problemas como empleador con los extranjeros, tanto fueran colombianos, como ucranianos, estuvieran o no legales. Pero en la inmigración hay clases, que no dependen del país de origen, sino de la persona. Los hay que son delincuentes y hay gentes honradas. Nuestro problema actual es que se está permitiendo la entrada a muchos delincuentes, que incluso después de cometer un delito, no somos capaces de echarlos, y eso es una vergüenza“ Si hablamos del tema a nivel global, no se cree Mario “eso de la alianza de las civilizaciones. Tampoco se lo creen los islámicos. Todas las tensiones vienen del mismo sitio.”

 

Santos, sin inmutarse, contestó por partes, a distintas objeciones. En primer lugar, reiteró que “la agricultura debería liberalizarse,” y aconsejó a que todos nos incorporásemos con urgencia a las tesis liberales en este campo. Expuso “una clara opinión contraria a que únicamente se liberalice aquello en lo que se tiene ventaja, y se adopten posturas proteccionistas para lo que nos incomoda.” En cuanto al concepto de alianza de civilizaciones, aunque alguien pudiera pensar que el concepto no es afortunado, cobraba todo sentido como lo “opuesto al choque de civilizaciones”, que era lo que había que evitar. “El progreso de la humanidad se basa en el entendimiento, no en las guerras preventivas.” Y en cuanto al riesgo de demonizar o imputar los males a una etnia o nacionalidad, discrepaba totalmente. “No había nacionalidades buenas ni malas, y si algunos podían pensar, por ejemplo, que todos los chinos eran seguidores de Confucio y un ejemplo de ética, había que recordarles que las mafias chinas están violando continuamente, a manos llenas, la propiedad intelectual, con millones de copias clandestinas de dvds, cds, etc.”

 15.  La especial situación de los emigrantes musulmanes 

Con todo, la idea de que algunos países estaban en la Edad Media había calado en la tertulia. Isidre no lo asoció únicamente a los países pobres ni a los países árabes en general. Dijo conocer “países como Kuwait, Arabia saudita, Darhem,” que también estaban en la Edad Media. “Los árabes son muchos y la riqueza a repartir es escasa, y por eso hay una élite económica que se comporta de forma feudal. No les importa que haya países árabes –como Egipto- con una miseria terrible.” Y mantienen posiciones arcaicas. “En Arabia saudita es delito que una mujer conduzca un auto.” Isidre puntualizó: “No es que sea una ofensa, o algo que esté mal visto: es un delito, penalizado con la cárcel. “

 

En fin, prosiguió Isidre, en Francia hay hoy 5 millones de magrebíes, y su integración es muy problemática. “El problema de la integración de los musulmanes es que el Islam es una religión que, a diferencia del cristianismo y de la idea común a prácticamente todas las religiones, no pertenece únicamente al ámbito de la vida privada de las personas. Para los musulmanes, la religión tiene también mandatos y condicionandos políticos.” Por lo demás, -continuó-, “Europa ha intentado construir o reforzar su identidad sobre la base de los derechos  civiles, con acuerdos de mínimos para todos los países. Derechos que, en una sociedad democrática, tienen que extrapolarse a los emigrantes, que ven reconocido su tratamiento igualitario en las constituciones civiles, pero se ha caído en la trampa de considerar los derechos religiosos como parte de los derechos civiles, y ello afecta a las manifestaciones públicas de las creencias.”

    16. Los europeos y sus maximalismos  

Maruzzella fue invitada a comentar la situación en su país (Italia). “Son problemas evidentemente complejos, pero coincido en que la parte sustancial del conflicto es económica. Los musulmanes que vienen a Sicilia, o a cualquier lugar de Italia, actualmente no vienen a evangelizarnos.” Vienen porque quieren vivir mejor.

 

Tampoco cree nuestra contertulia que “se pueda simplificar la cuestión del Islam. Es una cultura muy complicada, y a la que Europa debe mucho. Si nos hemos referido a la Edad Media Europea, hay que recordar el Califato de Córdoba o la Sicilia de Federico II, y que la asimilación de la cultura griega fue la base del Renacimiento,” y se produjo por los estudios de maestros árabes como Avicena y Averroes. Tampoco se debe pensar en el Islam como una religión monolítica: “lo es más la católica, y, en todo caso, en ambas religiones hay grupos que defienden una política sectaria, doctrinal, rígida. Europa (y Estados Unidos) han estado apoyando la línea más maximalista y radical del Islam, pero hay un Islam moderado que no se ha tenido en cuenta. Los europeos han apoyado la línea mas extremista del Islam, pero hay un Islam moderado” que es mayoritario. “Los fundamentalistas islámicos tienen hoy por hoy más atractivo para sus seguidores porque ofrecen una identidad de cara al futuro, precisamente en momentos de dificultades económicas, radicalizando el contraste. El emigrante marginado encuentra, en este mensaje, una línea de agarre.”

  

17.  Mafias, inmigrantes deseables y los que se quedan

 

Jesús, sobre la integración en España, comentó el “ejemplo de Ceuta y Melilla, en donde la población marroquí musulmana ha crecido hasta prácticamente igualar la española. A los marroquíes que se han incorporado a estas ciudades, les cuesta lo mismo que a un español comprar una casa, y lo hacen sin problemas. Los que lo hacen, son los más decididos, a menudo se plantea la adquisición como una inversión de familia.” Por su parte, a los subsaharianos, “las mafias les ofrecen por 10.000 dólares hasta tres opciones de entrar en España, y la decisión de entregar ese dinero tiene un carácter familiar, y a menudo, hasta local. Tenemos que convencernos de que estos emigrantes se van a quedar. “

 

“El fracaso de la política inmigratoria en la RFA fue justamente que pensaron que todos sus trabajadores invitados se volverían a sus países de origen, cuando ya no los necesitaran. “ Jesús cree que “la mano de obra ilegal y barata, se emplee para cultivar el tomate de El Ejido o para otro sector, tiene un coste social que pagamos entre todos.” Las contrataciones irregulares benefician solo a los empleadores. Se confiesa  partidario de “favorecer la incorporación de los extranjeros cualificados”. En las mismas colas para obtención del permiso de trabajo bastaría analizar las actitudes para saber, en general, quiénes son gente cualificada y seria. También hay que desmitificar que todos los emigrantes lo hacen porque tienen hambre: “Rumania, por ejemplo, tienen una economía que crece al 7-8%. A los rumanos que quieren venir a España les atrae la diferencia de expectativas. Vienen los mejores, los acomodaticios se quedan. “

 

Los contertulios refirieron algunas anécdotas, fruto de sus particulares experiencias, que dieron un especial colorido –ocre, quizá- a este momento de la tertulia.   La inclusión de estos comentarios aquí, de forma anónima, no tiene otro valor que ayudar a reflejar mejor el ambiente de la tertulia.  “Participando en una misión en Marruecos, la delegación europea comprobó con estupor el máximo cuidado con el que la representación marroquí dedicaba su tiempo a elaborar media página para ensalzar las virtudes de su monarca”. “Es difícil superar la impresión de que el interés fundamental por Europa de los colegas magrebíes son los salarios que se pagan aquí. Sin comprender el diferente alcance de los métodos de enseñanza, se creen acreedores al mismo salario, sin admitir que carecen de la titulación y estudios homologables.” “Parece bien conocido que algunas personas de anteriores gobiernos de  Burkina Fasso (etimológicamente "la tierra de las personas rectas", antes Alto Volta) habían situado  millones de euros en cuentas en Suiza para prepararse un futuro mejor”… Son algunos ejemplos de esas impresiones.

  18.              La emigración como algo positivo. El efecto renovación. 

Pilar, en discusión con el argumento de Jesús, cree que “para evitar la rebelión de los inmigrantes hay que actuar sobre el hambre en el mundo, poniendo en práctica las ayudas que necesitan en su país y facilitando la integración de los que se desplazan.” Carmen, por su parte, mantiene que hay “dos tipos de emigrantes musulmanes: los árabes que llegaron a la Málaga cargados de millones, que recibieron todo tipo de reverencias del poder y están en el trasfondo de la especulación urbana de Marbella. Y los que van a los arrabales, que son los que no tienen nada.” Isidre, igualmente en la opinión de no trivializar ni colocar a todos en el mismo bote, recordó a “Bill Laden, el instigador y financiador de Al Kaeda, una de las grandes fortunas mundiales”, y anteriormente, amigo del poder norteamericano

 

Alfredo quiso dar una visión diferente de la inmigración, que copiaba, dijo, de “un fotógrafo brasileño amigo: los emigrantes han cambiado siempre el mundo. Son los que tienen el arrojo suficiente para abandonar sus lugares de origen y aventurarse en lo desconocido: deben realizar actos heroicos para subsistir y tienen fuerza para cambiar el mundo. Nuestros emigrantes de hoy son los que van a construir, desde la alianza y el intercambio de civilizaciones, el mundo en el que crecerán nuestros hijos.”

 

El mensaje final de Jesús, al que el moderador, en atención a su responsabilidad actual, invitó a cerrar la tertulia, fue coincidente: “tenemos que convencernos de que la emigración es algo positivo para el que la recibe. España, gracias a la emigración, recibe 4.000 Millones de euros anuales, y los emigrantes actúan con un efecto de renovación intenso. Me reitero en que no es cierto que los que vienen lo hagan empujados por el hambre. Son los más fuertes y capaces, los que se arriesgan. Los que pasan hambre son los que se quedan.”

 19. Próxima tertulia: “Alternativas para la energía: el debate energético” 

El tiempo de tertulia se había acabado. Eran casi las doce menos cuarto de la noche. Nuestro mago particular (Rafa Ceballos) cosechó otro de sus triunfos con varios juegos de magia, que nos dejaron maravillados, en especial a los que están más cerca, que no logran descubrir, aunque se empeñan,  porqué las cartas se convierten todas de pronto en un mismo color, adivina el naipe que el colaborador ocasional ha mantenido en el más estricto secreto, o el rey y la reina de corazones aparecen juntas cuando nada hace sospechar que hubo manipulación.

 

Terminado el juego de manos y cerrado con ese brillante colofón la tertulia, el moderador se olvidó de anunciar el próximo tema que será: “Alternativas para la energía: lo nuclear en el debate energético”, y tendrá lugar el 12 de diciembre, lunes, a las 21h 30min.

 Notas.- 1)                   Las cités (barrios populares con alquileres regulados, en edificios propiedad del estado), son considerados guetos por sus detractores, y se sitúan en los suburbios de París y otras ciudades. En ellas viven fundamentalmente ciudadanos provenientes de las ex colonias francesas. Desde 2003, los partidos de derechas franceses, de los que el ministro del Interior -Nicolás Sarkozy- es un portavoz cualificado, venían apoyando una mayor dureza en el tratamiento de la inmigración, para tratar de contrarrestar el avance en su electorado de las ideas de Le Pen. El papel conciliador en el gobierno de Chirac lo representa el ministro Villepin, que negoció con los sindicatos unos contratos de excepción, con la pretensión de paliar el paro creciente. Pero las declaraciones de Sarlozy, en un país en que no existe una “guerra contra el terrorismo”, hicieron aparecer la idea de la “lucha contra la chusma”, descuidada identificación de los descontentos, integrados mayoritariamente por musulmanes, jóvenes, ciudadanos franceses, desempleados y con pocas posibilidades de conseguir trabajo, por sus apellidos de origen magrebí o africano, piel algo más oscura, residencia en las cités, etc. El jueves 27 octubre, en Clichy–sous–Bois, cité de los suburbios de París, dos jóvenes de 15 y 17 años murieron carbonizados, electrocutados al entrar en una cabina en donde había un transformador de electricidad gran potencia, cuando eran perseguidos por la policía, presas de pánico porque habían al parecer olvidado en casa sus tarjetas de identidad.  Las explicaciones no convencieron, y la revuelta estalló en las avenidas que rodean la “cité”, con miles de jóvenes que quemaban vehículos, oficinas de correos, cubos de la basura, marquesinas y hasta alguna escuela o camión de bomberos.  Dos días más tarde, en un nuevo error policial, más de 400 policías entraron en una mezquita en donde se celebraba el final del Ramadán, lanzando gases lacrimógenos. La espiral de violencia creció y para controlar la situación, en Francia se tuvo que declarar el estado de excepción en varias zonas.  2) Este noviembre se celebra el X aniversario del acuerdo de Barcelona, que promovió en 1995 la Asociación Euro-Mediterránea (AEM). El principal objetivo del proceso de Barcelona era crear una Zona de Libre Comercio (ZLC) para el 2010. La AEM denomina a la ZLC "zona de prosperidad compartida", y se ha propuesto impulsar todas las iniciativas de libre comercio que coexionen la AEM: como el propio proceso de Barcelona, o el Acuerdo de Agadir (Marruecos, Túnez, Egipto, Jordania), y desarrollar el análisis del libre comercio desde los fundamentos teóricos (teoría de Ricardo  o división internacional del trabajo según los costos comparativos), hasta el análisis de los efectos directos y de los impactos sectoriales y de conjunto en las economías de los países (empleo, desarrollo, medio ambiente, ...), así como proponer alternativas: protección de las economías, desarrollo de actividades para sustituir importaciones, prácticas de comercio justo y economía solidaria, etc.  3) Costa de Marfil es el primer productor mundial de cacao (43% del mercado) y el tercero de café. Está inmerso desde 2002 en una situación compleja, de gran inestabilidad, que asimila, según ciertos observadores, al Irak francés, aunque ha sido durante algunas décadas el ejemplo que los gobiernos de Francia mostraban como desarrollo de las antiguas colonias. La crisis se desató tras una sublevación militar que tomó Daloa, la capital del cacao, y provocó una subida sin preferentes de su precio, apoyada por los especuladores. Los rebeldes protestaban aparentemente por la reforma del ejército planeada por el Gobierno civil de Laurent Gbabgo. El llamado Movimiento Patriótico de Costa de Marfil domina en este momento el norte del país, incluidas Bouaké y Daloa y cuentan con el apoyo de la población musulmana (27% del país).  La influencia francesa en este país es muy alta: domina las comunicaciones, los transportes y otros servicios públicos, dirigidas por “expatriados”. Pero las empresas norteamericanas se han hecho recientemente con el control del cacao. Es el cacao, lo que está en el trasfondo del problema, ya que este producto se vende a Europa y EE UU, a razón de 1.200.000 toneladas al año y constituye el 30% de los ingresos en Costa de Marfil. Los casi cinco millones de burkineses que trabajan en este país estaban a favor del alzamiento, y Burkina Faso fue acusado por el gobierno de apoyar la rebelión.  Francia envió fuerzas militares a Costa de Marfil “para proteger a sus nacionales” y, después de algunos titubeos, apoya al presidente Gbabgo para que reconstruya la tranquilidad del país. Se han buscado distintas vías de intermediación para reconstruir la calma en la que fue llamada “suiza europea”. Pero la historia es muy dura. El país, desde su "independencia" (1960), soportó la dictadura de Houphouët Boigny, que repartió entre su familia y empresas francesas los beneficios del cacao, café, caucho, aceite de palma, diamantes, bauxita, y no tuvo especiales problemas en quedarse una buena parte de las "ayudas al desarrollo" que se le enviaban. Se le atribuye la frase “cualquier ciudadano razonable también metería sus cuentas en Suiza”-, y con ese lema acumuló una gran fortuna, construyendo la basílica mayor de África, réplica del Vaticano, y  un palacio presidencial fastuoso Yamoussoukro. Se dice que conspiró para apoyar el asesinato, en 1987, del presidente de Burkina Fasso, Thomas Sankara y apoyó a los ejércitos franceses en Nigeria, Liberia, o Sierra Leona. Murió en 1993.  Konan-Bédié, su sucesor, prosiguió con la corrupción, y para eliminar a su principal adversario político, Alassane Ouattara, apoyó la ivoirité, por la que los musulmanes del Norte quedaban excluídos del gobierno porque no procedían de la etnia superior, una idea al estilo de lo que generó el conflicto hutus-tusis en Ruanda. Gbagbo (que llegó al poder en el 2000 tras las elecciones después del golpe de estado) no tenía la simpatía de Chirac, que apoyó a los " rebeldes " inicialmente, pero con la amenaza de guerra civil y viendo peligrar las inversiones, propició que los dos bandos firmaran los acuerdos de Marcussis (avalados por la ONU), aunque la situación no está en absoluto resuelta al día de hoy. El precio del cacao y los intereses extranjeros tienen, por tanto, mucho que ver en la política de este país africano .   Nov. 2005AA/aa

2 comentarios

Administrador del blog -

Gracias, Carmen. Celebro que te haya gustado mi cuaderno. Anímate a colaborar habitualmente en él. Me seduce que veas al blog como una sola "página" y que la encuentres "limpia". Así quiero que sea, en verdad: una forma continua y desprovista de agresividad.

Carmen -

Me ha gustado mucho tu página, muy completa y entretenida. Entraré con más tiempo (ando de cabeza; pero me encanta esto de vivir contra reloj); pero puedo decir ya que la veo muy «limpia», sin ese hacinamiento que suelen tener las páginas personales, que acaba desenfocando el asunto principal. Los textos y los cuadros están presentados de forma muy agradable, es cómodo el formato, tanto para observar los cuadros, como para leer los textos.